El molino gira y murmura, trabaja constantemente para extraer el agua de las profundidades. El viento chifla entre sus aspas y por momentos cambia de dirección y lo hace rotar. Está clavado en la tierra y a unos 20 metros de altura observa todo a su alrededor.

El sol baja al atardecer y los coirones se ven dorados. Una familia de maras raspa la tierra y come. Son de un tamaño impensable, y de lejos algún turista distraído podría confundirlos con perros tal vez. A pocos metros un grupo de choiques se traslada, sus cuellos largos parecen flotar y atraviesan la planicie que en tiempos de lluvia se convierte en laguna. Más allá, unas 10 ovejas mastican y levantan la vista para observar su alrededor. Del otro lado, el mar brama. Ya queda poca luz en el cabo y otra noche tranquila se aproxima al vecindario.

De Comodoro a Cabo Raso, el viaje en auto dura 3 horas aproximadamente. Foto: Coco Páez
De Comodoro a Cabo Raso, el viaje en auto dura 3 horas aproximadamente. Foto: Coco Páez

Cabo Raso se encuentra a 333 km de distancia de Comodoro Rivadavia. Se llega por Ruta Nacional Nº 3 hasta la entrada a Camarones. El camino desde Camarones al cabo es aproximadamente de 80 km de ripio pero transitable. Como siempre con la precaución de viajar a una velocidad prudente y en épocas de lluvias consultar a Vialidad el estado de las rutas, ya que a veces se producen grietas. El recorrido total puede durar más de 3 horas.

En tiempos de sobre actividad muchos se preguntarán qué podrían hacer en ese pueblo alejado, casi abandonado, que no cuenta con señal de internet, ni línea telefónica, ni energía eléctrica. Cargarse la agenda de actividades en las vacaciones se convirtió en una costumbre y pasar las vacaciones en “la nada misma” podría convertirse en una pérdida de tiempo para muchos.

Qué se puede hacer en Cabo Raso, el paraíso a 333 Km de Comodoro

Justamente el Refugio Natural Cabo Raso viene a romper con todo esto y propone pasar unos días de descanso conectado con uno mismo y la naturaleza. Sin intermediarios artificiales como podrían ser el lujo y las comodidades. ¿Les suena raro verdad?, es posible, pero Eliane Fernández Müller una de las precursoras este proyecto en entrevista con ADNSUR lo explicó de manera sencilla. 

Eliane Fernández Müller, la guardiana de El Cabo. Foto: Coco Paéz
Eliane Fernández Müller, la guardiana de El Cabo. Foto: Coco Paéz

Eliane servía dos cafés mientras despedía a una turista. Cerró una de las puertas para que nadie moleste mientras conversaba, se sentó, probó un bocado de una tarta fina de manzana y afirmó con picardía: “Acá en Cabo Raso brindamos lo menos posible, porque la naturaleza es tan basta que no necesita del confort inventado”.

Quien mire a su alrededor no tendrá argumento para refutar dichas palabras. Eliane está orgullosa de este refugio natural que ha logrado llevar adelante junto a su marido Eduardo González.

“El cabo nos eligió a nosotros, fue como un mandato, una misión, quería que alguien lo cuidara y esto fue hace 16 años”, y agregó: “Estábamos como alienados, nos instalamos en una casilla en la zona de los tamariscos con nuestros dos hijos que aún estaban en la primaria y ahí comenzó todo”.

LO QUE ALGUNA VEZ FUE EL PUEBLO

Hace más de 100 años esto fue un pequeño pueblo, con puerto natural que permitía la carga y descarga de los productos de los establecimientos ganaderos. Había una escuela, una estafeta postal, un juzgado de paz, un registro civil. Según consta en algunos registros no llegó a tener más de 200 habitantes. El ramos generales que abastecía a los lugareños y viajeros pertenecía a la familia de Mercedes Finat, una mujer que vivió hasta sus últimos días en estas tierras lejanas. Falleció en 1985 y sus restos fueron sepultados en el cementerio del lugar.

El cementerio del lugar donde descansan sus primeros pobladores. Foto: Dana González
El cementerio del lugar donde descansan sus primeros pobladores. Foto: Dana González

Pasaron los años y por diferentes motivos el pueblo quedó en el abandono y de ahí devino la destrucción. Cuando Eliane y Eduardo llegaron tuvieron la gran tarea de reconstruirlo para que los visitantes pudieran disfrutar de la inmensidad y la paz que los rodea.

LAS CASAS DE PIEDRA

Este matrimonio no olvida el esfuerzo que realizaron aquellos primeros pobladores allá por 1899 y sienten un profundo respeto por el lugar. “Las construcciones de aquí son maravillosas y las respetamos. Si tenemos que agregar un baño en un lugar donde no estaba previsto se rompe con la armonía. No se me ocurriría jamás poner un jacuzzi. No va con el lugar. Si quiero poner un calefactor de tiro balanceado tengo que romper la pared que está hecha de piedras que tienen 60 cm de ancho, rompo una y paso para el otro lado, lo mejor es dejar todo como está”, contó Eliane.

Las históricas construcciones, intactas. Foto: Coco Paéz
Las históricas construcciones, intactas. Foto: Coco Paéz

El 90% de las cosas son recicladas y rescatadas. Los cacharros viejos sirven de macetas, las puertas son restauradas, la decoración está hecha con cosas que Eliane encuentra y arregla o le regalan. Todo allí tiene historia.

“Un refugio es un hogar y yo tengo un toc: hacer hogares. Soy compulsiva, de hecho mi profesión es decoradora de interiores. No puedo parar de hacer casitas, niditos, refugios. El Cabo se distingue por tener una estructura que preserva la naturaleza”, comentó la mujer.

Las casas desparramadas en la planicie, los antiguos tamariscos, el campo al oeste y el mar que no para de rugir en todo el día despierta en el visitante aquella cuota de aventura y curiosidad que seguro tuvo de pequeño. Explorar alguna casa abandonada, encontrar algún objeto entre la arcilla con inscripciones ilegibles invita a divagar ideas sobre de quién fue y para que sirvió, el silencio profundo genera extrañamiento para quienes no están acostumbrados.

El detalle se puede observar en cada rincón de El Cabo. Foto: Coco Paez
El detalle se puede observar en cada rincón de El Cabo. Foto: Coco Paez

QUÉ HACER EN CABO RASO 

Eliane desplegó una lista de actividades que no requiere de mucho equipaje: mates, agua, unas buenas zapatillas, un par de sombreros y ganas de sorprenderse.

Listado de 12 cosas para hacer en Cabo Raso:

🚶‍♀️ Caminar

🏊‍♂️ Nadar

🏄‍♂️ Surfear

🛌 Descansar

📖 Leer un libro

🎣 Pescar

🍳 Cocinar y comer

🦦 Visitar la colonia de lobos y elefantes marinos ubicada a 8 km al sur del cabo

👀 Curiosear el bunker que alguna vez perteneció un proyecto misilístico

✝ Visitar el cementerio

🛳 Sacarse fotos en el barco pesquero que naufragó en aquellas costas

🎨 Participar de algunas de las actividades artísticas y culinarias que ser realizan en la hostería: muestras artísticas, clases de yoga y meditación.

En el medio del paraíso, una hamaca solitaria invita a mecerse. Foto: Coco Páez
En el medio del paraíso, una hamaca solitaria invita a mecerse. Foto: Coco Páez

Es posible que los paseantes encuentren más actividades para realizar y que algunos con solo una de todas estas se conforme. Como sea, la garantía del relax total está asegurada.

CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE

La hostería tiene baños compartidos, solo algunas cabañitas tienen privado y esto también tiene que ver con la idea de proteger el ambiente. Si hay pocos baños, se utiliza poca agua. Las paredes de la hostería son altas, están muy gastadas pero aún conservan el color original, en una de ellas se lee la inscripción “1902”.

 “Acá el lema es: "cuidá”, existen muchos no: “no hagas ruido”, “no rompas”, “llévate tu basura”, etc. A mucha gente no le gusta, pero a otros sí. Acá los seres humanos aprenden”.

Las personas que gustan de andar en cuatriciclo por las playas y de escuchar música fuerte no encuentran en el Cabo el destino ideal, porque allí se vive en armonía con el entorno natural. Quien quiera pasear por la costa, caminar, quien guste escuchar música, escuchará la del viento y las olas del mar.

Caminar, andar en bicicleta y correr por la inmensidad. Foto: Dana González
Caminar, andar en bicicleta y correr por la inmensidad. Foto: Dana González

Respecto al uso de la energía comentó que usan paneles solares. El grupo electrógeno solo es para trabajar y para que funcione el lavarropas. Está en sus planes incorporar termotanques solares.

“Cuidamos mucho el agua por que escasea, la potable la traemos en bidones de Trelew. Tenemos un molino que extrae agua de las napas subterráneas, pero es bastante salubre, esa la usamos para lavar, para el baño y regar. Por otra parte toda el agua de los desagües nos sirve para regar las plantas, es típico ver una plantita en la salida de los desagües”, señaló Eliane.

El baño seco es todo un detalle de color si se quiere. Nos se usa agua, sino cenizas o aserrín. Cada vez se utiliza el baño se tira una medida de estos materiales. Esta es una manera más de cuidar el ambiente.

La proveeduría del lugar con los insumos básicos si te olvidaste algo para el viaje. Foto: Coco Páez
La proveeduría del lugar con los insumos básicos si te olvidaste algo para el viaje. Foto: Coco Páez

LA GASTRONOMÍA

Como en casi todas las casas, la cocina es uno de los lugares más cálidos, está llena de cacharros y espumaderas que cuelgan, plantas y el olor la buena comida.

“Tenemos muy buena cocina. Mi esposo Eduardo hace muy rico pulpo. Ahora se incorporaron Matías y Valen que son muy buenos cocinando y hacen maravillas con el pescado. La realidad es que se prepara de lo que hay. En esta zona pueden encontrar algas comestibles pero acá todavía no la estamos incluyendo en las comidas”, contó Eliane mientras casi terminaba su café.

OLIVOS Y SAL MARINA

Hace poco tiempo plantaron unos 100 olivos y Eliane tiene mucha expectativa en ellos. Tienen un valor especial porque se los compró a un amigo muy querido que falleció hace un tiempo. Es posible que dentro poco tiempo el visitante disfrute de una frondosa franja verde que hará contraste en la arcilla.

Avistaje de lobos en el Cabo. Foto: Coco Páez
Avistaje de lobos en el Cabo. Foto: Coco Páez

Sobre una mesa hay unas bolsitas de papel y adentro tienen sal marina. Eliane la cosecha personalmente. “Cuando hay mareas altas en los inviernos, o mareas extraordinarias en las rocas queda depositada el agua, con el sol se seca y es ahí donde encontrás la sal, y recorro y busco y con una cuchara, voy y la junto”, explicó.

QUIÉNES LLEGAN A CABO RASO

Eliane dijo que el Cabo tiene muy buena relación con las mujeres, será tal vez porque su última habitante, Mercedes Finat resistió allí hasta el final o tal vez por su experiencia propia, ya que no puede explicar claramente esa atracción que se produjo entre ella y el lugar. Así es que son muchas las mujeres que llegan en grupo de amigas a descansar o a festejar un cumpleaños.

Muchos turistas llegan de la zona del valle y de Comodoro Rivadavia y día a día se suma el turismo extranjero y del resto del país.

ACTIVIDADES ARTISTICAS

La distancia no espanta a los artistas y son muchas las exposiciones que en el espacio de la hostería se realizan, periódicamente el visitante podrá disfrutar de alguna muestra audiovisual, fotografías o pinturas. El espacio está abierto para todos. Obviamente siempre todo se acompaña con alguna rica bebida espirituosa y algo sólido que calme el hambre de todo un día de vida al aire libre.

Conocer nuestros propios paisajes puede ser una gran aventura y puede generarnos grandes y buenas sorpresas.

Anímense a conocer Cabo Raso.

https://www.instagram.com/caboraso/

Teléfono de contacto: 280 470-9080

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