(Pasta de Campeón / ADNSUR) - Alma Muñoz lleva una vida común como la mayoría de los chicos de su edad. Pero su historia viene de sacrificio, batalla y encontrar su lugar en el mundo. Alma pertenece a la escuela de Mercegué Aeróbicas y a su corta edad ya cuenta con dos campeonatos sudamericanos en su haber: uno individual y otro por equipo. 

Para llegar a este presente, tuvo que aprender a combatir de pequeña. Con solo tres años le detectaron una enfermedad y luchó hasta que desapareció por completo. La cura: la gimnasia aeróbica.

“Empecé a practicar gimnasia porque tenía epilepsia nerviosa y a mi mamá le recomendaron que haga deporte. Me gustó la gimnasia y me hizo salir adelante de la enfermedad. Hoy en día estoy bien y le agradezco eso al deporte”, dice a Pasta de Campeón la pequeña deportista.

Los primeros meses fueron de adaptación, pero al poco tiempo Alma empezó a competir. Ya sin secuelas de la enfermedad, fue participando en torneos y logró destacarse junto a sus compañeras de escuela. 

Su madurez al expresarse, hace olvidar por completo que tiene 12 años. “A lo primero no sabía nada de gimnasia, pero a los 5 años estaba más avanzada. Después en 2017 me fui al Sudamericano y salí campeona. Fueron dos títulos, uno por equipo y uno individual”, dice sobre sus inicios y su trayectoria.

Respecto a la competencia, recuerda: “Hice una coreografía que lleva varios elementos y cada vez que vas creciendo van siendo más complicados, ya que los elementos son de mayor ejecución y avanzadas complejas”. 

En 2019 Alma también participó de un Panamericano, donde rindió y pasó al Nivel A, el  más alto que hay. Obtener ese crédito es el que permite participar de certámenes internacionales. 

Esa fue la primera vez en la historia de Chubut que gimnastas de la provincia compitieron en un torneo de esas características. Es un logro sumamente recordado.

Alma, la pequeña de Comodoro que venció la epilepsia y la rompe en gimnasia aeróbica sudamericana

En su corta carrera deportiva, también sufrió la pandemia a flor de piel. No pudo ir a entrenar, dejó de ver a  sus amigas y debió adaptarse a los entrenamientos virtuales. “No podíamos hacer nada. De casa hacíamos videollamadas  y torneos virtuales. No me gustaba y me aburría“, comentó sobre aquel momento. 

Es como dice, para ella la gimnasia “es un cable a tierra, porque me encanta. Nunca la dejaría. Tengo posibilidades de viajar a otros lados y conocer gente. Mi sueño es llegar al mundial;  sé que lo podré lograr porque se sueña en grande“.

Para cumplir sus metas, sabe que su vida debe ser ordenada en todos los aspectos para tener la posibilidad de entrenarse. Como en el deporte, en el estudio también es muy aplicada lo que permite que la familia y amigos hagan también sacrificios para que ella esté en óptimas condiciones para competir. 

“En la semana voy a la escuela. Los martes y jueves entreno de 14 a 17 y los sábados de 10 a 13. Además, Juan Alvarado y mi mamá me preparan físicamente en el gimnasio del Team Alvarado”, admitió.

Cada vez que cambian de categoría, las gimnastas deben volver a rendir para poder seguir estando en el máximo nivel competitivo. Obviamente, a mayor edad, mayores son los desafíos  a sobre pasar. 

Ahora a Alma le espera otra competencia. Con una delegación de “Mercegué Aeróbica” de más o menos 20 personas viajará a otro certamen Nacional. Los fondos mayormente son autofinanciados por ellos mismos. Por eso recaudar plata para poder costearlos y afrontar la competencia.

“Nos vamos a Misiones. Hay posibilidad de rendir y subir al Nivel a, que da pase nuevamente a campeonatos Sudamericanos y Panamericano. Se concentra toda la Argentina allá. Así que estamos vendiendo rifas, comidas y haciendo cine solidario. Quiero agradecer a mi mamá que hace todo al pulmón y se las ingenia para que yo pueda competir. Antes venía a las 12 de la noche de trabajar. Llegaba y yo le decía que la había extrañado mucho, pero ella me contestaba que con el sacrificio íbamos a ver los logros“, agregó, agradeciendo a su madre.

Alma junto a su mamá.
Alma junto a su mamá.

Aquellos interesados en colaborar para que Alma pueda costear los gastos que precisa para estar en este certamen, pueden comunicarse directamente con su mamá, Lorena, al 297-4293043.

Por último, la pequeña aprovechó y  extendió agradecimientos: “a mi papá que se mueve para que yo entrene y a mi abuelo que siempre está ayudando para los pasajes y todo. También al Team Alvarado, porque ellos me dan un espacio y me tienen paciencia para entrenar ahí. Y a mis profesoras Amanda Mercegué y Valentina Ramos”.  

Sin siquiera haber entrado en su adolescencia, Alma nos enseña que la vida es una aventura con obstáculos a vencer, donde rendirse no está permitido, y que cuando pensamos que está todo perdido, nuestra fuerza interior sale a flote. El destino hizo que una enfermedad la acerque al deporte y hoy es una de las grandes promesas de la gimnasia aeróbica local.

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