La renuncia del presidente Alberto Fernández a buscar la reelección vino acompañada de un anuncio envenenado. En horas de la tarde del viernes, cuando se reunió el PJ nacional, Fernández, que también es presidente del Partido Justicialista estableció como fecha para el congreso partidario el 16 de mayo. La elección del día no es ingenua.

El día anterior –15 de mayo– vence el plazo de la provincia de Buenos Aires para intentar adelantar las elecciones. ¿Se animará el kirchnerismo a presentarse en el Congreso Nacional del PJ sin una fecha definida para el distrito electoral más importante?

La jugada de Alberto Fernández busca acorralar al kirchnerismo duro a tener que competir por la gobernación de Buenos Aires al mismo tiempo que por la presidencial.

Durante estos meses de especulación, un escenario posible era que el gobernador Axel Kicillof decida desdoblar la elección, como están haciendo la mayoría de los gobernadores, para separar la elección provincial de la nacional y así poder ir a un duelo “más limpio” y menos contaminado de las internas nacionales.

En las encuestas que se vienen publicando sobre la contienda bonaerense, Kicillof tiene mayor ventaja sobre sus competidores, por lo que desdoblar, es siempre un tema que se pone sobre la mesa e incluso fue una amenaza contra Alberto Fernández si decidía continuar con su idea de volver a presentarse. Fernández aceptó bajarse, pero al mismo tiempo puso un límite a la indefinición.

Adelantar la elección es una forma de desdoblar, pero también se puede postergar, aunque es la jugada más arriesgada. Ningún gobernador se animó a programar sus primarias para después de las PASO nacionales.

Los más osados fueron Chaco, Mendoza y Entre Ríos, que pasaron las elecciones generales para septiembre. Unos locos. El resto prefirió tener resuelto el pago chico antes de que las elecciones presidenciales arrojen sensaciones.

Una de las razones por las que Fernández pudo haber buscado acorralar al kirchnerismo es porque tanto Cristina Kirchner como Sergio Massa tienen forma de resguardarse en la provincia de Buenos Aires.

Al albertismo, que tiene su punto de apoyo en la Ciudad de Buenos Aires, le costaría más mantener una cuota de poder, si es que alguna vez la tuvo. El armado de listas será una lucha cuerpo a cuerpo en cada distrito.

A nivel nacional, los candidatos del oficialismo que se barajan son Daniel Scioli, Eduardo “Wado” De Pedro, Juan Grabois y Sergio Massa. Este último es quien cuenta con mayores chances, pero a la vez quien tiene más para perder, por la representación que tiene en ministerios, legisladores nacionales y provinciales e intendencias. Los otros están más livianos.

Hace algunas semanas, ante la visita de dirigentes sindicales como Sergio Palazzo, Hugo Yasky, Walter Correa, Vanesa Siley y Roberto Baradel, Cristina Kirchner pidió que trascienda que ella no estaba dispuesta a quedarse al cuidado de los nietos de cara a lo que viene, un mensaje interno que interesa especialmente a aquellos dirigentes K -los de La Cámpora, por ejemplo- que quieren negociar con poder en estos meses. 

Lo que no trascendió fue que la ex Presidenta les dijo: “Es Massa”. Este dato es relevante, porque la vicepresidenta no suele adelantar sus movimientos. En el PJ todavía recuerdan aquel 14 de mayo del 2019, cuando Cristina Kirchner participó de una reunión del consejo partidario y no dio ninguna pista sobre su idea de proponer a Alberto Fernández como candidato a presidente. El anuncio lo hizo 4 días después, el 18 de mayo. Más de uno se sintió ofendido.  

Ahora, ya no saben si su mención a Massa es la verdad o está imitando la estrategia del tero que canta lejos del nido donde tiene los huevos para despistar.  

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