CHINA (ADNSUR) - China aspira a marcar un nuevo hito en la exploración espacial esta semana, tras enviar una misión a Marte en julio pasado. Una sonda espacial, Chang’e 5, ha salido este martes, noche del lunes en España, hacia la Luna para recoger rocas y otras muestras de suelo y transportarlas a la Tierra, en la primera misión de este tipo en más de cuarenta años. Los científicos esperan que, de tener éxito, la misión permita entender mejor cómo evolucionó nuestro satélite, e incluso datar con más precisión las superficies de otros planetas, como Marte o Mercurio.

El lanzamiento se ha realizado en la base espacial de Wenchang, en la isla tropical china de Hainan, a las 21.30h, hora peninsular española, 04.30 de la madrugada en China, cuando el cohete Larga Marcha-5 que transporta la sonda, salía de la plataforma.

La sonda Chang’e 5, así llamada en referencia a una diosa que, según la tradición china, habita en la Luna, pesa ocho toneladas y está compuesta por cuatro módulos, que se encargarán respectivamente de la órbita en torno al satélite, del alunizaje, del despegue lunar y del regreso a tierra.

Si la misión tiene éxito, el módulo de alunizaje llegará a un punto hasta ahora inexplorado de la cara más cercana de la luna, en las cercanías del monte Rümker, un área volcánica a 1.300 metros de altitud en la región conocida como Oceanus Procellarum (“Océano de las Tormentas”), una vasta llanura de lava oscura visible desde la Tierra. Allí, la sonda excavará la superficie lunar hasta llegar a unos dos metros de profundidad y recogerá unos dos kilos de polvo y roca.

La operación durará un día lunar, equivalente a dos semanas terrestres; no puede prolongarse ya que el frío de la noche en el satélite, con temperaturas que alcanzan los 170 grados bajo cero, podría afectar el funcionamiento de los delicados mecanismos del ingenio espacial. El módulo de regreso almacenará las muestras y los traerá a nuestro planeta. Se calcula que la sonda aterrizará de vuelta a comienzos de diciembre en un punto de la provincia china de Mongolia Interior.

Su regreso sin incidentes convertiría a China en el tercer país en lograr transportar material lunar, algo que hasta ahora solo han conseguido Estados Unidos y la Unión Soviética, en misiones lanzadas en las décadas de los sesenta y setenta; la última de ellas, la soviética Luna 24, se completó en 1976.

El éxito también supondría que China ha logrado completar la tercera y última fase de su programa lunar actual: orbitar, alunizar y regresar. Ya había logrado las dos primeras: su misión anterior, la Chang’e 4, llegó en enero de 2019 a la cara oculta de la Luna. En 2013 había conseguido depositar su primer vehículo explorador del suelo lunar, Yutu o Liebre de Jade, en el suelo del satélite.

“Esta es la primera misión no tripulada de recogida de muestras y regreso de la Luna”, ha afirmado el portavoz de la Agencia Espacial Nacional China (CNSA), Pei Zhaoyu, en declaraciones recogidas por la televisión estatal china. “Este trabajo es más complicado que recoger a mano muestras del suelo lunar”.

La misión había estado prevista para 2017, pero debió aplazarse por un fallo en el cohete Larga Marcha. Esta vez, uno de los responsables de diseño de este cohete, Liu Bing, ha subrayado que “otros lanzamientos previos ha comprobado ciertas tecnologías claves, así que esta vez tenemos más confianza. Ahora nos centramos en medidas de control en el lugar de lanzamiento”.

Los expertos confían en que el material obtenido, rocas sometidas durante millones de años a impactos de meteoritos, viento solar y radiaciones de rayos cósmicos, arroje luz sobre cómo evolucionó la Luna. Hasta ahora se creía que la actividad volcánica del satélite finalizó hace unos 3.500 millones de años, aunque algunas observaciones más recientes de la superficie lunar hacen pensar que quizá el núcleo del satélite se mantuvo activo hasta hace solo mil o dos mil millones de años.

China ha invertido miles de millones de euros en el desarrollo de su programa espacial, que considera uno de los pilares de su plan para convertirse en una gran potencia económica y diplomática en las próximas décadas. Desde que en 2003 envió a su primer astronauta al espacio, se ha propuesto llevar a una misión tripulada a la Luna en la próxima década y espera montar una estación espacial para 2022. El éxito de Chang’e 5 podría abrir la vía también para futuras exploraciones similares de ida y vuelta de planetas como Marte.

En julio, China lanzó su nave espacial Tianwen, formada por un módulo orbital y un vehículo explorador, hacia Marte. Esa misión, que los científicos prevén que llegue al planeta rojo en torno a febrero del año próximo, buscará indicios de la presencia de agua. (Fuente: El País)

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