“Imaginate que lo hago de seco, mirá si tuviera plata lo que sería. Te digo de verdad, de seco, porque a veces no tenemos ni para comer”. Oscar Valdebenito está apoyado sobre una mesa de su pequeña casa - taller. Recién acaba de armar una cocina y recibe a un equipo de ADNSUR en su precaria vivienda que habita en la zona alta del barrio Pietrobelli, sobre calle Alsina al 1200. 

Ante el llamado a la puerta abierta, se limpia las manos con el pantalón y saluda, sin saber que busca su interlocutor. El saludo es directo: ”me comentaron que arreglás cocinas y a veces hacés alguna donación”. “Si qué andas buscando”, responde, mientras mira las cocinas que tiene afuera de su casa, buscando con los ojos alguna que le pueda salvar la semana, aunque a esta altura es difícil.

Cuando le digo sobre la nota responde entusiasmado e invita a pasar a su humilde morada; un cuarto de 2 x 2 donde hay un equipo de música desarmado, la cocina recién armada y otros elementos con lo que espera saciar el hambre.

Oscar cuenta que se dedica a reparar y vender cocinas usadas. Su compañera, Nancy, hace la parte de marketing a través de grupo de ventas de la red social Facebook, y él las repara aprovechando los conocimientos que tiene, aquellos que lo llevaron a trabajar de gasista o en la construcción.

Fue locutor en diferentes radios de Comodoro, trabajó en varias empresas y ahora arregla cocinas paras vender y donar a comedores

UN AMANTE DE LA RADIO

El hombre tiene 49 años y en diciembre cumplirá 50. “Si tiramos la casa por la ventana nos quedamos sin rancho”, bromea, y cuenta que hace 29 años vino de Esquel, por laburo y acompañando a su vieja, pero le quedó gustando el sur y se terminó quedando en la zona.

En estas casi tres décadas Oscar anduvo por todos lados, desde Ushuaia a Caleta Olivia, la ciudad vecina a Comodoro Rivadavia que tiene como icono al Gorosito, el monumento al trabajador petrolero. Asegura que sabe hacer de todo. Se crió cosechando papas y con la pala en la mano. Sin embargo, admite que lo suyo siempre fueron los medios; las radios populares con que además de comida buscaba diversión. 

“Estuve en Fm 100, LU17, Fm del Pueblo, tuve cinco minutos de fama con Richi, en Radiovisión, pero lo que pasa que yo soy cumbianchero, hago animación y él me envió a deportes, yo ni conocía los equipos de acá”, dice entre risas.

Oscar dice que poco recuerda de esos tiempos, que pasaron muchos años y mucho en la vida, pero no duda en decir que eso es lo que le gusta. Pero como le sucede a muchos, alguna vez tuvo que elegir entre hacer lo que le gustaba o llevar el puchero a casa, y eligió lo segundo.

“Estuve muchos años laburando en los medios, pero en las empresas que trabajaba tenía otros horarios. Entonces por ahí tenía que faltar al programa o cambiar de horarios, y  llegó un momento que tuve que elegir. Pero hice de todo, trabajé como seguridad, en camión de caudales, y en la parte de construcción con una empresa que era de Rawson. Mi último trabajo fue en la panadería de Lito como repartidor, viajando a Caleta, Pico Truncado, Las Heras”.

DEL TRABAJO EN BLANCO A LA PRECARIEDAD

En plena pandemia, Oscar comenzó a dedicarse a la reparación de cosas y en las cocinas encontró una posibilidad de ganarse el mango. “Esto se vende, dentro de todo la gente compra, lo que no tengo es abastecimiento de cocinas, porque ahora lo que tengo es chatarrería, pero si la gente me dice tengo una puerta tirada, tengo un vidrio o si me dice tengo una cocina para reparar y una rota también sirve, o también si tienen una cocina tirada, porque una manito da una manito a la otra”, asegura.

Nancy, quien durante mucho tiempo se dedicó a la música, cuenta que todas las cocinas salen con 8 meses de garantía. “Garantía real”, afirma Oscar y explica: “Vos si comprás en una casa de electrodomésticos te dicen un año, pero tenés que llevarla, se la quedan y te la devuelven al tiempo. Acá no, son 8 meses reales, la traes y te la arreglo enseguida”; dice con orgullo.

EL DESEO DE SALIR ADELANTE

El hombre cuenta que sueña con tener su propio taller. Dice que no quiere planes sociales pero sí un espacio donde pueda armar su propio emprendimiento. “Imaginate que estamos laburando a la intemperie, entonces con las lluvia se me moja todo. Ahora estoy recuperando lo que puedo, porque si se mojan las válvulas hay que limpiarlas completas. Pero estamos tratando de hacer algo, lo iniciamos ya, pero está todo muy caro. Si tuvieramos un conteiner sería ideal, ahí podría hacer todo”, dice, soñando con que alguien lo ayude, aunque no lo termina de decir.

Lo suyo es el trabajo boca a boca, él vecino que le dijo a otro vecino, o el conocido que le cuenta a otro que repara termotanques, calefactores y cocinas, aunque no todos pueden pagar, dice Oscar, quien ha donado más de una cocina para algún comedor o algún abuelo.

“Ayudamos a la gente que no tiene plata, que es jubilada o no tiene dinero para arreglar su cocinita. Yo se la arreglo de corazón. Cuando vienen me lloran. Yo le digo ‘no te preocupes hoy no tenés, mañana capaz que si. Mañana vos me das una mano, yo  te la doy hoy dentro de la pobreza que tengo, pero la verdad es que no a todos los puedo asistir, porque no tengo fondos, no soy un empresario. Es más, alguna vez me quedé sin repuestos porque no me di cuenta y después no tenía ni repuestos para mí, y yo con esto me salvo, porque no tenemos más”.

La charla va llegando a fin. Oscar (su teléfono es 2976232912) repite que ojalá pudiera ayudar a todos, y sentencia: “imaginate que lo hago de seco, mirá si tuviera plata, lo que sería”, cierra este hombre que espera salir de la pobreza ayudando. 

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