Se acerca una fecha que trae alivio a los trabajadores: mediados de año, el cobro del aguinaldo. Sin embargo, lo que en su momento valía como recurso de ahorro para vacaciones o el próximo auto, ya perdió fuerza en medio de una inflación galopante y el dólar ilegal como alternativa próxima, rozando los $500.

En 2022, el Observatorio de la Deuda Social (ODS) propio de la Universidad Católica Argentina (UCA), advirtió que solo uno de cada diez argentinos pudo ahorrar tras haber cobrado el aguinaldo. En 2011, diez años atrás, el porcentaje era de 16%, contra 9,6% actual.

La inflación, que podría alcanzar los dos dígitos en mayo, fue erosionando la capacidad de ahorro durante el tiempo, y con él, objetivos mayores o la posibilidad de compra de bienes aspiraciones, como un auto o una casa. Incluso, aunque en menor medida, sucede en el universo que goza de una estabilidad económica mayor. De acuerdo al último relevamiento de ODS, el porcentaje de encuestados que registró capacidad de ahorro fue apenas del 31,5%. Uno de cada tres.

Es que los servicios y bienes esenciales, aquellos que componen un presupuesto familiar básico y determinan un mínimo nivel de comodidad, fueron los que más incrementaron sus valores: los alimentos y bebidas aumentaron 115% en un año, la indumentaria 114%, salud 97%, transporte 93% y servicios de vivienda un 95%.

Así, el porcentaje mayoritario de encuestados presentes en el informe del ODS, demuestra que solo puede llegar a fin de mes y que no le sobra dinero. En tanto, una fracción menor detalla que tiene capacidad de ahorro, y otra que mantiene un sobrante pero lo destina a pagar deudas.

En este contexto, el factor paritarias es central, puesto que ayuda a los trabajadores formales a resignar el menor poder adquisitivo posible. Es que con la dinámica inflacionaria persistente, los sindicatos acuerdan renegociar salarios en períodos cada vez más cortos, pero la recuperación llega tarde y queda sin efecto.

De acuerdo al Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (META) , los acuerdos paritarios compensaron parte de la pérdida salarial del tercer trimestre de 2022, cuando se había disparado la inflación por la corrida cambiaria de mitad de año. En el primer trimestre de 2023, los salarios registrados le ganaron a la inflación.

Sin embargo, la mejoría trimestral no alcanzó a evitar que el salario de marzo sea 3% más bajo que el de un año atrás y 8% más bajo que el del último año de Macri.

En relación a una década atrás, el salario perdió el 24%, lo que equivale a decir que se trabaja un año, pero ahora se cobra 9 meses.

Bajo este panorama, pensar en ahorrar el aguinaldo no es la norma, mas bien gastarlo en algún gusto, salida o evento, o bien utilizarlo para cancelar deudas. En parte, este factor explica el fenómeno de la doble Argentina, que mantiene un 40% de pobreza pero luce sus restaurantes llenos.

En perspectiva histórica, la posibilidad de ahorrar se mostró lejana en periodos críticos de la historia, como la previa a la hiperinflación o el Rodrigazo. Los motivos eran los mismos: régimen de alta inflación, sobrante de pesos, y dificultades o prácticamente la imposibilidad de acceder al crédito. Gastar, por miedo a que mañana ya no se pueda, porque no alcanzará o porque no habrá. 
 

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