Una estructura derruida se levanta entre los barrios Corradi y Menfa de Trelew como si fuera un parque abandonado. Las paredes están pintadas con dibujos, símbolos y grafitis, hay cuartos con colchones quemados, botellas de vino, agujeros en el piso y hasta un zapato de mujer.

La mole en ruinas es un laberinto de escaleras angostas donde apenas de filtra la luz del sol. Los graffitis tienen inscripciones enigmáticas que le dan al lugar un aire de templo. Hay quienes lo comparan con un cuadro de Escher con pasadizos que conducen a ninguna parte. Los outsiders lo ven como una Meca donde ir a escaparse del mundo. En 2013 y 2020 aparecieron dos cuerpos.

Hay frazadas tiradas en los cuartos poco iluminados. Una botella de vino y una petaca delatan que hubo gente allí. En uno de los cuartos hay chicos y chicas durmiendo. Los policías les preguntan si tienen trabajo, un lugar donde vivir y un nombre. Los chicos apenas pueden responder.

La estructura laberíntica que algunos comparan con un cuadro de Escher.
La estructura laberíntica que algunos comparan con un cuadro de Escher.

Los policías llegaron de las Mil Viviendas, en el norte de Trelew. Los vecinos ya no aguantan más la ola de robos y se quejan de que no ven pasar patrulleros. Los agentes entrevistaron a los vecinos para recabar la información sobre los robos.

La vecinal de Corradi mantuvo una serie reuniones con autoridades policiales y elevó un pedido al Concejo Deliberante para que se ocupen del tema. El Municipio estaría evaluando diversas alternativas.

EL LADO DE ADENTRO

La Calera era una fábrica que simbolizó el progreso de Trelew en los años ´60 y ´70, y a principios de los 2000 entró en una etapa de deterioro que nunca más pudo revertir, asediada por el vandalismo y la delincuencia, hasta que la cerraron definitivamente.

La policía encuentra a un grupo de chicos y chicas habitando el predio abandonado.
La policía encuentra a un grupo de chicos y chicas habitando el predio abandonado.

La fábrica que fundaron los Marzullo, una familia de Puerto Madryn y Trelew, llegó a tener unos 80 empleados en su mejor época. Los principales mercados eran Comodoro Rivadavia y en Trelew, y el circuito de ventas abarcaba desde San Antonio Oeste hasta Ushuaia.

La Calera fue levantada primero en la calle A.P Bell y después se amplió en los terrenos que Marzullo le compró a la familia Corradi, donde hoy está el edificio. En los años ´70 la fábrica consumía mayor cantidad de gas que Gaiman.

Concentraba todos los procesos de producción desde la extracción de la piedra caliza hasta la comercialización de la cal y el yeso. También construyeron viviendas para los trabajadores.

El proyecto surgió de la visión de Marzullo, un geólogo que a principios de los años ´50 comenzó a trabajar con la piedra caliza, que se extraía de Villegas, y llegaba en tren hasta la zona de descarga donde hoy está el estacionamiento detrás de la Universidad.

La Calera dejó de funcionar cuando falleció el fundador. El cierre del lugar encierra un misterio como si la imagen del edificio en ruinas fuera una visión del futuro negro que se veía venir con el nuevo milenio. Hay versiones que hablan de una “mano negra” que hizo que se precipitara el final.

Una botella de vino y una petaca que quedaron intactas de la noche anterior.
Una botella de vino y una petaca que quedaron intactas de la noche anterior.

“En los años 2000 robaban mucho, la Policía no actuaba como correspondía y eran complicadas las guardias”, cuenta Jorge Marzullo, apoderado de La Calera, quien por aquellos años radicó más de 30 denuncias que no llegaron a nada.

Al principio vandalizaban el lugar, y después se robaron los cercos perimetrales, los portones, las compuertas de los hornos y las estructuras de hierro. La Calera, que era un orgullo del progreso de Trelew, se fue hundiendo en la desidia y la falta de perspectivas.

“Nunca recibimos ningún apoyo del estado. No existe alumbrado barrido, limpieza, seguridad ni mantenimiento de calles. Tuvimos apoyo de clientes y proveedores privados, pero no del estado”, dice Marzullo.

El edificio que alguna vez fue una fábrica modelo símbolo del progreso de Trelew.
El edificio que alguna vez fue una fábrica modelo símbolo del progreso de Trelew.

EL LADO DE AFUERA

En el barrio Corradi todas las calles conducen a las ruinas donde alguna vez hubo hornos y gente trabajando. La Calera devino en un parque temático para los niños que van ahí a jugar cuando es de día. A la noche el lugar se puebla de fantasmas. 

Una vecina dice que en estos últimos meses el predio y sus inmediaciones se volvió imposible de transitar. “Antes no se veía, ahora hay muchos chicos tomando drogándose y haciendo maldades, han robado celulares y carteras. A la madrugada se tiraban desde arriba no sé con qué, no me dejaban dormir”, cuenta.

En los alrededores de La Calera, los vecinos viven con la sensación de que son vigilados todo el tiempo. No pueden descuidarse ni un segundo: les robaron bicicletas, celulares, una balanza y otras pertenencias. “Se ve todo, es la torre de control de ellos, en su momento la Policía lo pidió prestado para vigilar a unos que vendían droga”, dice un vecino.

Un colchón quemado en una habitación improvisada.
Un colchón quemado en una habitación improvisada.

Los robos son moneda corriente en el barrio desde hace ya varios meses. Hace poco un vecino salió de su casa, la sorprendieron con un cuchillo en el cuello y le pegaron una trompada. Los mismos vecinos corrieron al delincuente, que se refugió en La Calera, y se perdió en la noche.

“Antes eran rateros pero ahora se están viniendo el norte, se vienen con armas. Está todo descontrolado, el asunto de la pandemia, que no tienen patrulleros, que la mentalidad es otra, rarísimo”, cuenta un vecino.

Si hasta hace un tiempo atrás los delincuentes eran malandras del barrio, ahora están bajando de otras zonas más peligrosas de la ciudad y dan golpes a los comercios y casas de familia con armas de fuego.

La Policía Comunitaria dialogando con vecinas del barrio Corradi sobre la inseguridad.
La Policía Comunitaria dialogando con vecinas del barrio Corradi sobre la inseguridad.

En algún momento, se habló de demoler La Calera para terminar con el refugio de delincuentes. Hasta ahora no hay ninguna versión oficial de la Municipalidad sino rumores. La cuestión impositiva no sería un motivo de conflicto. Los propietarios no tienen intención de tirar abajo la estructura. Todo lo contrario: están pensando en reconvertirla.

“Bajo ningún aspecto vamos a demolerlo. Lo primero que vamos a hacer es limpiarlo completamente. El poco hierro que queda –se lo han robado todo- lo vamos a limpiar y vamos a ver qué se puede hacer con la obra civil, que es muy buena”, dijo el apoderado Jorge Marzullo quien resaltó que tienen varias propuestas que van a desarrollar en el corto y  mediano plazo.

Para Marzullo, La Calera hoy se inscribe en un problema mucho más grande que viene padeciendo Trelew desde hace  tiempo. “Como Trelew está tan caído muchos tienen mucho miedo a hacer inversiones importantes porque no hay seguridad jurídica. No sabemos si vamos a ir para un Parque Industrial en la Ruta 3 o si vamos a seguir con el que está sobre la Ruta 25", sostiene.

Las ruinas de la fábrica que supo emplear a 80 trabajadores en los años de prosperidad.
Las ruinas de la fábrica que supo emplear a 80 trabajadores en los años de prosperidad.

La Calera es testigo de una época en que Trelew era pujante, y ahora se debate entre desaparecer, quedar como un aguantadero o reinventarse. Hoy es motivo de discusiones entre los vecinos asediados por delincuentes, los dirigentes políticos de la ciudad, la Policía y los propietarios. 

Desde el oficialismo dijeron que se están ocupando del tema, y manejan diversas alternativas.  Para que Trelew vuelva a ser lo que alguna vez fue, Marzullo asegura que la dirigencia de la ciudad tiene que dar previsibilidad a los inversores, definir un rumbo y reglas jurídicas claras. 

El interior de la fábrica abandonada desde hace dos décadas.
El interior de la fábrica abandonada desde hace dos décadas.

“Trelew era una ciudad pujante con actividad privada del campo, el Valle y las empresas constructoras, y como trelewense me duelen decir que hoy en día se están yendo todos. Ver esta decadencia que estamos viviendo es deprimente. Acá no se sale con planes trabajar: se sale con esfuerzo, laburo y disciplina”, concluye Marzullo.

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