El seleccionado nacional hoy volvió a superar una prueba de carácter. Es que en el campo de juego se encontró con una Australia que la esperó y le complicó todos los caminos a su arco. Argentina no pudo patear a los tres palos hasta el tiro de Messi. El genio frotó la lámpara y abrió el partido tras 35 minutos.

El gol de Julián Álvarez es hijo de su voraz presión, pero también fue ayudado por el tenaz desgaste de Rodrigo De Paul, que apuró y obligó al arquero rival a dirigirse a la zona a la que llegaría a la postre el hombre del Manchester City.

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En la segunda mitad, Scaloni corrigió y acertó en la línea de tres. La inclusión de Lisandro Martínez, clave en uno de los cruces que impidieron el gol australiano, fue determinante para la férrea defensa argentina.

La cantidad y la calidad de ataques albicelestes del segundo tiempo dieron la sensación de que el partido pudo haberse definido antes. El conjunto de Scaloni mereció hacer al menos uno o dos goles más. Es que Argentina tuvo a un Messi que le hizo un tributo a su propia carrera con los espacios que Australia, apurada por el resultado, tuvo que ceder en su propio campo. Estamos muy cerca de poder decir que Qatar 2022 es el mejor mundial de la Pulga.

Sin embargo, la fortuna provocó que el rebote en Enzo Fernández le diera vida a los socceroos, que parecían a esa altura fuera del mundial. En la difícil, los tres centrales estuvieron implacables. Aún en desventaja en cuanto a la altura, sacaron todo tanto por arriba como por abajo. De Paul acudió al llamado de auxilio de sus compañeros en cada jugada y Dibu Martínez se hizo gigante en el arco sobre el final. Esto último es muy importante, es que el marplatense es un tipo de jugador emocional. Cada intervención positiva lo fortalece y hoy nos salvó en una parada dificilísima.

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Argentina sigue curtiéndose y ya está entre los ocho mejores del mundo. En cuartos de final lo espera nada más ni nada menos que el Países Bajos de Van Gaal. Dicho encuentro no será solo una parada difícil en cuanto a nombres -de mucha mayor valía que los de las selecciones enfrentadas por el equipo de Scaloni- sino que también lo será en la propuesta: los neerlandeses gozan de un estilo de autor. Dueños de una escuela fundamentalista del juego asociado y dirigidos por una eminencia como el ex entrenador del Barcelona, serán probablemente el primer equipo del mundial que no salga decididamente a esperar a la selección nacional.

Dicho esto, los neerlandeses no comen vidrio, cuando tienen que forzar el error, sin importar el espectáculo, lo hacen sin pudor. Así lo hicieron hoy contra Estados Unidos. Aunque también le marcaron un gol –el primero- digno de pasar en las escuelitas de fútbol del mundo.

Las pruebas piloto ya pasaron y los jugadores respondieron. Este equipo quiere ser campeón y, a diferencia de otros años, está enfocado, con confianza y tuvo la suerte de recibir a tiempo el golpe que lo despertó sin sacarlo de la competencia. Scaloni ya lo dijo recién post partido: hoy empieza otro mundial.

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