Habitualmente, Nicolás Coll agarraba los botines con tapones y salía de su casa el domingo para ir a jugar a la pelota, pero un día cambió. En el bolso llevaba el buzo antiflama y las botitas mientras que en la otra mano cargaba el casco. No es que eligió un deporte nuevo, volvió a los inicios. TERMINA DE LEER ESTA NOTA HACIENDO CLICK ACA

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