CAPITAL FEDERAL (ADNSUR) - La crisis por la que pasa la empresa marplatense de alfajores y postres Balcarce -que entró en concurso preventivo el miércoles pasado- no puede entenderse de manera aislada. Son varias las marcas históricas que dejaron de producir o "achicarse" en nuestro país por la baja del consumo. Por la misma razón, 28 mil kioscos cerraron en los últimos tres años del gobierno de Mauricio Macri. 

Según un informe publicado en marzo por la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Galletitas, el consumo de golosinas de los argentinos cayó 13,5% en los últimos 5 años. Pasó de los 3,9 kilos per cápita anuales en 2013 a los 3,2 kilos por habitante en 2018, de acuerdo al relevamiento.

En tanto, el mercado de galletas dulces alcanzó un volumen de ventas de 369.000 toneladas en 2013, y de 376.500 toneladas en 2018, creció el 2%. Pero al medir el consumo per cápita en un período y en otro, se ve una caída de 8,8 kg en 2013 a 8,4 kg el año pasado. Hubo un descenso aproximado del 9,5%.

EMPRESAS Y FÁBRICAS DE DULCES EN CRISIS

Según destaca Minuto Uno, la caída del consumo de dulces generó que fábricas que llevaban trabajando en nuestro país por más de 30, 40 o incluso 100 años, tuvieran que cerrar plantas, parar lineas de producción, reducir la cantidad de empleados y hasta cerraron definitivamente.

Hace poco más de una semana nos enteramos del cierre de la fábrica de Mielcitas, que producía en país hace 43 años. Fueron despedidos 150 trabajadores, la mayoría de ellos eran mujeres que además eran sostenes de sus familias.

En tanto, otra marca de alfajores tradicionales, dulces y galletitas de Córdoba “Estancia El Rosario” se encuentra al borde del cierre y despidió el pasado mes de junio al 80% de sus trabajadores. Temen el cierre definitivo de la fábrica, fundada en 1924, ya que se frenó la producción por la caída de venta.

Vauquita, otro ícono de las golosinas y símbolo de la producción de dulce de leche en el oeste de la provincia de Buenos Aires también sufre conflictos. En mayo de este año uno de sus directivos dijo que el incremento en sus impuestos, que al menos triplica los valores del año pasado, los colocó en una situación límite en la que no saben cuantos meses durarán en pie.

Por otro lado, la empresa Arcor líder en la venta de golosinas, chocolates, helados y galletas, por la caída del consumo suspendió este año unos meses el trabajo de su planta en San Pedro, provincia de Buenos Aires.

Otra empresa que vendió mucho en nuestro país, Canale, quebró en enero tras 143 años. Los empleados lograron que la justicia los avale para convertirla en cooperativa en el último mes.

Un caso emblema de la ciudad de Mar del Plata fue el de confitería Boston. Después de un año en que los trabajadores cobraron menos sueldo que les correspondía, tomaron locales y desalojo, lograron hace poco reabrir uno de los locales. La Justicia les quitó el control a los hermanos Lotero, que vaciaron la cadena, y reabrieron la sucursal de Constitución.

También es ya conocida la situación de la empresa de galletitas Tía Maruca que atraviesa una complicada situación financiera y paga salarios en cuotas. A un paso del concurso por endeudamiento, hay 400 puestos de trabajo de su planta en la localidad sanjuanina de Albardón que están en peligro.

KIOSKOS TAMBIÉN EN CRISIS

La Unión de Kiosqueros de la República Argentina en febrero de este año aportó un dato por demás preocupante: de los 120.000 kioscos que existían en todo el país en 2015, cerraron casi una cuarta parte en 2018. Desde la Unión calcularon que si cada kiosco tenía un empleado, como mínimo se perdieron 28.000 puestos de trabajo en los últimos tres años.

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