Aplicar hielo para ayudar a la recuperación de una lesión es una cosa, pero el uso de hielo como tratamiento principal para lesiones por un exceso de entrenamiento es otra cuestión.

Por ejemplo, si se tienen calambres en las piernas, simplemente se coloca hielo sobre el calambre de la pierna para disminuir el dolor y la inflamación. Puede aliviar el malestar, pero eso sí, no lo va a “curar”.

Es más, usar hielo en situaciones determinadas en lugar de, por ejemplo, hacer reposo, puede aumentar en gran medida el tiempo de curación y disminuir el rendimiento deportivo.

Lo que se suele pensar del uso de hielo para corredores

Si no hay lesiones presentes, usar hielo sobre algunos grupos de músculos específicos, puede aumentar el rendimiento en algunos atletas. Ahora bien, no es un hecho probado que sea efectivo en todos los casos, pero aquí esta lo que sabemos:

El ejercicio genera microtraumas, pequeños desgarros en los músculos.

El uso de hielo o cualquier tipo de terapia de frío estimula la actividad de las células musculares, ayuda a reparar el microdesgarro, y ayuda a fortalecer los músculos.

El uso de hielo se ha relacionado con el dolor muscular y el dolor retardado.

Así es como realmente funciona el hielo para corredores. Una compresa fría o un baño frío hacen que los vasos sanguíneos se contraigan. Cuando la zona se calienta de nuevo, la sangre corre para eliminar la acumulación metabólica más rápida de lo que si se bombeara normalmente.

Esto entonces provoca una disminución de la hinchazón y el dolor.

Fuente: runningyatletismo.com

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