Noche de una traición mortal en Esquel: "Miguel no sólo le quitó la vida a mi hijo, le robó hasta la dignidad"
El crimen de Federico Copponi permanece en la memoria colectiva de Esquel como una marca indeleble de la crueldad humana. Mató a uno de sus mejores amigos mientras dormía. También, le robó dinero y sus pertenencias. El 'juicio por jurados' lo declaró culpable de 'homicidio agravado'.

La madrugada del 11 de junio de 2023, Federico Copponi, de 30 años, dormía en el sillón de su casa en Esquel. Nadie imaginó que su amistad con Miguel Ángel Sáenz de Zumaran, alias "El Diablito", terminaría con un tiro en la cabeza.
El crimen, ejecutado con un arma calibre 22 desde atrás, reveló una traición que aún estremece a Chubut.
Según la fiscalía, Zumaran, tatuador de 30 años y "mejor amigo" de Copponi, aprovechó su confianza: conocía las claves de su celular, le robaba dinero de billeteras virtuales e incluso usaba ropa regalada a la víctima.
En redes sociales, la fachada era distinta: una publicación de "El Diablito" mostraba un tatuaje de copo de nieve en la frente de Copponi con el mensaje: "Gracias por todo el aguante".
Testigos confirmaron que ambos compartieron alcohol horas antes del crimen. Mientras los amigos se retiraban, Zumaran se quedó. Entre las 2:00 y 3:00 AM.., un disparo silenció para siempre a "Copo". Su madre lo encontró al mediodía, recostado sobre un charco de sangre.
La bala, extraída del cráneo de Copponi, coincidía con un arma calibre 22 hallada en casa de un cómplice de Zumaran. El dermotest y el ADN lo vincularon al lugar.
Además, una transferencia de dinero de Copponi a Zumaran a las 2:20 a.m. —y su posterior desvío a otras cuentas— sellaron la sospecha de móvil económico.
En el juicio por jurados, la fiscal María Bottini expuso la alevosía: "Lo mató por la espalda, sin darle chance de defenderse". Familiares de Copponi describieron una "amistad tóxica o parasitaria", mientras peritos forenses detallaron que la víctima estaba dormida al recibir el disparo.
En diciembre de 2023, un jurado popular declaró a Zumaran culpable de homicidio agravado y lo condenó a prisión perpetua.
Sin embargo, la sentencia aún no es firme: el Superior Tribunal de Justicia de Chubut debe confirmarla. Mientras tanto, "El Diablito" sigue en prisión preventiva.
Durante la investigación, Zumaran intentó torcer testigos con 70 llamadas desde la casa de su madre donde estuvo por problemas que abrieron más dudas que certezas. La fiscalía lo acusó de manipulación: "Quiso borrar su rastro, pero las pruebas hablaron por Copponi".
Este lunes 12 de mayo, dos jueces renovaron su prisión preventiva por sexto mes consecutivo. El fiscal Fidel González advirtió: "Sabe que la perpetua es inevitable; el riesgo de fuga es altísimo". La Cámara Penal ya rechazó los recursos de la defensa en respaldo del veredicto popular.
Los padres de Copponi, presentes en cada audiencia, claman por justicia. "Miguel no solo le robó la vida: le quitó hasta la dignidad", declaró su madre, al recordar que Zumaran usaba la ropa de su hijo días después del crimen.
Mientras el Superior Tribunal define el destino final de "El Diablito", Esquel no olvida. El caso Copponi resulta perturbador porque revela que -bajo la máscara de las amistades- se puede esconder la traición más letal.
La comunidad de Esquel se vio profundamente afectada por el crimen. Vecinos y amigos de Federico expresaron su consternación y dolor porque lo recordaban como una persona amable y generosa. La noticia del asesinato resonó en toda la provincia de Chubut, generando un debate sobre la violencia y la confianza en las relaciones personales.
El caso también puso en evidencia la eficacia del sistema judicial en la región. La utilización de un jurado popular permitió que la comunidad participara -activamente- en la búsqueda de justicia para fortalecer la confianza en las instituciones en el proceso de los 'juicios por jurados' que se consolida cada vez más con el paso del tiempo.
