Tenía 30, se enamoró de un hombre de 50 y rompió con todos los prejuicios: "Me animé a elegir mi felicidad"
Una mujer de Comodoro Rivadavia vivía enfocada en su trabajo y sin expectativas románticas. Pero un viaje despertó una conexión inesperada con alguien que siempre había estado cerca. En el episodio 5 del podcast "Amores y algo más", cuenta cómo atravesó el juicio ajeno, la diferencia de edad y el miedo para vivir un vínculo libre, elegido y sin etiquetas.

Tenía 30 años y una vida tranquila. No buscaba pareja, ni tenía urgencias románticas. Disfrutaba de su trabajo, sus rutinas, su libertad. Y creía —con cierta convicción— que estaba bien así.
Él tenía 50, era amigo de su hermano desde siempre. Parte del paisaje familiar. Jamás lo había mirado con otros ojos.
Todo cambió con un cruce laboral. Una gestión, una conversación y luego, una propuesta casual: “Si querés, te llevo al partido de tu hermano en Madryn”. Ella aceptó, aunque algo la incomodaba: “Me repetía: ‘¡No te comas el viaje!’. No quería que él pensara que estaba interesada”.
El viaje fue amable, sin tensión. Pero al regresar, algo había cambiado. Lo sintió. Una conexión inesperada, liviana, genuina. Y con eso, una pregunta incómoda: ¿Podía enamorarse de alguien 20 años mayor?
Lo que pesa más que el deseo
No fue fácil asumir lo que sentía. El juicio ajeno pesaba más que su propia certeza. “No nos animábamos a mostrarnos”, confiesa. Les costaba legitimar lo que pasaba. No por ellos, sino por los demás. Por las frases trilladas. Por el qué dirán.
Pero entonces llegó un viaje a Río. Una burbuja lejos de todo. Allá, sin las miradas del entorno, todo se aclaró.
“Después de ese viaje me empecé a hacer cargo. Entendí que la opinión de la gente no me suma ni me resta.”
Un vínculo sin imposiciones
Él no pedía explicaciones. No apuraba tiempos. No exigía hijos, ni planes que ella no deseaba. Eso, dice ella, fue fundamental: “Este es el tipo de vínculo que yo siempre quise. Por eso, la edad pasó a segundo plano”.
Eligió vivir ese amor desde la libertad. No porque la sociedad la hubiera habilitado, sino porque se permitió hacerlo. Y eso lo cambió todo.
Vivir un amor fuera de los moldes no es sencillo. Exige coraje, honestidad con uno mismo y una dosis de rebeldía frente a las normas sociales. Esta historia, contada en el episodio 5 del podcast Amores y algo más, es una invitación a pensar los vínculos desde el deseo, la libertad y el respeto. Porque a veces el amor no llega cuando lo buscamos… sino cuando nos animamos a vivirlo sin pedir permiso.
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