El sol pegaba fuerte esa tarde. El termómetro marcaba 38° pero no importaba, Gustavo quería trabajar, y luego de varios meses había encontrado una changa para rellenar una parte del terreno donde se iba a construir un autolavado. Sabía de antemano que lo suyo era sólo ayudar para un trabajo puntual, pero era fin de año y quería tener plata para las fiestas. Así fue hasta Saavedra casi Rivadavia e hizo la tarea que le habían encomendado. 

Sin embargo, el destino tenía otros planes para Gustavo, quien continuó ayudando en diferentes tareas relacionadas al armado del lavadero, sin saber que unos días después lo iban a llamar para hacer un reemplazo, el 1 de enero, de 6 de la mañana a 12 del mediodía, una changa que no le convivencia del todo, pero que terminó dándole un trabajo estable.

“Yo la verdad mucho no quería ir ese día porque era chico, andaba de joda y era fin de año, pero fui y me quedé. Me acuerdo que la persona que me contrató me dijo “‘Vos te quedás, porque tenés ganas de trabajar’”.

Gustavo Cárdenas es el empleado más antiguo que tiene La Ballenita Blu, el primer autolavado de autos que tuvo Comodoro Rivadavia, que hoy cuenta con tres sucursales. El viernes, en la fiesta que realizó la empresa, el vecino del barrio Jorge Newbery recibió un presente por estas bodas de plata, una sorpresa que no esperaba, pero seguramente le gustó.

Gustavo (centro) el viernes fue reconocido por sus 25 años de trabajo en La Ballenita Blu
Gustavo (centro) el viernes fue reconocido por sus 25 años de trabajo en La Ballenita Blu

En la previa, dialogó con ADNSUR y contó cómo fueron los inicios de la Ballenita. “Al principio costó pero a la gente le llamaba la atención. Me acuerdo que lo que hicimos fue regalar unos vales en el centro, en los semáforos, que decían ‘Vale una ficha’, y la gente iba para ver cómo era y por ahí terminaban comprando alguna. Así empezó todo, pero fue tanto el laburo que el primer año tuvieron que abrir otra sucursal. Por suerte hasta el día de hoy hay clientes que van hace 25 años, que les gusta lavar su auto”, dice Gustavo con orgullo.

El autolavado de autos, a diferencia de otros rubros, es más estable con el paso del tiempo. No hubo grandes cambios en estos 25 años, salvo la forma en que compran las fichas y el horario. Es que como recuerda Gustavo, en el pasado la gente que entraba a lavar el auto debía comprar las fichas en una máquina, colocando el billete en forma horizontal. “Esa máquina te daba las monedas y nosotros no entendíamos, pero eran de Suiza, y con el viento y la tierra se rompía el lector de billetes, así que con el tiempo empezamos a atender nosotros”, recuerda.   

La Ballenita se convirtió en un lugar habitual para remiseros y taxistas.
La Ballenita se convirtió en un lugar habitual para remiseros y taxistas.

UNA FRANQUICIA ITALIANA

La Ballenita Blu abrió el 1 de enero de 1998. Juan Pablo Scavuzzo (48), su socio gerente, cuenta que el proyecto surgió cuando unos empresarios italianos trajeron la franquicia a Comodoro. La idea era innovadora, y su padre, junto a un grupo de socios, decidieron instalar este autolavado. “Fuimos de los primeros en traer el sistema de autolavado en Argentina y Sudamérica”, cuenta con orgullo. “Originalmente la franquicia se creó para un público muy especial, que es gente que no quiere que le toquen su auto, que no quiere sacar turno, que no quiere esperar o vaciar su auto para dejarlo en un lavadero o que se lo toquen o se lo rayen”.

Scavuzzo asegura que al principio nadie pensaba que iba a funcionar un sistema donde cada uno lave su propio auto. Sin embargo, afirma que el mercado se fue haciendo lentamente, gracias también al empuje de quienes llevaron adelante la iniciativa.

Como dice Gustavo, al poco tiempo de inaugurarse la empresa, se montó la segunda sucursal, y así la Ballenita fue creciendo. 

El sistema funciona con máquinas importadas con un triple tratamiento de agua, explica. “El agua es tratada, desmineralizada con osmosis inversa, declorificada y ablandada, lo que permite que haga mejorar espuma. El sistema permite que cuando vos enjuagas, al no tener residuo natural, si no lo secas y no hay viento no debe quedar ni una sola mancha, porque el agua está desmineralizada. Lo bueno es es un sistema que utiliza la cantidad de agua estrictamente necesaria, alrededor de 15 litros por ficha y parte del agua se reutiliza, porque el agua que se va al decantador de sólidos va a un decantador de hidrocarburos y se puede volver a utilizar, en un porcentaje”.

Para que el sistema funcione correctamente, es fundamental el tratamiento del agua, cuenta Juan Pablo. “El tratamiento es fundamental y el sistema de calderas también, porque el agua tiene que estar siempre activo con dos calderas que son redundantes, porque para el lavado el agua caliente es fundamental y después el mantenimiento porque necesitás que la lanza tenga un acople giratorio para que puedas girar alrededor del auto tranquilo”. 

Juan Pablo Scavuzzo es el socio gerente de la empresa. "Nos gustaría expandirnos", afirma.
Juan Pablo Scavuzzo es el socio gerente de la empresa. "Nos gustaría expandirnos", afirma.

Como muchas empresas en tiempos de pandemia, la Ballenita también la pasó mal. Sin embargo, sus características y el hecho de ser a cielo abierto, permitieron que rápidamente pueda reabrir sus puertas, primero ofreciendo desinfección de patrulleros y ambulancias y luego con el sistema tradicional. 

En la actualidad, el autolavado ya no funciona las 24 horas como en el pasado. Luego de la pandemia recortó su horario de 8 a 12, pero no el personal. Así, con 12 empleados, muchos con más de 15 años en la empresa, la firma aspira a seguir estando presente en Comodoro, sabiendo que como Gustavo, fueron pioneros en Argentina y Sudamérica. 

El viernes, La Ballenita Blu celebró sus 25 años de actividad ininterrumpida.
El viernes, La Ballenita Blu celebró sus 25 años de actividad ininterrumpida.
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