Se mueve de un lado a otro, por tierra o por aire, pero siempre está en movimiento. Cuando intentamos coordinar la entrevista, los horarios se vuelven complejos, pero es cuestión de buscar y encontrar el momento. Por estos días, la agenda aprieta en Alaska. “Queque” está haciendo de todo, desde relaciones públicas hasta mantenimiento de aviones, instrucción de pilotos locales y de afuera, y también ayudando a John, un amigo que está construyendo un lodge donde planea instalar aviones grandes que va a transformar en casas.

El piloto está en su mundo y lo transmite: “Desde el lado de la aviación, Alaska es el mejor lugar del mundo. Es súper libre, se vuela un montón y está lleno de aviones. Hay un lugar que está cerquita, que es el lugar con más aviones del mundo; es increíble”, dice con la emoción que solo transmite alguien que siente pasión por lo que hace.

Queque Parodi es uno de los impulsores de la aviación Stol en Argentina. Foto: Archivo personal.
Queque Parodi es uno de los impulsores de la aviación Stol en Argentina. Foto: Archivo personal.

Ezequiel “Queque” Parodi es bonaerense, pero desde la adolescencia vive en la Patagonia. El año pasado se hizo popularmente conocido cuando un viento descendente lo tiró sobre la cumbre del cerro Plataforma y tuvo que ser rescatado por un helicóptero, que luego él mismo pagó y que le costó 26.000 dólares.

Tenía 18 años cuando llegó a Esquel junto a su padre para abrir un local de electrónica y nunca más se fue. Vivió en Villa La Angostura y hace 13 años se radicó en Trevelin, la ciudad donde desarrolló su actividad aeronáutica y la cual, de alguna forma, lo llevó al Stol: el mundo de los despegues y aterrizajes cortos. 

“Queque” admite que la Patagonia le cambió la vida. Cuando llegó, se encontró con la montaña, la naturaleza, la nieve y el snowboard. Y en la tabla descubrió otra adrenalina en el aire, como en el motocross, en aquellas competencias que combinaban velocidad y saltos Por eso, cuando una lesión en el snowpark de La Hoya cortó su carrera, buscó la forma de seguir volando a su modo.

“Quería hacer algo que no tuviera impacto en el hombro y me di cuenta de que si quería estar en el aire, volar era la vuelta”, dice a ADNSUR. “Si disfrutaba tanto de esos saltos, esas rampas, volando iba a obtener esa sensación, pero magnificada, y así fue”, confiesa.

En 2018, Ezequiel obtuvo su licencia de piloto en el Aeroclub de Trelew y adquirió un Cessna 152, el primer avión que tuvo en su escuela de vuelo. Desde entonces, se dedica a la aviación, recibiendo a pilotos de todo el mundo.

Queque asegura que no busca tener una escuela masiva, sino más bien exclusiva y personalizada. Su trabajo atrae a pilotos de diversas partes del mundo, desde Canadá, Eslovenia, India, Sudáfrica y otras latitudes, quizás por la combinación de factores que ofrece esta zona de la Patagonia. “Es impresionante, pero se da por tres cosas: si aprendés a volar en Trevelin, podés volar en todo el mundo. Por otro lado, hacer un curso de piloto privado acá (por Alaska) sale 50.000 dólares, cuando en Trevelin no llega a los 10.000. Entonces, el costo, la calidad meteorológica y nuestros aviones son muy superiores a otras opciones que hay alrededor del mundo”, dice con orgullo.

Los paisajes, la meteorología, los valores y el tipo de aviones convierten a Trevelin en un lugar atractivo para aprender a volar. Foto: Archivo personal.
Los paisajes, la meteorología, los valores y el tipo de aviones convierten a Trevelin en un lugar atractivo para aprender a volar. Foto: Archivo personal.

El mundo de los despegues y aterrizajes cortos

Por estos días, Queque está inmerso en el mundo de despegues y aterrizajes cortos, una categoría de la aeronáutica que en el pueblo del Molino tiene su propio certamen por iniciativa suya. Es que, cuando descubrió este submundo aéreo, decidió meterse de lleno, pero nunca imaginó que iba a terminar volando en Alaska, y todo por un video de YouTube.

“Eso fue lo que me hizo entender qué quería para mi vida. Vi un video en YouTube que me volvió loco, se llamaba ‘Push Pilots of Alaska’. Estaba este señor Paul Claus, a quien acabo de conocer la semana pasada, y él explicaba un poco lo que era este tipo de aviación: que no era convencional, que se volaba más por sensaciones que por números. Ese video me hizo entender qué era lo que seguía en mi vida, que fue crear Patagonia Bush Pilots, que tengo en Trevelin.”

"Bush Pilots of Alask", se títula el video por el cual Queque conoció el Stol.

Queque cuenta que es una aviación más relacionada con la naturaleza, al despegue y aterrizaje en lugares que no están preparados, como pistas. “Es lo más parecido a un helicóptero, pero con un avión”, dice. 

"Básicamente, es el vínculo de un avión con la naturaleza: el poder aterrizar en una montaña, un río o en la cumbre de una montaña.”

En 2022, decidió ir a Alaska y conocer ese mundo que lo fascinó tanto. Por ese entonces, ya había comenzado a realizar el Trevelin Fly, su propio certamen de Stol, basado en la gran competencia de Valdez, e invitó a los dueños de CubCrafters, la Ferrari de los aviones bush. Finalmente, el vicepresidente de la empresa estuvo en Trevelin y lo invitó para que este año vuele su avión en la competencia de Valdez.

El 30 de mayo, Quequé llegó a Estados Unidos, visitó la fábrica de aviones que está en Washington y le prestaron un avión para volar hasta California. El patagónico recorrió los cielos de Oregón y Nevada, capturando imágenes de toda la experiencia que tuvo su punto cúlmine en Valdez, donde recibió un avión 0 kilómetro para que entrenara y compitiera con la marca.

Ezequiel “Queque” Parodi se convirtió en el primer argentino y sudamericano en participar en esta prestigiosa competencia que reúne a pilotos de todo el mundo. “Es como la Copa del Mundo de este deporte de despegues y aterrizajes cortos”, dice con emoción. 

“Vino gente argentina, de México y Chile solo porque se enteraron de que yo iba a competir. Estoy viviendo un sueño, son cosas que nunca me hubiera imaginado que iban a pasar”.

“No es que llegue a tener el deseo de que esto pase, porque lo veía como algo muy lejano, siendo sincero, pero fue una responsabilidad muy grande. Sé que no tiene nada que ver con el fútbol, pero me sentía como se puede sentir un jugador al ir a jugar un Mundial”, dice con sinceridad.

Queque compitió en una categoría que se creó para ese tipo de avión que utilizó y se llevó dos reconocimientos: el piloto que llegó desde más lejos y el que más entrenó previo a la competencia. En los tiempos de aterrizaje y despegue también le fue bien, pero quedó descalificado por tocar la línea límite.

Parodi voló con un avión de ensueño. "Otro sueño se hace realidad", aseguró en su cuenta de Instagram.
Parodi voló con un avión de ensueño. "Otro sueño se hace realidad", aseguró en su cuenta de Instagram.

Esta es la tercera vez que el piloto está en Alaska. El año pasado, Queque también visitó este lugar que alguna vez integró el imperio ruso. Su objetivo era claro: poder traer gente que quiera venir a Sudamérica a vivir la experiencia Patagonia, y viceversa.

Por estos días, Queque también está trabajando en ese sentido y siente que todo está dando sus frutos. “Mi sueño es generar un vínculo entre Alaska y Patagonia y siento que se ha generado. De hecho, los jueces de la competencia de Valdez quieren ser los jueces de Trevelin y hay mucha gente interesada en venir a Chubut. Veo una proyección gigantesca de acá a tres años, pero nunca me hubiese imaginado todo esto; es algo que no me deja de sorprender”, dice con alegría el piloto que sueña con potenciar la aviación de Trevelin y Chubut, el lugar que eligió como propio.

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