A poco más de nueve meses de las agresiones de los hinchas de River al micro que trasladaba al plantel de Boca para jugar la revancha de la final de la Copa Libertadores, el xeneize vuelve al estadio Monumental. Será para encarar el Superclásico correspondiente a la fecha 5 de la Superliga. Lo hará con medidas extremas de seguridad.

El bus que lleve a los jugadores del conjunto de la Ribera al barrio de Núñez contará con vidrios blindados, prácticamente irrompibles. De hecho, para darle más tranquilidad a los integrantes del equipo, los propios jugadores se encargaron de probarlos.

"Llevaron un auto al predio de Boca en Ezeiza con los mismos vidrios blindados que se le pusieron al micro y los futbolistas le pegaron con una maza. No se rompen", explicó Darío Ebertz, el chofer del plantel de primera, en una entrevista con Olé.

"O sea, se rompe el vidrio de la parte de afuera, se astilla, pero para adentro no pasa nada. Tiene doble vidrio con una lámina de espesor muy gruesa en el medio. Y eso no deja que la piedra que impacta pase para el otro lado", aclaró el Gringo, como lo conocen en Boca. "Pero mirá que le pegaron fuerte, eh. Y nada", agregó.

Ebertz dijo que nunca podrá borrar de su cabeza el momento en el que una botella rompió su vidrio y, gracias a que se cubrió, le pegó en la parte abajo de la axila. "Gracias a Dios no me llegó a tocar la cara ni los ojos. En ese caso no sé qué podría haber pasado", aseguró.

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