COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – En el diccionario comodorense hay ciertas frases que son casi una marca registrada: “Es una ciudad que le da la espalda al mar”, “En Comodoro lo único que importa es el petróleo”, “Es necesario realizar una diversificación productiva”… Las frases podrían continuar por varias líneas, expresando realidades sin respuestas concretas y una necesidad imperiosa: repensar la economía de una ciudad que puede más.

Parece una utopía pero esa reconversión es posible, sino basta con pensar en aquellas compañas que apuestan a las energías renovables desde el corazón de la Cuenca del Golfo San Jorge y por qué no en dos proyectos que aprovechan los beneficios que ofrece la zona para la explotación del agua dulce y el agua de mar.

DEL MANANTIAL A LA MESA

Agua dulce, agua salada: dos proyectos de Comodoro para aprovechar estos recursos naturales

Orizón es una empresa de agua de manantiales que nació en esta parte del sur de la Patagonia. Cuando surgió, allá por 2012, apuntó a un público especifico con un producto Premium en calidad y envasado. Sin embargo, las características del mercado y el país obligaron a mutar a un público masivo.

En la actualidad el agua se sigue diferenciando por su calidad y estética, la búsqueda de nuevos mercados y por haber sido la única empresa que exportó agua en este 2019.

Según explicó Ezequiel Forner, gerente de la firma, quien dialogó esta semana con ADNSUR, hace 90 días la pyme de la familia Mazquiarán envió un cargamento chico a la República Popular de China.

El envío se realizó junto a una bodega de Mendoza con el objetivo de amortizar “el impacto de licencia de logística que es muy alto”.

Forner aseguró que “la devolución fue muy buena; el producto tuvo muy buena receptividad, la calidad superó ampliamente las expectativas y el packaging fue muy acorde a lo que esperaban”.

“Ahora falta que se estabilice un poquito la situación para empezar a proyectar en el largo plazo”, reconoció.

Llegar el mercado chino es toda una apuesta para la empresa que tiene su planta de producción en un campo de Río Mayo y su centro de distribución en Comodoro Rivadavia.

Además de ese país ya ha recibido consultas de Estados Unidos, España, Qatar y Brasil. Sin embargo, aún está en etapa de negociación para la apertura de nuevos mercados.

Es que como explicó Forner, no es fácil entrar y competir en este tipo de mercados donde las reglas de juego son otras. “Estamos negociando, no solo precio sino también forma de pago. La mayoría de los compradores planifican, no es que te compran en función de la oportunidad de negocio sino que quieren un proveedor de agua. Entonces hay una planificación de producción, de tiempos de entrega, de calidad, etiquetas y packaging. Requiere mucho más trabajo y planificación, hasta evaluar si hay que cambiar la etiqueta o la logística de distribución. Es otro negocio”, indicó al contar lo dificultoso que puede resultar comenzar a exportar.

El gerente que atraviesa su primera experiencia pyme, luego de haber trabajado en varias multinacionales con sede en Buenos Aires, asegura que la situación económica de país no ayuda para entrar a mercados extranjeros. Es que a pesar de que el tipo de cambio puede favorecer al exportador “la realidad del país hace que el comprador no se sienta cómodo”.

Forner lo explica de esta manera. “El exportador no sabe si mañana va a tener un cierre de exportaciones como ya pasó en el gobierno anterior o una suba de retenciones o impuestos. Entonces eso genera que el mercado externo este mucho más reacio a generar operaciones en forma recurrente”. 

Por otro lado, a diferencia de lo que uno puede creer ser un producto de Patagonia no es un diferencial en el mercado chino, como si lo puede ser en Europa, Estados Unidos o en el interior del país.

Agua dulce, agua salada: dos proyectos de Comodoro para aprovechar estos recursos naturales

En la actualidad Orizón se pude encontrar en cadenas de supermercados de toda la Patagonia y algunos puntos de Buenos Aires. Está trabajando en nuevas operaciones en Río Negro y Neuquén y analiza otros puntos de comercialización, aunque siempre depende del costo de logística que implica el traslado. 

De esa forma, la empresa busca crecer pero también darle pelea a un mercado que tuvo una caída superior al 40%, producto de la crisis económica que vive el país. 

“Si nos quedamos lamentando que el mercado se cayó nos pasa el tren. A nosotros nos pegó un poco menos porque tenemos una calidad superior a la media y el público sigue consumiendo el agua. Pero esto es un negocio a escala y necesitamos mantener volumen de producción para mantener un precio competitivo. Si bajamos el volumen de producción por una caída de la venta, producto de una caída del consumo, nuestro precio deja de ser tan competitivo. Entonces se complica encontrar el equilibro”, explicó el gerente de este emprendimiento que comenzó como un sueño y que en los últimos tres años aumentó su producción un 300%.

EL AGUA DE MAR, UN MERCADO INCIPIENTE

Agua dulce, agua salada: dos proyectos de Comodoro para aprovechar estos recursos naturales

Alexis Tögel es el otro emprendedor que apuesta al agua. En su caso de mar con Mares de la Patagonia.

Hace tres años leyó un artículo que hablaba sobre las propiedades del agua de mar y su consumo en algunas partes del mundo. Junto a quien era su pareja en ese momento decidió comenzar a investigar y analizar las posibilidades comerciales de un emprendimiento de ese tipo. Todo estaba por hacer.

“En ese momento había solo dos personas que ofrecían agua de mar. Uno en Necochea y otro en Mar del Plata. Nosotros pensamos que si teníamos agua de Patagonia era mejor y comenzamos a probarla y averiguar”, explicó a ADNSUR.

En la actualidad Tögel, referente de la Cámara de Comercio de Comodoro Rivadavia, cuenta con unos 30 clientes, algunos de esta ciudad y otros de provincias como Córdoba, Salta y Buenos Aires, quienes compran botellones de 6 u 8 litros.

El proceso de producción es sencillo pero requiere ciertos cuidados. Con una embarcación, a unos 6 kilómetros de la costa, en un punto elegido estratégicamente por sus condiciones, se recolecta agua de mar. Luego esa agua es sometida a un filtrado especial y posteriormente envasada. Todo en forma artesanal.

En la industria el agua de mar se utiliza para fabricar bebidas, productos de aplicación tópica, enjuagues bucales, pero para diversos tratamientos y de forma preventiva. Incluso muchas personas la toman en forma medicinal.

“El agua de mar tiene muchísimas propiedades, pero también sirve para cocinar o hacer baños  Tiene muchos usos y beneficios”, explicó Tögel.

Agua dulce, agua salada: dos proyectos de Comodoro para aprovechar estos recursos naturales

A diferente de lo que sucede con el agua dulce, el recurso del mar aún no tiene legislación en Argentina al no estar incluida en el Código Alimentario Nacional, lo que si sucede en otros países como España.

Esto es una dificultad al momento de impulsar su comercialización. Sin embargo, para poder modificar esta situación Tögel ya comenzó a realizar gestiones ante diferentes organismos nacionales y provinciales. Aunque por el momento ha encontrado con muy poca información al respecto.

A contrapartida, cada vez encuentra más interesada en consumir agua de mar por diferentes motivos. “Hay demanda, la gente está consumiendo el agua de mar. En Argentina hay entre 10 y 12 emprendedores que la están comercializando. De la Patagonia nosotros somos los más australes y después hay solo uno en Las Grutas, pero somos cuatro los que estamos haciendo un desarrollo más profesional con una identidad seria y una recolección siguiendo todos los procesos de recolección, filtrado y envasado”.

“La gente la elige por diferentes motivos. Un sector que publico es aquel que se quiere alimentar saludablemente con un producto que es orgánico y que tiene muchas propiedades; otro grupo es aquel que se ha enterado de las propiedades que tiene y sabe que el consumo lo beneficia, y después el tercero es gente que tiene padecimientos específicos. Por ejemplo, tengo una cliente que tiene un hijo con autismo y ella le da agua de mar por recomendación del médico”, explicó.

Tögel cree que la comercialización de agua de mar tiene un “potencial enorme”, pero considera que su expansión dependerá “de algunas variables; algunas personales y otras del contexto en cuanto a la demora que puede tener su incorporación en el Código Alimentario Nacional”.

Sin embargo, es optimista. “Mis perspectivas es que pueda hacerla crecer y ser pionero con dos o tres más que arrancamos en la misma época. Es un mercado bastante virgen que tiene muchísimo potencial”, asegura este emprendedor que decidió mirar al mar.  

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