“Si el aviso promete un resultado, es posible que no sea un psicólogo verdadero porque nosotros tenemos una técnica profesional que se basa en nosotros mismos, entonces uno no puede dar garantías de que los procesos pueden ser 100% efectivos”. Quien habla es Fernando Paván, presidente del Colegio de Psicólogos de Chubut, quien fue consultado por ADNSUR, ante la existencia de “seudos profesionales” que se hacen pasar por psicólogos y ofrecen tratamientos terapéuticos, con todo lo que ello implica.

Según confirmó, el intrusismo profesional no es algo nuevo. Sin embargo, en los últimos tres años hubo unos 40 casos en los que el colegio tomó intervención, y en la actualidad hay cinco causas penales activas en la provincia. 

“Lamentablemente cada vez son más los casos” -asegura Paván al respecto- “y lo vemos a través de las redes sociales, en papelitos pegados en cualquier lugar. Incluso hemos tenido que hacer intervenciones en programas de radio porque a veces los medios desconocen y en el desconocimiento publican personas que se hacen llamar psicólogos sociales, que no tienen el alcance de su titulación para poder ejercer de esa manera y brindan terapias psicoterapéuticas irregularmente e ilegalmente”, advierte.

En este sentido, el profesional asegura que “cada vez, desafortunadamente, es más la proliferación de escuelas, escuelitas, que ofrecen el título de operador en dinámicas grupales, y demás, que falsamente y erróneamente, se hacen llamar psicólogos sociales”.

“Esa es una de las tantas disciplinas que aparece trabajando de manera independiente en consultorios, lo cual es preocupante porque no tienen la licencia ni ningún conocimiento técnico ni específico. Este tipo de profesiones habilita a las personas a trabajar de manera grupal y bajo estricta supervisión, pero no es algo que uno pueda trabajar de manera independiente, incluso tocando temáticas que son sensibles y que son incumbencia netamente del psicólogo”, explica.

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Paván es presidente del Colegio de Psicólogos de Chubut desde hace tres años, y cuenta que durante su gestión tuvieron que intervenir en diferentes casos. Por ejemplo, en 2018, en el municipio de Trelew intervinieron porque detectaron a un profesional que daba “una escuela para padres, dando temáticas de crianza, violencia y adicciones” sin tener formación de psicólogo. 

“Era una persona que salió de una de estas escuelas pequeñas y que se hacía llamar psicólogo social sin tener formación de psicólogo. Después se va viendo que con esto de la precarización laboral, ciertas instituciones, incluso ministerios y demás, han ido intentando contratar personas con este perfil, pero no tiene asidero porque no hay una reglamentación vigente, y esto lo podemos ver en Comodoro Rivadavia, en Trelew, en Esquel. En el interior, incluso en las localidades más pequeñas, donde es aún más difícil tener información certera de que estas personas están ejerciendo, porque son lugares más cerrados, porque uno no está cerca, y la gente desconoce".

"Hay que tener en cuenta que cuando recurren a nosotros están en un estado de vulnerabilidad, de crisis, o porque está atravesando algún proceso vital que lo afecta, entonces deposita su confianza en aquello que se le ofrece, y si yo le digo algo que no soy, no solo lo estoy engañando si no lo estoy estafando, pero no tiene por que saberlo”.

¿CÓMO DETECTAR UN PSICÓLOGO TRUCHO?

Ante esta situación la pregunta que surge es cómo detectar si quien nos atiende es un profesional de la psicología y está colegiado. Paván explica que en principio tiene que estar registrado en el Colegio de Psicólogos de Chubut, información que se puede encontrar en su sitio web. Si no está matriculado puede que no sea psicólogo o bien que no esté habilitado para trabajar en la provincia. Además, el paciente puede pedir al profesional el número de matrícula habilitante, a lo que debe acceder.

En este sentido, explica que solo las universidades o institutos de psicología otorgan el título grado necesario para ejercer la profesión.

Y ante esta situación aclara: “Hacer un curso de psicoanálisis no convierte a nadie en psicoanalista. Para ejercer la palabra, la escucha activa y el trabajo responsable con personas se requiere el título de psicólogos o licenciado en psicología que solo lo otorgan institutos universitarios y universidad, que es una carrera de al menos cuatro o cinco años de cursada. Las instituciones terciarias que otorgan títulos a tres años, por más que tengan reconocimiento ministeriales de provincias, no son instituciones habilitadas para otorgar este título que tiene actividades reservadas, determinadas en la Resolución 343/2009 de la Ley de Educación Superior, porque la profesión fue declarada de interés público porque tiene injerencia en la salud pública y requiere ciertas prácticas específicas, no basta con un curso”.  

Además, sobre la especialidad de psicólogo social, Paván advierte que “las únicas personas habilitadas como psicólogos sociales son aquellas que hayan estudiado una carrera de grado y que hayan hecho una especialización en psicología social.

Mientras que respecto al coaching, la decodificación, la terapia de vidas pasadas, las constelaciones familiares, aclara que "no son quehacer del psicología o la psicóloga. Psicólogo que ejerza estas cuestiones debe ser denunciado porque hasta el momento no se habilita a un profesional. Después cualquier persona puede ejercer, pero debe saber que dentro de la provincia de Chubut no se puede hacer asistencia de coaching a modo de psicoterapia porque sería un intrusismo profesional”.

¿ESTAFA O IGNORANCIA?

Por otro lado, Paván advierte, como dice al principio, que este tipo de “terapias” suelen ofrecer respuestas rápidas a los problemas. “Son bastante suspicaces cuando se promocionan. ‘Anímate a ser vos mismo, logra lo que siempre quisiste', van siempre a la parte vulnerable de las personas, donde saben que pueden entrar. Pero en ese afán de prometer y sus cursos milagrosos pueden hacer mucho daño, porque están trabajando con la salud mental de las personas”.

Frente a este escenario, el interrogante que aparece es saber si se trata de estafadores o gente que ha hecho un curso de buena fé y desconoce los alcances del mismo, algo que sucede en muchas disciplinas.

“Tenemos las dos cuestiones: Gente que por un intento de crecer personalmente y por desconocer los marcos legales se ponen a ejercer y se han visto a situaciones un poco incómodas cuando se los ha intimado vía legal. Sin embargo, lo que más nos preocupa es la segunda opción: los intentos de estafa, que son muy grandes, porque hay gente que sabe que no puede ejercer, que sus diplomas no tienen alcance, y así y todo se ponen un consultorio. De hecho una de las últimas denuncias que recibimos contra una psicóloga social entre comillas, que también se decía psicoanalista y biodescodificadora, básicamente lo que pasó fue que el paciente quiso sacar un turno y le pasó su número a un psiquiatra con el que trabaja, y cuando el profesional se pone en contacto con ella, desestima el tratamiento porque aclara que no es psicóloga. Tal vez esta persona dio en el clavo porque justo le pidió a su psiquiatra, pero qué pasaba si no contaba con ese profesional. La gente piensa que las palabras son gratuitas, y no es así. Nosotros trabajamos con una técnica que lleva años dominar para poder ayudar al otro y que no salga perjudicado”, sentenció, invitando a denunciar este tipo de irregularidades.

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