Álvarez Castellano: “Yo no voy a fundirme para que el gremio gane su elección, vamos a ver quién aguanta más”
El presidente de Conarpesa responsabilizó al SOMU por el conflicto que mantiene paralizada la pesca de langostino en aguas nacionales. "Parece que quieren cargarse a las empresas", asegura el empresario.
En un hecho sin precedentes para la industria pesquera argentina, por primera vez en la historia no comenzó la temporada de pesca de langostinos, generando una profunda crisis en las principales plantas procesadoras del país.
Fernando Álvarez Castellano, empresario español con tres décadas de trayectoria en la actividad, explicó en diálogo exclusivo con ADNSUR que la situación es insostenible y responsabilizó directamente a la intransigencia sindical por el estancamiento del sector.
"Ya este año no teníamos ninguna forma de compensar con nada, y por lo cual yo no puedo y les he pedido a mi gente, que les he hecho ganar dinero durante 29 años, pues que den una mano ahora a la empresa aceptando un reajuste de los valores de producción", señaló el titular de Conarpesa, una de las principales compañías del sector.
Es que la propuesta de la empresa, ante un contexto de fuerte baja en el precio internacional del langostino, pero costos internos más altos para operar, fue la de rebajar un 30% los ingresos de los trabajadores, hasta que el valor de exportación retorne a su punto de equilibrio, a cambio de ganar más también, cuando este lo supere.
Cabe recordar que en Chubut, este conflicto afecta especialmente la economía de una provincia que, con el petróleo en crisis, depende mucho más que hace unos años de su segunda industria en importancia, que es la pesca.
Empresas paralizadas y gremios en campaña
Según Álvarez Castellano, el conflicto tiene un componente político que agrava aún más la crisis. “Nos enfrentamos a un sindicato que está en elecciones y que cree que su fórmula para ganarlas es decir: ‘No aceptamos nada a la baja, en todo caso vamos a discutir al alza’”.
El empresario se refiere al SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos), al que acusa de bloquear cualquier intento de acuerdo racional en medio de una coyuntura crítica.
"Ellos recaudan mucho, tienen mucho poder. El año pasado les dimos 650 millones de pesos, y en total recibieron más de 12.000 millones. Imagínate qué poder de juego tienen", denunció.
Y añadió: "Tienen cien patoteros pagos, muchos de ellos ni siquiera suben a los barcos. Y está bien, pero cuando es para amenazar a los propios marineros que sí quieren trabajar, ya es otra cosa. Hubo imágenes en Mar del Plata donde se agarraba del cuello a un empleado por querer salir a pescar".
Langostino a pérdida
Álvarez Castellano dejó en claro que no está dispuesto a operar en condiciones de pérdida. "El año pasado salí por compromisos con clientes, pero me pagaron lo que quisieron. Este año no voy a salir a perder para que ustedes tengan langostino. Porque me fundo. Y el año que viene no habrá nada".
El empresario explicó que por cada barco grande, con 8 o 10 viajes, la pérdida ronda los 15 millones de dólares.
"¿Qué quiere el SOMU? ¿Que pierda 15 millones para que ellos ganen lo del año pasado? Es imposible. Ese razonamiento no lo acepto ni con una pistola en la cabeza", sentenció.
Además, propuso una salida razonable que fue rechazada por el sindicato: vincular los premios de producción al valor del langostino en el mercado internacional. "Les dije que si el valor de exportación supera los 7 dólares, automáticamente subiría el premio de producción. Pero no lo quieren aceptar. No les interesa. No hay voluntad de dialogar", lamentó.
Un Estado atado y un futuro incierto
Consultado sobre el rol del Estado en el conflicto, Álvarez Castellano sostuvo que "está haciendo lo suficiente", pero no tiene herramientas efectivas para obligar a las partes a ceder.
"Meter una conciliación obligatoria no cambia las cosas. El Estado puede prometer reducir retenciones en el futuro, pero si hoy las quita, los marineros van a exigir que les demos más. Y si mañana las reponen, ¿el marinero me lo va a devolver? Imposible", explicó.
También fue crítico con la presión sindical para que las empresas transfieran todos los beneficios fiscales a los trabajadores. “Cuando fue el dólar exportador, tuvimos que darles la diferencia. Yo protesté y dije: ‘Esto es para ayudarnos a nosotros’. Pero la mentalidad es otra: se quedan con el 20% y lo consideran un derecho adquirido”.
Hoy, la continuidad de la empresa pende de un hilo. "Yo no quiero vender Conarpesa en estas condiciones. Me da vergüenza. Tengo que ponerla en valor. No voy por la vida engañando a la gente", afirmó. Reconoció que hay negociaciones con interesados, pero todo está en pausa hasta que el conflicto se resuelva.
La advertencia final
Fernando Álvarez Castellano fue categórico: "Estamos parados y vamos a ver quién aguanta más. Yo no voy a fundirme para que el SOMU gane su reelección. Sin empresa no hay marineros, y sin marineros no hay empresa. Lo dicen ellos, pero parece que quieren cargarse a las empresas".
La crisis en el sector pesquero amenaza con profundizarse, mientras miles de puestos de trabajo están en juego. La falta de acuerdo, la presión sindical y un contexto económico adverso han paralizado una de las industrias más importantes para las exportaciones del país.
