Nuestra cultura es difícil de entender para los extranjeros. Eso seguro. No es solo nuestra identidad cultural, hay algo más que les complica la situación; y eso es de lo que va el libro “¡Che boludo!”. Para quienes no lo conocen, este libro refleja el esfuerzo de un extranjero que vive en Argentina para definir toda la jerga que utilizamos en frases entendibles para los que no son nacidos ni criados en este país. Sobre todo, para aquellos cuya lengua nativa es el inglés.

 Este libro podría decirse que es un diccionario. Con tantas definiciones sería raro no llamarlo así. Pero adentro también cuenta con algo muy especial: la explicación de por qué hablamos como hablamos, y actuamos como actuamos. Y es que el libro da justo en el clavo; para poder entender cómo es nuestra cultura y nuestro dialecto hay que hacer las tareas e investigar sobre los orígenes de nuestra identidad.

Para esto podemos retroceder a inicios del siglo XX, cuando el puerto de Buenos Aires recibió una oleada masiva de inmigrantes de todo el mundo que venían a vivir al país. Todos con culturas diferentes, vinieron a buscar un mejor futuro, y terminaron mezclando todas las identidades y costumbres en una sola, la cual es la que nosotros, que somos en mayor parte sus descendientes, usamos hoy. La jerga se la pasó a llamar “lunfardo'', y ocupa la mayor cantidad de páginas de nuestro catálogo de palabras a la hora de comunicarnos de manera coloquial, porque en el lenguaje formal esos términos no se usan.

Para nosotros todo esto no es raro, y a veces ni nos damos cuenta de la cantidad de “lunfardo” que usamos. Pero hay un problema, y es que el español que aprenden los extranjeros no tiene nada de nuestra jerga, y ni siquiera se les enseña a usar el “vos”. Entonces los turistas de otros países vienen con un español neutro, y nosotros les hablamos en lo que les parece otro idioma. 

Con este problema se encontró James Bracken, un gringo que siguiendo a quien ahora es su esposa, tuvo que aprender el 'argentino' a la fuerza. Después de anotar por tres años todo lo que no entendía, publicó un libro de 72 páginas donde puso todas las definiciones de las nuevas palabras que aprendió, y además agregó las características de la mayoría de los argentinos; el mate, el tango, el hablar mucho, y sobre todo la enorme lista que tenemos de formas de insultar y poner en su lugar a la gente.

El libro fue un éxito, y se consigue no solo en hoteles cinco estrellas, sino que por alguna razón llega hasta países como Dinamarca. También tiene una app, y lo más importante: el contenido que hay dentro comenzó a utilizarse en muchos cursos de español por el mundo.

Al final de cuentas, el español que hablamos está muy alejado del que se habla en España, y por mucho tiempo todas estas nuevas palabras que inventamos no eran reconocidas por los diccionarios españoles, porque no querían dar pie al uso de palabras que “no existen”.

Al final, terminó todo mal, porque nosotros cada vez tenemos más palabras nuevas, y los únicos confundidos son los extranjeros, que no tienen ningún lugar para buscar que significa lo que decimos.

Así que, si conocen a algún extranjero que quiera aprender cómo hablamos, diganles que la mejor manera es escuchando como conversamos. Diganles que no solo busquen definiciones de nuestro lunfardo, sino que también escuchen a gente hablando en algún video. Pero, sobre todo, deséenles mucha suerte.

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