Dólar entre bandas: qué pasará con los precios de los alimentos tras el nuevo esquema cambiario
El Gobierno implementa un esquema de flotación con bandas para el dólar oficial, en el marco de un acuerdo con el FMI. Qué anticipan los economistas sobre la inflación, cómo reaccionan los comercios y por qué los alimentos podrían ser los primeros en reflejar los aumentos.
La economía argentina enfrenta un nuevo capítulo con la puesta en marcha del esquema de flotación entre bandas para el tipo de cambio oficial, que marcará el fin del cepo y abre un escenario de mayor volatilidad, especialmente en los precios de los alimentos. La medida, anunciada tras el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), establece un rango para el dólar oficial entre los $1.000 y $1.400, con una actualización mensual del 1%.
Este cambio supone una potencial suba de hasta el 30% respecto del valor anterior, una corrección que genera inquietud en un contexto donde la inflación ya muestra signos de aceleración. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo trepó a 3,7%, por encima del 2,4% de febrero. Los alimentos y bebidas lideraron los incrementos con un alza del 5,9%, seguidos por educación, que se disparó 21,6% con el inicio del ciclo lectivo.
Aunque desde el Gobierno aseguran que no se trata de una devaluación, sino de una unificación del mercado cambiario, los efectos en los precios podrían ser inevitables. El presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Mario Grinman, sostuvo que no debería haber impacto directo: “Los importadores pudieron stockearse y los exportadores tendrán mejores condiciones para vender. No es momento para especular”.
En línea con esta postura, desde una reconocida cadena de supermercados afirmaron a Infobae que no se remarcarán precios “por las dudas”, aunque se reducirán las promociones. “El dólar debería estabilizarse en $1.250, y eso es lo que estamos monitoreando”, indicaron.
Sin embargo, en los comercios de cercanía el panorama es más incierto. Fernando Savore, titular de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA), señaló que “las listas de precios ya llegaron con subas de entre 5% y 8% en abril”, aunque las ventas siguen flojas y eso frena nuevos aumentos.
Para los economistas, el traslado a precios dependerá del valor al que finalmente se acomode el dólar. Guido Zack, de Fundar, explicó que “la inflación subirá porque el tipo de cambio impacta casi de inmediato”. En tanto, Orlando Ferreres advirtió que “habrá una suba por dos o tres meses, sobre todo en alimentos y productos importados, pero después la inflación debería desacelerarse”.
Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, coincidió: “Si el dólar toca el techo de $1.400, el traslado a precios será considerable, tanto en bienes como en servicios públicos, porque todo está vinculado al tipo de cambio”.
Desde Focus Market, su director Damián Di Pace explicó que buena parte de la inflación de marzo ya fue una respuesta anticipada al nuevo escenario cambiario. “Hubo remarcaciones por especulación sobre costos de reposición y tipo de cambio futuro”, detalló.
Los informes de consultoras también ponen en duda un camino claro hacia la estabilidad. Para Ecolatina, “el nuevo esquema condiciona, aunque no anula, el proceso de desaceleración inflacionaria”. En la misma línea, el IERAL advirtió que el impacto inflacionario podría retrasar la recuperación de salarios y actividad económica, aunque podría ser un efecto “acotado y de una sola vez” si se mantiene el equilibrio fiscal.
Por ahora, las miradas estarán puestas en cómo reacciona el mercado en los próximos días. Con un tipo de cambio más libre, la presión sobre los precios podría intensificarse, especialmente en un rubro tan sensible como el de los alimentos. La gran incógnita: ¿el nuevo esquema marcará el inicio de una etapa de mayor previsibilidad, o un nuevo round de aumentos?
