El país asiático reportó 1312 nuevos casos de coronavirus el miércoles, mientras que el total de infecciones en el país se acercó a las 70.000, casi todas registradas desde enero. 

En las últimas dos semanas, el número diario de infectados aumentó 70%, de acuerdo con The New York Times.

El país ha emergido como un caso atípico en la lucha mundial por las vacunas ya que se ubica estratégicamente entre dos naciones productoras, Rusia y China, dos gigantes de fabricación de vacunas con ambiciones globales. Mongolia firmó acuerdos por 4,3 millones de dosis de la vacuna Sinopharm y un millón de dosis de la Sputnik V, aunque hasta ahora solo llegaron 60.000 dosis de fabricación rusa.

En Ulan Bator, la capital, el 97% de la población adulta ha recibido al menos la primera dosis, y más de la mitad está completamente vacunada, según estadísticas del gobierno. A nivel nacional, más del 57% de los mongoles ya han recibido una dosis.

La suba de casos tras la amplia campaña de vacunación supone una nueva preocupación para el país y podría deberse a la forma de fabricación de la vacunas chinas, como la del laboratorio Sinopharm. Estas empresas utilizan el coronavirus desactivado para desencadenar una respuesta inmune en el cuerpo.

Estudios han demostrado que la efectividad de estas vacunas es menor frente a la de otras compañías farmacéuticas como Pfizer y Moderna, que utilizan la tecnología de ARNm, que es más novedosa.

La vacuna de Sinopharm ha sido muy cuestionada, pues no existe transparencia en cuanto al resultado de los estudios en la última etapa, según los expertos. Las críticas aumentaron cuando Seychelles, que vacunó a la mayor parte de su población con dosis de Sinopharm, también registró un aumento en los casos.

El mes pasado, el informe de un panel de la Organización Mundial de Salud (OMS) reveló que la vacuna Sinopharm tenía un 79% de eficacia para prevenir el desarrollo de síntomas de Covid-19 en adultos de entre 18 y 59 años, con evidencia de ensayos clínicos realizados en China, Bahrein, Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.

Si bien ese rango de eficacia es similar al de la vacuna de Astrazeneca, es considerablemente más bajo que el de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, que reportaron una eficacia mayor al 90%.

Otro país que registró casos de reinfecciones es Bahrein, donde casi el 50% de la población del país ya recibió el plan de inmunización completo, según el relevamiento de The Washington Post. El país fue uno de los primeros en apoyar a fines del año pasado a China con la fabricación de la vacuna y restar importancia a los resultados de los ensayos y a la seguridad de la vacuna. Seis meses después, la nación atraviesa un nuevo rebrote en personas ya vacunadas.

Las autoridades de Bahrein declararon la semana pasada que comenzarán a ofrecer la vacuna Pfizer-BioNTech a las personas de alto riesgo aunque hayan sido vacunas previamente con dos dosis de Sinopharm.

Hace un año, Mongolia era uno de los pocos países que no contaba con casos de Covid-19, pero en noviembre todo cambió cuando se produjo un brote.

Pese a las críticas por su efectividad, la producción de Sinopharm no de detendrá. Las autoridades del laboratorio informaron la semana pasada que durante el segundo semestre de 2020, tienen previsto distribuir más de mil millones de dosis fuera de China.

Con información de La Nación y The New York Times

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