GAIMAN (ADNSUR) - "Como la letra es fría lo digo cara a cara: realmente me equivoqué y me hago cargo de todo lo sucedido”, así lo admitió el juez Sergio Piñeda ante el Consejo de la Magistratura sobre su orden de detener a Martín Bortagaray cuando aún era ministro de la Familia y con fueros, en el Caso Revelación. El magistrado ratificó así un escrito de descargo y dijo hacerlo “por honestidad pero más que nada por mi honor”.

Piñeda declaró en Gaiman ante el consejero popular por Trelew Luis Torrijos y la representante de los abogados de Comodoro Rivadavia, María Erostegui. El primero es el sumariante de Piñeda y de los fiscales Marcos Nápoli y Héctor Iturrioz, acusados de desconocimiento del Derecho por la detención.

Primero Jorge Valiña ratificó su denuncia al trío. Está casado hace 22 años con Patricia Bortagaray, hermana del exministro. Con su cuñado no se habla hace años. “Decidí denunciar tras leer en el diario que el constitucionalista Raúl Heredia decía que la detención era ilegal”, aseguró.

En su descargo, Nápoli explicó que pensaron en detener a Bortagaray luego de que Diego Lüters lo involucró en su declaración como quien manejaba planillas de pagos como titular del Instituto Provincial de la Vivienda. “La causa tiene más de 50 imputados y por su complejidad y naturaleza no tiene antecedentes en Chubut. Triplica a El Embrujo en magnitud de información, de análisis y de horas de trabajo. Nos sobrecargamos sobremanera de horas para que el caso avance con final fructífero”, dijo el fiscal y replicó Diario Jornada.

Tras los dichos de Lüters, el fiscal fue de inmediato a tomar entrevistas al IPV. “Debíamos tener premura para cautelar el procedimiento, porque cuando se cuecen cosas tan importantes se empiezan a tejer estrategias para ocultar verdad”. Escuchó declaraciones “con información riquísima” para imputar al exministro. “Al escuchar y ver gesticular a los testigos entendí el temor que tenían, sabían que hablaban de personas con poder”.

Charló con Iturrioz y concluyeron que había probabilidad de autoría y peligro de entorpecimiento. “Hoy se ve diferente pero no es lo mismo que el fragor del día a día”. Bortagaray ya había renunciado apenas supo los dichos de Lüters. Se los confirmó el ministro de Gobierno, Federico Massoni. “No era más ministro y eso gravitaba –dijo Nápoli-. Redactamos el pedido de detención y lo analizamos. Seguíamos tomando declaraciones frenéticamente para reforzar el caso”. Cumplieron con la ley de fueros notificando al jefe de gabinete, Marcial Paz, ya que el gobernador Mariano Arcioni no estaba en Chubut.

“Como podía haber planteos, estudiamos en profundidad la doctrina y jurisprudencia sobre fueros. Fui defensor 8 años. Hasta este caso, yo creía que los fueros eran un escudo infranqueable. Pero vi que podíamos avanzar porque la corrupción no es un delito común, debe ser castigada sin prerrogativa y se equipara con la traición a la patria”.

Los fiscales fueron a la audiencia de control preparados para plantear la inconstitucionalidad de los fueros para un ministro. Pero nadie lo discutió y por su buena conducta, Bortagaray fue liberado. “No escondió nada y no teníamos porqué sostener la preventiva”. Nápoli dijo que incluso fueron primero a detenerlo a su casa, creyendo que ya no iba a Fontana 50.



“No somos dueños de la verdad y probablemente haya sido un error, es opinable y lo digo en honor a la honestidad. Mi mea culpa es no haber informado al juez de esta batería de información, que probablemente lo indujo a error, pero siempre con buena fe, objetividad, profesionalismo y dedicación full time”.

“Hoy no lo volvería a hacer porque le hizo daño al caso y nos restó tiempo para trabajar. Pero lo digo a la distancia y con el prisma del paso del tiempo”.

El fiscal subrayó que contra Bortagaray “tenemos un caso potente y la seguridad de que será condenado”. Aunque admitió la chance de equivocarse, “no acepto que haya sido desconocimiento del Derecho. Somos dos fiscales con más de 50 imputados, 15 de los cuales eran del arco político más fuerte de los últimos 10 años, y 35 de la cartera de obra pública que atraviesa la provincia. Puedo asegurar que estudiamos, trabajamos y estamos especializados”.

Ante la consulta de Torrijos sobre si el artículo 248 en lo que toca a este caso es inconstitucional,  dijo que "no sólo creo eso sino que Legislatura lo debe modificar porque los ministros no son elegidos sino colocados a dedo por el Ejecutivo".

Nápoli pidió “encarecidamente” a los consejeros que “no pierdan de vista que teníamos un gravísimo peligro de entorpecimiento y que recién cuando Bortagaray fue detenido la gente se animaba a declarar”.

En su versión, Iturrioz ratificó que “sin dudas volvería a hacer lo mismo incluso a sabiendas de lo que pasó”, en referencia al sumario. “El que impulsó este proceso fui yo y no Nápoli”. Ya hizo casi 100 viajes entre Comodoro y Trelew para trabajar en el caso.

“El fuero para ministros no tiene razón de ser y no tiene antecedentes en la historia porque no representan a nadie”. En esas horas decisivas discutió la detención con su colega, más cauto. “Le dije que la ley de fueros era pésima y no era de aplicación. Mi tesitura era proteger a los testigos, todos planta estable del Gobierno; tenían pánico, pensaban que nunca más iban a trabajar porque investigábamos a sus jefes. Había mujeres muertas de miedo”.

Iturrioz decidió pedir la detención. “Para mí no se aplicaban los fueros y si se aplicaban, estaba el remedio del hábeas corpus. ¿Cómo puede querer fueros alguien que usa el cargo para delinquir?”

Sostuvo que aunque su renuncia no estaba aceptada, Bortagaray igual podía ser detenido. “Me arrepiento de no haber dado la discusión. Quizás el fuero tiene un fin altruista superior que no alcanzo a ver”. En algún momento la Oficina Judicial le anticipó que podía haber una audiencia de hábeas. “Yo estaba feliz porque no quiero un fuero para nadie nunca. Quería la detención y quería luego discutirla; llegué a la audiencia cargado de papeles que me llevé a mi casa y lo lamento”.

“La gente no quiere que haya fueros y cada vez que hay campaña lo dicen pero no lo hacen. En una sociedad de débiles somos los fuertes, pero no aceptó tener fueros. Si me cita un juez y no voy, no pasa nada y nadie me puede hacer nada. Pero si es una persona común lo busca la fuerza pública. No debemos tener privilegios porque no somos una casta superior sino servidores del pueblo”, subrayó. “Con la corrupción no se puede estar en el medio, prefiero que me echen por haber actuado y no que me den una palmada por no haber actuado. Estoy cansado de ver fiscales que la pasan bien porque no hacen nada”.

Iturrioz recordó haber cocinado empanadas para repartirlas en su coche por la inundación en Comodoro. “Fue la única vez en mi vida que vi hambre y tengo acreditado que mientras, había funcionarios tomando champán en el Lucania. Esto no puede pasar ni voy a permitir que pase mientras pueda. Si me voy, me voy, pero respetando normas de mayor jerarquía. En algún momento alguna instancia me dará la razón, porque alguien tiene que hacer algo. Mi mayor miedo no es que me echen sino que esta causa quede en la nada”.

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