El rubro Prendas de vestir y Calzado lideró los incrementos de abril, con una suba de 10,8%. Por debajo del rubro Restaurantes y Hoteles, es el segundo sector que más aumentó en un año, incluso por encima de los alimentos.

Los incrementos se dan pese al acuerdo firmado por proveedores textiles, con un cronograma de variación de precios descendente, durante el primer cuatrimestre del año. 

De acuerdo al propio sector, encabezado por ProTejer, el pacto permitió una variación acumulada de 20,6% en abril, pero solo aumentaron 19,1%, es decir, por debajo de lo consensuado. 

“Este número no sólo es inferior al acumulado acordado y firmado en el acuerdo, sino que también es inferior a la variación acumulada del dólar oficial a ese período (23,9%), a la de la inflación mayorista de productos manufacturados (25,9%) y la inflación acumulada de abril (32%).”, indica su titular, Luciano Galfione. O sea, el sector se exculpa de toda responsabilidad que responda a los incrementos por encima de la cosa general.

Entonces, ¿por qué aumenta de sobremanera la indumentaria? Para ProTejer, el factor que explica los altos precios es el fuerte crecimiento de las importaciones de prendas de vestir.

Las importaciones de indumentaria crecieron incluso en un contexto de caída de las importaciones textiles, registrando un aumento de 74% en marzo, contra un descenso de 33%. 

A su vez, desde el sector advierten que la consecuencia de esta apertura es una “posición moderada de la industria”, con un desempeño que arrojó caídas interanuales en febrero y marzo. Como conclusión, el instituto de Galfione destaca: “en un contexto de de estancado nivel de producción industrial y bajo uso de capacidad instalada, así como de respeto al acuerdo de precios, los aumentos parecieran estar relacionados con maniobras comerciales, ajustes por los movimientos del tiempos de cambio, y otros motivos ajenos a la industria.”

El incremento de las importaciones, como en otros sectores esenciales, viene acompañado de una fuerte concentración. 

Para 2021, último dato de un relevamiento privado al que pudo acceder  ADNSUR, aproximadamente el 2 por ciento de las empresas de indumentaria y calzado concentraron el 50 por ciento del monto importado. Esa cifra se traduce en apenas unas 16 firmas.

Este combo da cuenta del comportamiento de las ventas en los primeros meses del año. 
El rubro de indumentaria y calzado mostró en abril una caída estimada de 10% interanual, también acompañada de un desorden en los precios relativos del sector. 

Es decir: ¿Qué es caro y qué es barato a la hora de comprar ropa? ¿Un salario mínimo puede ser igual o menor al precio de unas zapatillas? ¿Un abrigo de invierno puede costar lo mismo que un alquiler de un departamento de un ambiente?

Las proyecciones sobre la evolución del consumo de cara a la segunda mitad del año no son auspiciosas. 

La Cámara de Comercio sostiene (CAC) que los hogares mantienen el poder de compra en cifras negativas al menos hace ocho meses, pese a que la dificultad para ahorrar y el encarecimiento de bienes aspiraciones (casa, viajes) incentiven compras y gastos diarios. 

Además, los requisitos y tasas excluyentes que propone el sistema financiero y los límites de las tarjetas de crédito por debajo de la inflación, desincentivan el endeudamiento.

La canasta básica, que contempla entre otros bienes la indumentaria, alcanzó los $203.361, umbral mínimo para que una familia no sea pobre.
 

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