A medida que la temperatura baja, guisos, polenta y carnes copan las mesas. Te sugerimos con qué cepas acompañar cada especialidad.

El otoño es una de las estaciones favoritas de los amantes de la buena mesa. Básicamente porque los primeros fríos del año se convierten en la excusa ideal para internarse en la cocina a preparar recetas que alimenten el espíritu y ayudan a recuperar temperatura. Y como sucede con todos los platos éstos también mejoran con una copa de vino. ¿Pero que vino acompaña mejor a cada una de estas preparaciones?

"Los platos que disfrutamos en otoño e invierno proponen sabores simples pero contundentes", comenta Alejandro Iglesias, sommelier de Club BonVivir. "Son platos sustanciosos, en la mayoría de los casos calóricos, que armonizan con tintos ligeros o blancos intensos". Esto se debe a que la temperatura a que se sirven estas preparaciones, el uso de especias y productos con carácter pueden opacar el desempeño de los vinos más potentes o bien generar en boca un tsunami de sabores que nunca termina bien.

Cuchara en una mano, copa en la otra. Los guisos son quizás los platos más esperados del otoño. No solo por sus sabores, también por que inundan el hogar de aromas que realzan el espíritu. Sobre todo en las jornadas más friolentas. A diferencia de lo que muchos piensan estos platos demandan tintos ligeros y frescos o blancos de buena estructura. Por ejemplo, si hablamos de un guiso con carne de cerdo, vaca o ave, se puede pensar en Zemlia Pinot Noir o Serie A Bonarda de Zuccardi o un rosado de malbec como El Guardado Chic Rosé.

Ahora si se trata de guisados de verduras y vegetales serán los blancos los más indicados como Escorihuela Gascón Viognier o un torrontés si el plan es buscar más frescura y para eso puede funcionar Festivo de Bodega Monteviejo.

Otros clásicos que llegan con los primeros fríos son las legumbres. Garbanzos, porotos, lentejas y habas son alimentos súper nutritivos que pueden prepararse de infinitas formas. Ya sea en guisos o como acompañamientos, calientes o apenas salteados con verduras. La clave es que queden crocantes de modo que produzcan cierta sensación carnosa y untuosa que se ajusta a blancos tensos como Urban Uco y Verum Chardonnay.

La polenta, producto muy valorado hasta por los Sauvignon Blanc chefs más exigentes, es quizás el plato otoñal más popular. ¿Quién no ha caído en la tentación de sumergir la cuchara en un plato de polenta humeante cubierta con bolognesa y queso gratinado? Esto se debe por un lado a que esta receta que rememora siempre historias alrededor de la mesa familiar pero también permite lucirse como un gran chef sin demasiadas complicaciones. Incluso se puede preparar frita o bien sellada en la plancha para servirla como guarnición de una carne braseada o asada. Entre los vinos que le hacen justicia a la polenta se encuentran los de Malbec como Zolo Reserva, HD Malbec o un Caballero de la Cepa Reserva.

Para los que prefieren las carnes, una alternativa para alternar con las recetas habituales es buscar cortes que se puedan brasear o destinar a largas cocciones. Entre estos se destacan la bondiola de cerdo, la paleta de cordero y por qué no, un osobuco. Mediante este método las carnes se tiernizan mientras absorben los sabores del jugo de cocción que bien puede ser vino. Estas carnes luego de horas en el fuego logran sabores complejos y texturas suaves que armonizan con vinos de buen carácter como Al Pasión Gran Malbec,Gouguenheim Merlot Reserva o algún malbec de altura como Estancia Los Cardones Malbec o Piattelli Gran Reserva.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/

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