Hace tres años, cuando Stefano, su sobrino cumplía un año, María José García y Helvio Randazzo no sabían qué regalarle. Si sabían que tenía de todo. Por eso querían comprarle algo que le sea útil y sin querer ella terminó encontrando el regalo en un taller donde venden materiales para pintura artística. 

Majo a la distancia recuerda ese momento y es imposible recordar todo lo que significó. “Me acuerdo que ví el cajón de madera y le dije a él (por su marido): ‘voy a comprar un carrito de madera y se lo voy a pintar’, lo compre, lo pinte, le puse hasta nombre y quedó hermoso”.

Majo estaba tan entusiasmada con el resultado final que decidió compartirlo en sus redes sociales. Sin imaginar que iba a tener cataratas de consultas y preguntas; es que más de una persona quería uno de esos cajones de madera ideales para regalar. 

Así, nació Toco Madera Kids, un emprendimiento que para Majo y Helvio significa un cable a tierra a su trabajo principal.

Son marido y mujer y crearon un emprendimiento de juguetes de madera como un cable a tierra a su trabajo principal

UN CABLE A TIERRA

El matrimonio es conocido en zona norte por la casa de venta de repuestos del automotor que tiene en Kilómetro 5. Pero pocos saben que a modo de emprendimiento y hobby también construyen juguetes de madera.

Se trata de un trabajo conjunto en él que combinan sus dos pasiones: pintura, algo que ella realiza desde siempre, incluso pintando cuadros, a pesar de una dificultad visual que tiene de nacimiento y que casi la dejó ciega; y carpintería, el oficio que él aprendió desde chico, gracias a la profesión que tuvo su viejo, quien en 1954, ingresó como carpintero a la YPF estatal. 

Y todo comenzó gracias a un regalo que nunca llegó como se pensó originalmente, ya que el carro para Stefano terminó en manos de otro nene. Majo decidió venderlo y así nació el emprendimiento, algo que recuerda como si fuese hoy.

“Cuando lo publique comenzaron comenzaron a llover mensajes. ‘Que lindo, cuánto mide, para qué és, y el carrito nunca llegó a Stefano”, dice entre risas. “Lo vendí, por supuesto después le hicimos uno más lindo, pero en ese momento le conté a él que pedían, Entonces decidí seguir”.

Mientras habla Majo, Helvio escucha el relato de su esposa, y los recuerdo florecen entre el regalo y el cambio de rumbo.

“Me acuerdo que con esas primeras ventas se hizo unos mangos", dice él. "pero cuando le empezaron a pedir yo le dije ‘no te conviene tanto porque vas a cambiar la plata’. Los tenía que comprar, pintar, entonces le dije ‘yo te lo hago; tengo las herramientas, me gusta’. Y ahí no paramos más”, agrega.

Son marido y mujer y crearon un emprendimiento de juguetes de madera como un cable a tierra a su trabajo principal

UN TRABAJO EN EQUIPO

Los primeros carros que Majo y Helvio construyeron eran similares al que había comprado para Stefano. Sin embargo, luego de los primeros pedidos se dieron cuentan que tenían que ser más resistentes, ya que a las pocas horas que los regalos eran entregados los padres les mandaban fotos con los nenes arriba del carro. Así decidieron refojarlos y mejorarlos. 

El trabajo es arduo y les demanda tiempo extra a su tarea principal. Majo y Helvio primero lo diseñan en base a los pedidos de los clientes, principalmente madres, y luego cada uno hace su trabajo: Helvio corta la madera en el pequeño taller que armó en su casa, donde corta y arma con lujo de detalle y le hace las terminaciones; y Majo le pone el toque mágico con el pincel y los colores, muchas veces en horario nocturno y aprovechando el descanso del sábado, domingo o feriados.

Sin embargo, para ellos lejos de ser una carga es algo que disfrutan, tal como dice Majo. “Le vamos buscando la vuelta haciendo algo que nos gustan porque es un hobby que nos hace bien, que nos une, pero también nos ayuda; Es un cable a tierra”.

Pero más allá de la gratificación de hacer y vender su propio producto, para ellos hay algo inigualable que tiene este oficio. “La satisfacción nuestra es cuando ves los nenes que llevás las cosas y te abrazan las piernas. Ellos te aman y esa es la satisfacción más grande. Es un hobby para alimentar el alma”, asegura ella. “Eso es lo más lindo'', agrega él. “La satisfacción del chico cuando se da cuenta que el juguete es suyo, eso es impagable”, dice Helvio, este hombre que se animó a acompañar a su mujer, y juntos encontraron un hobby que se convirtió un cable a tierra con la mejor paga: la sonrisa de un niño. 

Son marido y mujer y crearon un emprendimiento de juguetes de madera como un cable a tierra a su trabajo principal
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