El estudio “Manotas” de Mario García está en la planta baja de la antigua Galería San Martín, en pleno centro de la ciudad de Comodoro Rivadavia y allí recibió a ADNSUR para conversar sobre su experiencia como tatuador desde hace más de 20 años 

Mientras prepara el mate hay tiempo para recorrer el local. Un sillón importante de cuero negro con capitoné recibe a los clientes. Las paredes son de color bermellón y allí cuelga cuadros con fotos y dibujos. Hay una vitrina con muñecos de personajes de películas y accesorios tipo piercing.  La música suena de fondo. Hay una barra negra y una escalera caracol en una esquina. Todo allí está impecable. Mario es bastante alto y tiene tonada norteña que capta la atención y transmite tranquilidad, ceba el primer mate y comienza la charla.

Estudio de Mario García

“El consumo del tatuaje antiguamente era para un grupo underground, es como lo portaba solo para el rockero, pero los tiempos cambiaron y hoy está más relacionado con lo estético, con la modificación corporal. Hubo una evolución. En la Tv por ejemplo comenzaron a verse desfiles y las modelos aparecen tatuadas”, explica Mario mientras hace un repaso de la historia del tatuaje y sus consumos.

Nuestra ciudad no está ajena a eso y la oferta de los tatuadores crece día a día. En locales comerciales y en casas particulares la maquinita descarga su tinta en una gran variedad de cuerpos y lugares. Cada día hay más gente que quiere portar un dibujo, un logo o un nombre en su cuerpo.

COLECCIONISTAS VS COMPULSIVOS

Mario se arriesgó a decir que el 70% de las personas que se tatúan lo hacen por una compulsión, porque está de moda. A veces llegan a su estudio y no saben muy bien qué quieren hacerse y por qué. Como artista y hasta por su ética laboral se ve en la obligación de conversar seriamente con sus clientes, ya que la intervención en la piel es para toda la vida.

“Hay que tratar de educar a los clientes en relación al consumo del tatuaje. Yo siempre converso con ellos para saber si están seguros de querer una pieza artística para decorarse el cuerpo permanentemente. Algunos lo hacen para cumplir una promesa o quieren el nombre de la pareja y eso me parece descabellado”, reconoció el artista.

Por otra parte define otro tipo de clientes: el coleccionista y éste es el que verdaderamente sabe lo que quiere.

“El coleccionista colecciona tu trabajo, valga la redundancia. Es el que te deja explayarte, te elige como artista, no como una tienda de tatuajes. Quiere portar las piezas que hacés con destreza”, asegura Mario y agrega: “Para mí, ver un cuerpo todo tatuado es como leer un libro. Me acerco y analizo el estilo del artista que lo acompañó en esa modificación corporal, es genial que esto suceda para nosotros”.

Alguno de los trabajos de Mario.
Alguno de los trabajos de Mario.

En su estudio reconoce que el cliente no siempre tiene la razón y cuando es así se lo argumenta. Muchas veces le piden trabajos con los que no está de acuerdo, por ejemplo un retrato para atrás de una oreja, o en la zona de costillas.

“El costado de las costillas es una zona de estiramiento, si hiciera una cara ahí por ejemplo, quedaría móvil, si no estoy de acuerdo con el trabajo que me piden, no lo hago”, afirmó el tatuador.

En Comodoro las mujeres y hombres ya tienen incorporado el tatuaje como parte de su cultura y la variedad de estilos es múltiple.

ARTISTAS Y ESTILOS

La especialidad de Mario y preferencia es el estilo oriental. Lo reconoció como uno de los estilos más complejos y ricos. Existen muchos como el neo tradicional o el tradicional americano.  Por otro lado, aseguró que en estos últimos 5 años aparecieron una cantidad de estilos infinitos porque los artistas plásticos encontraron en el tatuaje un beta para generar arte.  Esta incorporación se debe, entre otros motivos, a los avances tecnológicos que existen en relación a las herramientas para realizar los tatuajes.

“Antes, las agujas las tenía que soldar el tatuador por ejemplo, era todo más limitado, ahora, con las nuevas herramientas los estilos crecieron y el tatuaje se enriquece. Las agujas son como un pincel y la piel como un lienzo”, argumentó Mario.

Fuente fotográfica Mariela Garolini
Fuente fotográfica Mariela Garolini

La piel es el lienzo del tatuaje y eso presenta algunas limitaciones. Es por eso que los artistas tienen la obligación de conocerla muy bien, ya que no la pueden manipular como si fuera una tela.

“No es que hay pieles más difíciles que otras, pero una piel trigueña limita  las piezas complejas, por el contraste, por los colores, los puntos de fuga y los degradé son limitados”, comentó el tatuador.

La parte creativa que hoy aporta el artista tiene que ver con la composición del dibujo, su distribución, la elección de la paleta de colores, etc.

Durante la entrevista con ADNSUR son varios los clientes que golpean la puerta para hacer consultas. Mario sonríe, su clientela es muy variada.

“Tuve una clienta con más de 70 años que  quería tatuarse el nombre de todos los nietos. Como eran muchos la convencí de que hiciera un trabajo con iniciales y pequeñas figuras, sino le iba a quedar un libro gigantesco”, relató.

“Manotas” es un estudio en el que se puede observar a primera viste el orden y la limpieza y este no es un tema menor, indicó el artista, ya que es una responsabilidad muy grande la que tiene en sus manos y no es solo con la pieza artística sino también con la salud  de los clientes.

CUIDADOS DEL TATUAJE

La bioseguridad en el tatuaje es importantísima y es por eso que existe una responsabilidad ética de parte del tatuador.  A partir de los fluidos corporales se pueden transmitir muchas enfermedades y hay que ser muy cuidadoso y por eso se toman todos los recaudos necesarios: material descartable, barbijos, guantes, etc.

Mario trabaja en tatuaje. Foto Mariela Garolini
Mario trabaja en tatuaje. Foto Mariela Garolini

Respecto a la calidad de imagen de una pieza, Mario también comentó que el cliente tiene un 50% de responsabilidad, ya que sino cuida el tatuaje durante el periodo de cicatrización es probable que no quede según lo planificado por el artista. Es necesario no exponerlo al sol y usar siempre pantalla total.

“Los pigmentos que se usan para tatuar son minerales. Los rayos UV, los infrarrojos generan oxidación en esos pigmentos y por lo tanto los envejecen y le cambian el color”, afirmó el tatuador.

Tatuajes varios. Fuente fotográfica Mario García
Tatuajes varios. Fuente fotográfica Mario García

También indicó que quien decide tatuarse debe tener continuidad en el proceso. Si se asiste a una sesión y luego vuelve 2 o 3 meses después para continuar con el trabajo, es posible que se tengan que retocar colores.  Las interrupciones también provocan dificultades en el proceso creativo del tatuador.

Mario era muy joven cuando se inició en la carrera del tatuaje. Comenzó en un estudio y allí desarrollaba las tareas más variadas: barrer el piso, desinfectar agujas y observar a su maestro. Los primeros tatuajes los realizó en su propia piel y aún los porta como un grato recuerdo. 

La entrevista llegó casi a su fin. Mario García tenía clientes que atender y no quedaba tiempo para más charla.

Un hombre y su espalda lo esperaban en el piso de arriba.  El tatuador se perdió en la escalera caracol y comenzó escucharse el sonido de una máquina.  La tinta comenzó a trazar la piel y Mario se perdió en su dibujo.

Fuente fotográfica Mariela Garolini
Fuente fotográfica Mariela Garolini

Si querés conocer el trabajo de Mario seguís sus redes: @manotasestudio

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