Cada 30 de mayo se conmemora el Día de la Donación de Órganos en la Argentina. La fecha surgió por la primera vez que nació un bebé después de que su madre haya recibido un trasplante en un hospital del país.

En este caso, Patricia pasó por un doble trasplante de riñón a lo largo de su vida. Pero el gesto de amor más importante lo recibió de su hermano mayor que sin dudarlo decidió ser donante.

En Luchadores, conocimos la historia de Patricia y Sebastián, hermanos unidos de por vida por un acto de amor incondicional.

Amor sin condiciones. Su hermano le donó un riñón y le salvó la vida.

Mi hermano me propuso donarme el riñon. Fue difícil porque yo no hubiese preferido que fuese mi hermano, quería que sea un trasplante de un donante cadaveríco. En ese momento yo estaba entre la vida y la muerte realmente, así que opté por aceptarlo, recordó Patricia, la mujer trasplantada.

Y agregó: “Mi agradecimiento la verdad que es eterno hacia él, porque en ese momento me salvó la vida”.

Patricia tiene 45 años, y fue trasplantada dos veces de riñón. Al año de la primera intervención, su riñón comenzó a fallar y su salud volvió a deteriorarse. 

“Mi riñón trasplantado empezó a fallar, tuvo un virus y volví a diálisis en el 2013. Eso implicó una vuelta para atrás -en algún aspecto- porque con la diálisis todo se vuelve más difícil. La situación de estar dependiendo de una máquina, que en ese momento te permite estar vivo, tan sencillo como eso”.

La mujer se fue a vivir a Buenos Aires, en aquel momento contó con un gran apoyo de su trabajo, así como también de la contención de su familia. Con muchas dudas e inquietudes, dejó a su hijo en Comodoro. “Fue para mí terrible, pero en ese momento -si hay algo que yo sé que le iba a transmitir era mi deseo de estar viva, de mi amor por la vida”, recordó Patricia.

Luego de varios meses viviendo allá, el trasplante no salió. En ese momento, su hermano le propuso donarle el riñón, lo que se conoce como “transplante de donante vivo relacionado”.

En noviembre de 2017, Patricia recibió un riñón de su hermano. Un pedacito de él estará siempre en ella.

“No hay que darse por vencido, la vida es un regalo que Dios nos dio y que vale la pena luchar por estar bien, por estar vivo y por quien tenemos al lado”, valoró Patricia.

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