RÍO GALLEGOS (ADNSUR) - Un fuerte terremoto se sintió en varias ciudades de Chile y Argentina. En el vecino país hubo una importante alerta por tsunami. El Diario Nuevo Día pudo conversar con la locutora y colega de Río Gallegos, Nancy Páez, quien junto a una amiga vacacionan en La Serena, Chile. En medio de la nota volvieron a sentir una réplica.

Terremoto en Chile: la santacruceña que lo vivió y puede contarlo
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Nancy contó que “eran las 22:30 horas, no recuerdo bien que día, creo que el sábado, nosotras, con mi amiga Graciela habíamos llegado ese día a La Serena y una vez instaladas en el condominio, en un tercer piso, decidimos salir a caminar a recorrer las playas, hicimos 25 kilómetros, llegamos cansadas, pasamos por un supermercado para cenar, llevábamos 36 horas sin dormir”.

“No habíamos podido prender el calefón y cuando por fin lo logramos hacia un ruido muy fuerte, creía que había empezado a funcionar mal y que iba a hacer una explosión, y de repente sentí que la pared, de atrás mío se movía muchísimo y cada vez mas fuerte. El ruido es indescriptible, imborrable de como cruje la tierra, nunca había escuchado un ruido de ese tipo. Yo ya había vivido una situación similar, pero fue mucho menor, fue muy fuerte y muy largo, la impresión que daba es que iba hacia arriba”.

Nancy relató que “empezamos a sentir gritos y me di cuenta que era un temblor, le grito a Graciela que se quede tranquila y se corta la luz y le gritaba que se ponga debajo del marco de una puerta. Yo llegué hasta un baño y ella estaba en otro que no podía verla, ella entró en shock, estaba muda. Le dije que teníamos que salir de ahí, corriendo como estábamos, yo estaba descalza, ella en ojotas, empezamos a bajar por la escalera, la gente desde el sexto piso bajaba a los gritos”.

“Había gente envuelta en toalla, todos salieron como estaban, las barreras del estacionamiento estaban abajo, por el corte de luz y se generó un embotellamiento en la entrada. Cuando logramos salir me di cuenta de que estaba descalza e inconscientemente volvimos a buscar mis zapatillas. Después de todo esto logramos salir y empezamos a correr en dirección contraria al mar. Un grupito de venezolanos nos dijo que teníamos que ir hacia un cerro, a una zona alta”, narró.

En la evacuación “cuando llegamos al centro, empezaron a sonar nuestros celulares y las sirenas de los bomberos por una alerta de Tsunami. Corrimos de la mano sin parar hasta un cerro, teníamos miedo de perdernos, corrimos una gran distancia que hay hasta ese lugar, pero no podíamos parar. Contuve la calma como nunca en mi vida y le dije a Graciela, tranquila que acá no nos vamos a morir. Ese día tuve la frialdad de pensar en calma".

Continuando con el relato destacó que “era un mar de gente, pero por la naturaleza y la unión de la situación en la que estábamos formamos como una gran familia, íbamos todos juntos y una lugareña nos dijo que una vez ya había pasado esto, que cuando cesó la alerta bajaron del cerro y por un tsunami habían muerto 400 personas, así que había que esperar más tiempo hasta volver”.

“En esa corrida llamábamos a nuestros familiares, y mi hijo tenía el celular apagado, pude comunicarme con Cacho Álvarez (un colega trabajador de prensa), para que vea las noticias y que me tenga informada de cómo iba transcurriendo todo. Lo que se siente es indescriptible, el miedo a morir, pero con el pánico de miles y aferrarse, no sabía si rezar o querer despertarte pensando que es un sueño”.

HERIDAS

En la corrida a la hora de cruzar las vías y en la oscuridad “me caí y mi amiga cayó arriba mío, me hice un corte en la rodilla y llegue sangrando mucho arriba del cerro, por suerte encontramos una mamá con su bebé que tenía de esas toallitas húmedas y eso me sirvió para apretar la herida y hacer que corte la sangre”.

“A las 02:00 de la mañana”, contó, “empezamos a volver cuando recién desde la ONEMI enviaron el cese de alerta a los celulares y llegamos a las 03:00 al condominio. Por el camino “empezamos a ver los efectos de este temblor en las distintas viviendas”.

“Cuando volvimos preparamos una mochila con nuestras cosas, dinero, documentos y abrigo porque había bajado mucho la temperatura. Estos preparativos los hicieron por si volvía a temblar la tierra y tuviesen que volver a salir del lugar donde paraban. Nancy finalizó diciendo que “recién ahí nos acostamos a dormir un poco”, pero, “a las 4 tuvimos otra réplica, luego otra a las 6 y una más a las 10:30 de la mañana”.

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