COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – Tres imágenes podrían resumir esta última semana la agitada agenda política de Chubut, una provincia sin fondos, golpeada por la demora en pago a los estatales, los vencimientos deuda y una interna política que juntó a funcionarios y referentes políticos opositores que, subidos a la ola de la jaqueada economía, intentó poner en vilo la continuidad institucional del gobernador electo.

La primera foto tuvo como protagonistas al jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Santiago Cafiero, y al gobernador Mariano Arcioni, en la firma de un acuerdo que inyectó 5 mil millones a las decaídas cuentas públicas. La segunda imagen fue una consecuencia: intendentes de toda la provincia avalaron el viernes la llegada de fondos frescos en un encuentro con el mandatario provincial en Rawson.

De la tercera imagen de la semana no quedaron registros fotográficos, pero sí reuniones secretas e innumerables llamados telefónicos. Los encuentros fueron privados y juntaron a varios de los referentes provinciales alineados detrás del hoy principal frente opositor y otro sector instalado en el centro de la escena del propio gobierno provincial.

La gestión de Mariano Arcioni tuvo varios momentos críticos, siempre vinculados a los problemas de su administración para cumplir con la obligación de cancelar en tiempo y forma los sueldos a los empleados estatales. Alcanza con repasar las marchas multitudinarias de 2018, el acampe durante meses en la peatonal Fontana y los incendios de los edificios de la Legislatura y de Casa de Gobierno.

El Gobierno nacional marcó el camino a la dirigencia política provincial: en Chubut se debe priorizar la institucionalidad

Pero estas últimas dos semanas un frente político subió la apuesta sobre un eventual golpe institucional, en una jugada que se convirtió en un secreto a voces y que se propuso acelerar los tiempos de un escenario que imaginaban recién para 2023.

CRISIS SIN DESCANSO

Una crisis que no da descanso en Chubut, la evidente dificultad política de Arcioni para promover consensos y la voracidad política de los que sueñan con la gobernación, provocaron que  varios actores políticos -ubicados dentro del propio gobierno o en el flanco opositor tras el resultado las urnas el año pasado- “olieran sangre” y salieran a jugar un intento de destitución.

La intentona golpista fue tan evidente por su torpeza que rápidamente el Gobierno nacional apuró la llegada de fondos para el pago de una parte de los salarios atrasados de marzo y abril. Fue un claro gesto hacia propios y ajenos: no habrá respaldo político a ninguna jugada de cambio de mando por la fuerza y no se soltará la mano al gobierno chubutense, aún en medio de la tormenta provocada por los desmanejos en la administración pública.

No alcanzan los 5 mil millones del Fondo Fiduciario para equilibrar las cuentas públicas de Chubut, que ya arrastran dos masas salariales de atraso. Para calmar las aguas deberían llegar a las arcas provinciales unos 13 mil millones. Pero la intervención de Nación fue un gesto sólido para mantener la institucionalidad en la provincia y poner orden a la avanzada interna dentro del propio gobierno de Arcioni y del arco opositor -varios de ellos con aceitados vínculos con el Gobierno nacional- , con intenciones de destitución.

LA JUGADA

La jugada fue tan evidente que dejó rastros en todo su recorrido: un grupo de dirigentes estuvo trabajando desde las sombras en varias reuniones de las que todo el microclima político conoce día, lugar y protagonistas.

Por las manos de algunos entusiastas corrieron los listados de las Salas de Acusar y de Juzgar, con un conteo de votos que hizo creer a cierto líder con un cargo institucional muy importante que había que salir a apostar con todo.

Un ejemplo fue la recorrida que realizó por la meseta una diputada del interbloque “oficialista”, quien se entrevistó con varios jefes comunales para pedirles apoyo en la destitución del gobernador, en la búsqueda de un recambio con más volumen político. Cada uno de esos presidentes de comunas rurales –algunos de los cuales sacaron a la diputada y a su asesor casi a los empujones- llamó a Casa de Gobierno para contar lo sucedido.

PRESERVAR LA INSTITUCIONALIDAD

No deja de ser peligroso que existan sectores en Chubut que estén pensando en destituir al gobierno. En democracia se puede cuestionar, debatir, denunciar, negociar, pero lo que nunca se debe perder de vista es el valor de preservar la instituciones, pilares de este sistema de gobierno.

Hay un gobernador que. guste o no, ganó las elecciones hace un año atrás por una amplia mayoría y que acaba de asumir su segundo mandato hace apenas 6 meses. Fue en una fórmula que iba acompañada de una lista de diputados propios y que hoy tiene enfrente una minoría de la oposición representada por los partidos que salieron en segundo y tercer lugar.

Ese es el orden que marca la Constitución y que debería primar ante todo. El juego de mayorías y minorías, con los roles de oficialismo y oposición son la esencia del sistema democrático.

Por supuesto que en todo este tiempo hubo serios errores por parte de Arcioni  que deben ser marcados por sus aliados y por la oposición.  Un respaldo en las urnas no implica carta blanca sino una enorme responsabilidad para el gobernante de turno.

No hay un sólo párrafo de la Constitución que avale que un sector político que no pudo llegar al poder por medio de las urnas, utilice las bancas obtenidas dentro de una alianza electoral para pactar con sectores políticos opositores -que justamente habían encabezado las listas que perdieron en las urnas- en pos de desbancar a un gobernante.

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EL ESCENARIO POLITICO

Nada volverá a ser lo mismo en el escenario del poder en Chubut de aquí en adelante. El apuro, la ansiedad, el enojo dejaron todos los naipes sobre la mesa.

Hasta aquí había integrantes de la Legislatura que miraban desde afuera casi divertidos los enredos dentro del oficialismo. Pero, con los últimos movimientos, están dispuestos a tomar partido. Un ejemplo es lo que ocurrió el último martes por la tarde, cuando estaba programada la visita del ministro de Economía, Oscar Antonena, para dar respuestas en la comisión sobre consultas por los proyectos de autarquía de poderes y de renegociación de la deuda. La visita fue suspendida por un diputado de la oposición que advirtió una “emboscada”, según sus propias palabras, armada entre las autoridades de la casa y el gremio legislativo.

“Lo que estaban armando era realmente muy feo, no se puede creer. El ministro la iba a pasar muy mal y hasta tuvimos temor por su integridad física”, relató un legislador. La misma movida vieron con alarma distintos diputados que hablaron asombrados de una actitud “cínica” de algunos actores que por un lado llamaban por teléfono para invitar y decir que no había ningún problema y por el otro lado arengaban a la insurrección.

Se trató de otra movida torpe como la recorrida en la Meseta de Chubut, con el fin de mostrar un clima de desobediencia civil y el llamado a un clamor popular de cambio de mando.

LOS VOTOS

Toda esta operación estuvo basada en la falsa creencia de que estaban los votos seguros para avanzar en un juicio político al gobernador. El pedido de destitución llegó a referentes del Poder Judicial que optaron por no avalar el embate. De la misma manera respondió un importante ministro del gabinete, a quien quisieron “operar” para que presentara la renuncia e hiciera el vacío a Arcioni, para dar más sensación de desgobierno. Los mensajes destituyentes llegaron a todos los teléfonos y las invitaciones a las reuniones junto al mar fueron cursadas a intendentes de peso que en su gran mayoría no se quisieron sumar.

La mirada estuvo puesta en la Legislatura. Las matemáticas suelen dar muy bien en los asados de madrugada pero la calculadora no da el mismo resultado a la mañana siguiente en los despachos.

Para avanzar en la destitución por juicio político, hacen falta mayorías especiales: 10 votos de los 14 de la Sala de Acusar, y 9 votos de los 13 de la Sala de Juzgar. Es decir que se necesitan 19 manos bien distribuidas en partes iguales.

La cuenta que entusiasmó a muchos decía que había 20 votos “seguros”, sumando los 9 del interbloque, 8 del PJ y 3 de Cambiemos. Gran error que surge de contar voluntades sin preguntar antes.

Arcioni tiene sólo 7 diputados propios pero eso no quiere decir que haya 20 que pretendan destituirlo. Los votos de Cambiemos nunca estuvieron (sólo un diputado mostró cierta simpatía) y tampoco los del PJ, donde al menos 4 de sus integrantes expresaron que no querían saber nada con una movida de ese tipo, ni mucho menos con determinados “caciques” peronistas movidos por cuestiones personales, que estuvieron muy activos en las últimas horas.

CONTRAOFENSIVA

En medio de las críticas de los estatales, Arcioni deberá empezar a construir consensos dentro de los poderes del Estado.  Y, de una vez por todas, ordenar su administración para cumplir con sus obligaciones. En un intento por ordenar los frentes internos, finalmente designó como interlocutor a quien era su ministro de Educación, Andrés Meiszner, cuyo salto a la Secretaría General de Gobierno pretende ordenar el universo de relaciones con los principales actores políticos de la provincia.

Con algunas horas en el cargo, la tarea del nuevo secretario ya obtuvo los primeros resultados. A nivel local, cerró la incorporación de un intendente como Ariel Molina a su equipo para trabajar en el nexo con los jefes comunales.

En la general, no es menor el dato de que intendentes de mucho peso, como Juan Pablo Luque (Comodoro) y Damián Biss (Rawson), hayan salido a elogiar al gobierno por coparticipar ingresos que a los municipios también les dan oxígeno. Menos preciso estuvo Adrián Maderna (Trelew), quien se reunió con Luque en Comodoro pero dejó dudas acerca de su postura en medio de la avanzada opositora.

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De la mano de esto, ya se encararon reuniones con diputados de diferentes bloques y con sus referentes, así como con dirigentes sindicales.

En los embates de las últimas dos semanas también fue importante la comunicación con actores “externos”, de peso nacional. En las últimas horas, jugó un rol clave el joven comodorense Julián Leunda, vicejefe de asesores del Presidente Alberto Fernández.

Además de las gestiones por el arribo de los fondos para pagar salarios -en las que siempre juega un papel fundamental el diputado nacional Sergio Massa-, Leunda estuvo en contacto permanente para seguir de cerca el acuerdo con los intendentes que se firmó el viernes último.

Pero hay otro actor que está apostando fuerte por el gobierno de Arcioni, que opera en la clandestinidad y que suma con sus llamados telefónicos a determinados dirigentes del peronismo que estaban desbocados.

Se trata de un referente del ámbito empresarial, de mucho peso, tanto político como económico y de llegada a los más exclusivos reductos del poder nacional.

Es uno de los protagonistas de un silencioso contrataque, que nadie vio venir. Siempre hay que pensar que una acción genera una reacción. Y en este caso, la contraofensiva se hizo sentir. Y mucho. “Muchachos, déjense de jorobar, en ésta no los acompaña nadie. Al gobierno se lo banca, y punto”, fue el mensaje. ¿Se habrá escuchado? El martes, cuando vuelva a sesionar la Legislatura, se verá.

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