El camperón largo azul y las manos en los bolsillos junto con los bigotes blancos son marca registrada de un entrenador que supo dejar su huella en miles de chicos que pasaron por la CAI con la ilusión de llegar a ser jugador profesional. Solo un puñado lo logró, y si se les pregunta no se olvidan y nombran a Mario Amado. TERMINA DE LEER ESTA NOTA HACIENDO CLICK ACA

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