“Estuve como dos años esperando para poder donarlo, tuve que aguantar cargadas, pero eso no fue una barrera suficientemente ancha y larga para que me frene. Yo seguía con mi propósito de donar el pelo”. En Luchadores, la historia de Manuel, un ejemplo grande que viene en envase chico. 

En un viaje a Buenos Aires, cuando Manu tenía 5 años, conoció a un nene que estaba pelado, su mamá le explicó que tenía cáncer y lo que eso significaba. Fue suficiente para que a Manu se le active el chip de la empatía y decida comenzar con la epopeya de “hacer algo por alguien que no conocía pero que lo necesitaba”.

Tiene 10 años, vive en Rada Tilly y se deja crecer el pelo para donarlo a los enfermos de cáncer

El don de dar

“¿Qué puedo hacer yo?” le preguntó Manu a su mamá cuando tuvo su primer contacto con un enfermo de cáncer. “Yo siento alegría, lo lindo de donar el pelo es que lo haces por una persona que no conoces. Está bien donarle algo a una persona que amas y conoces que es tu amigo pero si no lo conoces y se lo donas igual es mejor. Te arremangas por una persona que le falta sangre, das un órgano a alguien que no tiene un órgano y lo necesita y no sabes quién es esa persona pero se lo das igual porque sabes que lo necesita”, dice.

Seguir sus convicciones no fue gratis, “me dijeron cosas feas, me etiquetaron sin conocerme”, sin embargo ignoró los comentarios. “Yo pretendo seguir donando el pelo hasta que sea muy grande porque cuanto más done mejor, más personas se van a sentir bien, yo no sé cómo hacerlo pero cuando me muera quiero ser donante de órganos”.

Tiene 10 años, vive en Rada Tilly y se deja crecer el pelo para donarlo a los enfermos de cáncer

Manu es el hermano mayor de Luchi que tiene Síndrome de Down, Microcefalia Congénita, Hipoacusia profunda, Epilepsia no Identificada, Cardiopatía Congénita Severa, Espectro Autista y problemas de visión y es quien lo inspiró a ayudar a otros.

“No es una enfermedad, es una condición. El Síndrome de Down le impide hacer cosas o no lo impide, pero le hace hacer mucho más difícil. Es algo que sucede el síndrome de Down, viene te toca la puerta y te dice: ´ ahora yo estoy en tu familia´ y Luchi me inspiró mucho en todo lo que yo hago de donar pelo”, explica mientras aclara que no se trata de un virus, sino “que es un niño más en todo el mundo”. Hoy con su cabello corto comenzó la larga espera para volver a donar; por tercera vez.

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