Michael Williams, de 47 años, está acusado de matar a tiros a su exesposa y su hijo de 28 años luego de discutir por el elevado gasto eléctrico de su vivienda en DeLand, Florida, (EE.UU.).

El detonante habría sido que descubrió que la cerradura que había puesto en el panel eléctrico había sido cortada, y apuntó contra su ex esposa Marsha Ebanks-Williams, de 48 años, y su hijo Roberts Adams, de 28.

Williams sostuvo que cortó la energía de la casa y la cerró con llave antes de irse a trabajar para ahorrar dinero en las crecientes facturas de electricidad. A su regreso, descubrió que habían reemplazado la cerradura por una nueva después de restablecer la energía. Eso llevó a una fuerte discusión que terminó con un baño de sangre.

Michael y Marsha habían estado casados ​​durante 10 años y no tenían hijos juntos. Las peleas eran frecuentes en la pareja mientras aún vivían juntos y continuaron a pesar del divorcio finalizado en junio. Desde la Oficina del Sheriff de Volusia admitieron que ambas partes habían recibido llamadas en los últimos meses respecto a problemas domésticos luego de su divorcio.

Asesinó a balazos a su exesposa y su hijo porque "dejaban las luces encendidas"

Según fuentes cercanas a la causa, Williams admitió que le disparó a su ex esposa y a su hijo en defensa propia cuando llamó a los servicios de emergencia.

Y cuando los oficiales llegaron a la propiedad, hallaron al hombre en un vehículo en la entrada de su propiedad.

Williams fue acusado de dos cargos de asesinato en primer grado luego de su arresto el domingo por la noche, informa Fox News.

El jefe adjunto de la oficina del alguacil de Volusia, Brian Henderson, contó el lunes durante una conferencia de prensa: "Michael estaba molesto porque sintió que estaban dejando las luces encendidas en la casa, y fue y puso un candado en la caja afuera de la casa, lo que Marsha y su hijo cortaron". Y agregó: "Así que se molestó, y eso inició esta discusión que finalmente resultó en que estas dos personas fueran asesinadas a tiros".

Los dos hijos pequeños de Adams, de cinco y seis años, estaban en la casa cuando los agentes policiales llegaron a la escena y ambos resultaron ilesos. De todos modos, Henderson especula con que los niños pudieron haber visto los asesinatos.

"Los niños de cinco y seis años probablemente fueron testigos del asesinato de su padre. Este fue un crimen sin sentido que no tenía que ocurrir", opinó.

Williams afirmó que había sido atacado y "retenido y golpeado repetidamente en la cara" durante la discusión, a pesar de que no tenía lesiones visibles, informaron.

Con información de Clarín

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