Al filo de todo
El gobierno puso quinta y no piensa bajar. La oposición quiere garantizar gobernabilidad pero también defender las instituciones. Los abogados constitucionalistas advierten el peligro de ir contra la ley suprema del país.
El nivel de pragmatismo y acción del presidente Javier Milei ha dejado en shock al país.
No se puede eludir la cantidad de cambios que pretende con el decreto de necesidad y urgencia presentados esta semana, a lo que se le suma el pedido para que el Congreso sesione en extraordinarias desde el 26 de diciembre al 31 de enero.
¿Trabajarán en el verano los legisladores en su totalidad después de un año de escasa productividad parlamentaria? Me permito dudar.
La convocatoria a trabajar en el verano incluye la Ley de Reforma del Estado, el proyecto que reglamente la boleta única de papel, la marcha atrás del pago del Impuesto a las Ganancias (algo que el mismo votó siendo diputado) y convenios de acuerdos con países como China y Estados Unidos.
¿Qué pasará con las más de 300 medidas del DNU? Parte de la oposición que necesita Milei para juntar votos (cualquiera menos Unión por la Patria), está en una disyuntiva.
Sin puntualizar cada uno de los puntos, el problema es el mecanismo utilizado por el presidente.
Por alguna razón, nadie pudo dar respuesta a esto en el gobierno, Milei decidió inyectar una serie de desregulaciones y medidas variopintas en el DNU, en lugar de mandarlas como proyectos de ley.
Hay pasillos del Congreso donde se confiesa que podrían acompañar algunas medidas que están en el decreto pero no pueden convalidar el atropello institucional.
Los abogados constitucionalistas de todo el arco ideológico manifestaron la misma posición: el presidente Milei presentó una modalidad inconstitucional.
El devenir se volvió impredecible. Y eso habrá preguntas que no se conoce cuándo se podrán contestar. Eso lo define el transcurso de los días.
¿Las cacerolas que se escucharon en el país son el ruido de todos los sectores de la sociedad o hay quienes apoyan los cambios? ¿La política, los sindicatos, los que no lo votaron garantizarán la gobernabilidad? ¿El presidente y su gobierno tendrán el músculo necesario para cambiar de rumbo si no le resulta su metodología?
Veremos. Y mientras esperamos las respuestas, seguiremos al filo de todo. De que salga bien o de que salga muy mal.