"Las mil muertes de Nora Dalmasso", el nuevo docudrama que es furor en Netflix
El caso de Nora Raquel Dalmasso, una mujer cuya identidad fue moldeada —y distorsionada— por los medios, la justicia y la opinión pública mucho después de su asesinato en 2006.
- Título: Las mil muertes de Nora Dalmasso (Reino Unido/Argentina, 2025)
- Dirección y guion: Jamie Crawford
- Producción general: Rosie Taylor
- Producción ejecutiva: Jamie Crawford, Tom Keeling
- Entrevistados destacados: Facundo Macarrón, Marcelo Macarrón, Valentina Macarrón, Denise Audrito, Pablo Ferrari, Hernán Vaca Narvaja, Cecilia Balbo, Gustavo Liebau.
- Plataforma: Netflix
El título del nuevo docudrama de Netflix no es una metáfora gratuita, sino el núcleo de su exploración: las múltiples "muertes" simbólicas de Nora Raquel Dalmasso, una mujer cuya identidad fue moldeada —y distorsionada— por los medios, la justicia y la opinión pública mucho después de su asesinato en 2006.
Dirigido por Jamie Crawford y producido por Pulse, el documental no busca resolver el enigma jurídico (aún abierto y cercano a la prescripción), sino rescatar la humanidad de Nora detrás del circo mediático que la redujo a un estereotipo: la esposa infiel, la "swinger", la víctima cuyo crimen se narró más como un escándalo que como una tragedia.
A través de entrevistas a familiares, periodistas y actores clave, el filme cuestiona: ¿Quién fue realmente Nora? ¿La mujer sonriente de los álbumes familiares? ¿La figura sexualizada por la prensa? ¿O la madre y esposa que recuerdan con dolor los suyos?
Una estructura impecable: Cronología, tensión y ausencia de sensacionalismo
Crawford elige una narrativa cronológica, efectiva para mantener el suspenso pese a la notoriedad del caso, y evita dos trampas del true crime moderno:
- Reconstrucciones dramatizadas, optando por archivos reales y locaciones auténticas.
- Una voz en off conclusiva, permitiendo que las contradicciones entre testimonios hablen por sí mismas.
El relato arranca con el hallazgo del cuerpo de Nora el 25 de noviembre de 2006 en su casa de Villa Golf, Río Cuarto: estrangulada, desnuda y abandonada en la habitación de su hija. La investigación inicial se tiñe de morbo: los rumores sobre su vida sexual ("Esto iba a pasar, con esos jueguitos") eclipsan el crimen, mientras la ausencia de su familia (su marido, Marcelo Macarrón, en Punta del Este; su hijo Facundo en Córdoba; su hija Valentina en EE.UU.) alimenta sospechas.
Los periodistas locales Denise Audrito y Pablo Ferrari aportan rigor, pero es Hernán Vaca Narvaja (revista Sur) quien emerge como figura polarizante: acusado por la familia de perseguirlos, pero también voz crítica contra su impunidad.
Los Macarrón: De sospechosos a víctimas colaterales
El docudrama da un giro al centrarse en la familia: primero señalada, luego arrasada por el escrutinio público.
- Facundo Macarrón, el hijo inicialmente imputado, se convierte en narrador accidental, mezclando dolor con ironía ante su injusta criminalización.
- Valentina, más emocional, refleja el trauma de perder a su madre y ser revictimizada por los medios.
- Marcelo, el viudo, aparece tarde pero su soberbia (real o construida) añade capas al conflicto.
La tensión entre Vaca Narvaja y los Macarrón simboliza un duelo más amplio: el de una sociedad que consumió el caso como entretenimiento, sin importar las consecuencias.
El verdadero culpable: La maquinaria mediática
Más allá del misterio sin resolver, Las mil muertes de Nora Dalmasso expone:
- El sexismo en la cobertura: Los titulares redujeron a Nora a sus supuestos "excesos", mientras se minimizó la violencia de su muerte.
- El poder de los rumores: Basta una frase ("jueguitos sexuales") para que un crimen se convierta en espectáculo.
- La impunidad de clase: La influencia política y económica de los Macarrón oscureció la investigación, pero también los convirtió en chivos expiatorios.
Conclusión: Un documental necesario
Con un ritmo pulido y una mirada humana, Crawford logra lo que la justicia no pudo: devolverle a Nora Dalmasso su dignidad. El docudrama no cierra el caso, pero sí abre una pregunta incómoda: ¿Cuántas "Noras" seguimos matando cada vez que priorizamos el morbo sobre la verdad?
