El fenómeno de la falta de credibilidad de la clase dirigente entre los ciudadanos no es nuevo, y se va acentuando con el tiempo; pero en el caso de Chubut esto es peor aún entre los mismos actores de la política. Luego de hablar con los diferentes protagonistas, desde esta columna podemos afirmar que, llegando a la mitad del año, los acuerdos pre electorales asoman como muy lejanos a causa de un factor común: todos desconfían de todos, nadie cree que el otro vaya a cumplir con su palabra, y a consecuencia de esto, no se ven ideas colectivas, sino por ahora el esbozo de proyectos individuales.

No estamos planteando una mirada “naif” en la que desconocemos lo que implica la lucha por el poder. Por supuesto que, desde que el mundo es mundo, termina triunfando quien aplica una estrategia más inteligente y sabe imponer sus intereses por sobre el resto, incluso apelando a todo tipo de herramientas dentro de la negociación. Se trata de un juego de larga duración donde cada jugador va escondiendo sus cartas, o amagando con jugadas que luego pueden quedar en la nada.

Lo que estamos marcando es que hay un factor preocupante: más allá de que existe diálogo entre los principales referentes, hasta ahora no pudieron empezar a construir nada concreto debido a una enorme desconfianza general, que impide cualquier tipo de avance.

Es imposible que dos personas formen una sociedad en la que cada una asuma un papel, si piensa que el otro no va a cumplir. Básicamente ese es el gran problema que está viviendo hoy la política en Chubut: no se puede construir nada en medio de un clima de falta de credibilidad absoluta.

La consecuencia es que se viven momentos de enorme volatilidad, donde el escenario cambia completamente de una semana para la siguiente, y en la que todos coinciden en que “puede terminar pasando cualquier cosa”.

Intendente de Comodoro Juan Pablo Luque; gobernador Mariano Arcioni; senador y presidente del PJ, Carlos Linares. ¿Es posible un acuerdo entre el peronismo y el arcionismo?
Intendente de Comodoro Juan Pablo Luque; gobernador Mariano Arcioni; senador y presidente del PJ, Carlos Linares. ¿Es posible un acuerdo entre el peronismo y el arcionismo?

Por esa razón, desde el punto de vista informativo es imposible en estos momentos hacer un anticipo o confirmar algún dato. Hasta los mismos actores de la política están desconcertados e ignoran cómo va a seguir todo hacia adelante. Nada es firme, y todo transcurre en un terreno escurridizo, resbaladizo: la palabra más acertada es “pantanoso”.

Por lo tanto, en este contexto de volatilidad, lo que sí podemos hacer desde nuestra mirada de análisis, es ofrecerle al lector el “tono” de lo que está pasando. Tratar de explicar desde nuestro punto de vista lo que vemos, tanto en los –hasta aquí- fallidos intentos de acuerdo entre dos dirigentes como Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre con el gobernador Mariano Arcioni, así como en el aún lejano cierre entre las dos principales figuras de Juntos por el Cambio, que son Ignacio Torres y Damián Biss.

UNA PREVIA COMPLICADA

Un abismo separa hoy las miradas que, por un lado, tiene el gobernador Mariano Arcioni, de las que -por el otro lado- une a dos dirigentes como Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre. La cumbre entre los tres, que tuvo un primer capítulo allá por noviembre del año pasado, se viene postergando semana tras semana, porque siempre alguno de los protagonistas tiene otro compromiso. Esto no quiere decir que no estén hablando: hay diálogos cruzados de manera permanente, pero les falta sentarse los tres a la misma mesa a tratar de cerrar puntos centrales de un futuro acuerdo.

Ocurre que la previa de esa reunión viene muy mal barajada, y no anticipa que pueda haber por el momento buenos resultados. Y decimos esto porque Luque y Sastre, ambos con aspiraciones de pelear por una candidatura a gobernador en un frente electoral encabezado por el justicialismo, dependen de una serie de condiciones que están en manos del gobernador Mariano Arcioni, y que en estos momentos no está dispuesto a tomar.

Dos estrategias: Sastre y Luque por un lado; Massa y Arcioni por el otro.
Dos estrategias: Sastre y Luque por un lado; Massa y Arcioni por el otro.

Hablamos del combo o paquete que explicamos aquí mismo la semana pasada, con las tres patas que son la fecha de convocatoria, las PASO y la reelección de intendentes, que van atadas en un acuerdo general con el cierre de las listas para los cargos municipales, provinciales, y también, nacionales.

Aquí es donde ingresa la primera gran desconfianza: Luque y Sastre pretenden que la fecha electoral se desdoble de la convocatoria nacional, medida que depende de Arcioni, quien antepone el objetivo de que los nombres de su equipo estén en las listas locales y que el suyo propio encabece la lista de diputados nacionales, siempre hablando de un “hipotético” acuerdo entre el PJ con el Frente Renovador y el Chusoto.

El problema obedece a que nadie le saca de la cabeza a Arcioni que, si él firma el decreto de adelantamiento de elecciones -tal como pretenden Luque y Sastre-, después no le van a cumplir lo pactado. El mandatario considera que una vez establecida la fecha, luego será tarde en el cierre de listas para discutir los lugares para sus referentes en diputados y en los municipios. Pero más importante aún, está 100 % convencido de que no le respetarían su pretensión de encabezar meses después, en agosto, la lista de diputados nacionales.

En todo caso, Arcioni responde a quien le quiera preguntar que la decisión final sobre este tema estará atada a lo que resuelva a nivel nacional su referente, que no es otro que el presidente de la Cámara de Diputados, el tigrense Sergio Massa.

LOS SEPARA UN ABISMO

Por el momento, se observa con claridad que hay un desacuerdo enorme en la estrategia para 2023 dentro del espacio peronista y pan peronista. Un océano de distancia separa lo que tiene en mente Arcioni de lo que pretenden Luque y Sastre. Ni hablar si a este escenario sumamos otros dirigentes que tienen voz y voto, por caso el presidente del PJ, Carlos Linares.

De hecho, la dirigencia del peronismo chubutense es uno de los argumentos más firmes de Arcioni para no cerrar un acuerdo con Luque y con Sastre. Asegura que cualquier cosa que se comprometan no estarán en condiciones de cumplirlas luego, cuando el acuerdo tenga que ser refrendado por el resto del partido, es decir, por dirigentes como Linares, o José Arrechea, o el mismo Norberto Yauhar. Hay una historia previa que explica la desconfianza.

Trascendió además que Arcioni pondría otras condiciones previas a cualquier armado: dicen que habría marcado “bolillas negras” en Trelew, donde no aceptaría nada que tenga que ver con Adrián Maderna o Gustavo Mac Karthy. De ser así, dejaría a gran parte del justicialismo de esa ciudad afuera. Otro punto muy difícil de consensuar.

Adrián Maderna y Gustavo Mac Karthy. El gobernador exige que estén afuera de cualquier posible acuerdo con el PJ.
Adrián Maderna y Gustavo Mac Karthy. El gobernador exige que estén afuera de cualquier posible acuerdo con el PJ.

Lo que está claro es que el objetivo de Mariano Arcioni es que su proyecto político quede en pie cuando él ya no tenga el poder. Por eso el armado de los partidos para un frente electoral propio: quiere que toda la gente que lo acompañó estos años en los momentos difíciles se quede con las manos vacías, si no que tenga una oportunidad en las urnas.

“Me quiero ir por la puerta grande o en todo caso moriré con las botas puestas, pero mi gente no se va a ir a la casa con la cola entre las patas”, aseguran que dijo el gobernador días atrás en una reunión con su entorno más íntimo. Pero sus pares del PJ no ven las cosas con sus ojos optimistas.

Los principales aspirantes a encabezar las listas del PJ consideran que, si Arcioni mantiene esto, sería un error gravísimo desde lo estratégico, que dejaría servida la mesa a Juntos por el Cambio. Lamentan la postura que muestra el gobernador por estas horas y su desconfianza, y le advierten que a futuro podría ser el principal “perseguido” si triunfa la oposición.

En el justicialismo chubutense coinciden en que se debe intentar un acuerdo general que otorgue algunos lugares al arcionismo, pero con el objetivo de que el mandatario provincial quede como un actor de reparto sin demasiado protagonismo en la campaña electoral, ya que tiene una imagen negativa difícil de contrarrestar en algunas zonas de la provincia.

Mariano Arcioni recorre el interior e inaugura obras. No cederá protagonismo en la campaña electoral.
Mariano Arcioni recorre el interior e inaugura obras. No cederá protagonismo en la campaña electoral.

Pero esto último parece casi imposible de plasmarse. Basta con ver al gobernador recorriendo toda la provincia y sacándose fotos con la gente: es evidente -y lo hace saber- que de ninguna manera podrán convencerlo de que no tenga protagonismo cuando está llegando al final de dos períodos en el Ejecutivo y recién tiene la oportunidad de firmar obras y hacer anuncios importantes.

Luego de 6 años en el cargo político más importante de la provincia y después de sufrir terribles crisis en lo económico e institucional, Arcioni considera que debe irse con el peso que corresponde a su puesto, y va a hacer todo el ruido posible. ¿Cómo congeniar esta estrategia con la de Luque y Sastre? La respuesta más elegante es que parece difícil, por no decir casi imposible. Alguien tendrá que ceder, y mucho, para que ese acuerdo entre el justicialismo y el arcionismo avance.

TELÉFONO DESCOMPUESTO

Ahora miremos a la vereda de enfrente, a lo que está pasando en Juntos por el Cambio. Allí, hay dos figuras centrales, claramente separadas del resto del espacio: son el presidente del PRO, Ignacio Torres, y su par de la UCR, Damián Biss, quienes además reúnen el mayor apoyo en cada fuerza para encabezar la fórmula para la gobernación.

La relación entre ambos mejoró mucho, y de los dos lados reconocen que ahora hay diálogo abierto, luego de algún chisporroteo previo en el que hubo ásperos llamados y reproches durante marzo y abril. Les costó un poco ensamblar, pero van logrando establecer ciertos puntos en común en el funcionamiento del espacio, que integra una alianza nacional que está teniendo mucho ruido interno en todo el país.

A diferencia del peronismo, este sector político viene de un triunfo electoral en Chubut hace menos de un año, con un espaldarazo en las urnas que generó una expectativa enorme para lo que está por venir. En contraposición a otras épocas, hay un ambiente de optimismo y sienten que tienen todas las condiciones dadas para volver al poder después de mucho tiempo.

Además -en un exceso de confianza que a la larga puede jugar en contra- ven con satisfacción las dificultades en el armado del oficialismo, y se frotan las manos, al detectar que la falta de unidad en el espacio rival les puede hacer las cosas más accesibles todavía.

Nacho Torres recibió el apoyo de un presidenciable como Horacio Rodríguez Larreta en su visita a Chubut días atrás.
Nacho Torres recibió el apoyo de un presidenciable como Horacio Rodríguez Larreta en su visita a Chubut días atrás.

Ahora bien, tampoco todo es color de rosa. Hay un enorme ruido interno a nivel nacional, entre las figuras del PRO –para definir el candidato propio por un lado-, y luego entre el PRO y la UCR por el otro, para dirimir el manejo del frente. La volatilidad de la que hablamos alcanza también a la oposición, que tiene mejor panorama, pero igualmente da la sensación por momentos de estar al borde de la explosión.

En medio de estas aguas caldeadas, Biss y Torres hablan bastante, pero luego las conclusiones de un lado y del otro difieren mucho. Por eso hablamos de teléfono descompuesto, y por eso también están dentro del escenario general de mutua desconfianza que vive toda la clase política.

A Torres se lo nota muy confiado, participando de una enorme cantidad de reuniones con diferentes sectores políticos y sociales que lo ven ya en el papel de serio candidato con chances. Está jugando fuerte sus fichas, y pretende ir cerrando acuerdos lo antes posible. Es el hombre a vencer para el peronismo, el que nadie en el PJ quiere que gane.

Damián Biss fue respaldado como candidato a gobernador por el presidente de la UCR, Gerardo Morales, en el acto desarrollado en Trelew.
Damián Biss fue respaldado como candidato a gobernador por el presidente de la UCR, Gerardo Morales, en el acto desarrollado en Trelew.

En el caso de Biss, se muestra hacia afuera como más “tiempista”. Su estilo cae mucho mejor en el justicialismo chubutense, que lo ve más permeable a acuerdos, por lo que no cierra ninguna puerta y habla con todos. Tiene buena relación con Arcioni y con Luque, y si bien tiene en claro que por el momento las encuestas le dan una amplia ventaja a Torres en la intención de voto, piensa que aún falta mucho, y tiene además la opción de ir por un segundo mandato en la intendencia de Rawson.

LOS PUNTOS

Días atrás, el presidente de la UCR nacional, Gerardo Morales, estuvo en Chubut y planteó que su partido debe presentar candidatos y dar la pelea en todas las categorías. Nombró a Biss como principal aspirante a la gobernación, y envió un mensaje desafiante al PRO: el radicalismo no es un aliado secundario de nadie.

¿Esto quiere decir que todo se encamina a una interna inevitable en Chubut? De ninguna manera, ya que todas las chances están abiertas, incluso una lista de unidad si es que se logra establecer puntos de acuerdo.

Es muy pronto aún para saberlo, pero claramente es la intención de Torres, por lo cual, dicen que ya habría realizado un ofrecimiento concreto al comodorense Gustavo Menna para que lo acompañe en la fórmula como vicegobernador. Por ahora es un terreno especulativo, pero quienes conocen al ex diputado, dicen que de ninguna manera sacaría los pies del plato a título individual, y en caso de aceptar, la única chance sería dentro de un acuerdo orgánico con la UCR.

Nada está definido aún, pero en una lista de unidad, Torres y Menna suenan como una posible fórmula a la gobernación.
Nada está definido aún, pero en una lista de unidad, Torres y Menna suenan como una posible fórmula a la gobernación.

A Torres le seduce el nivel político de muchas figuras del radicalismo, que tienen experiencia en diferentes cargos, y cree que podría armarse una lista de diputados combinada 50 y 50 entre ambos partidos para la Legislatura. Los que lo conocen, afirman que la única “bolilla negra” que habría puesto a Biss ante un futuro acuerdo, sería el nombre del actual presidente de bloque, Manuel Pagliaroni, con quien la relación nunca se volvió a restablecer luego de la última campaña electoral.

Incluso desde el PRO se habla de una lista de diputados que incluya a algunos de los actuales intendentes radicales, con el fin de atraer votos municipales y mostrar volumen político de gestión. Pero todo aún en el terreno de las ideas. Nada de esto ha sido confirmado desde el radicalismo, que tiene que tomar decisiones de manera mucho más orgánica y avalada por sus organismos.

Por el lado de Biss, asegura a quienes le preguntan que no hay nada cerrado con el líder del PRO, y que aún falta mucho para un posible acuerdo. Sólo reconoce una estrategia común entre ambos para interceder ante casos que se van de las manos, como todo lo que involucró a los concejales de Esquel y al diputado Matías Taccetta por las denuncias en torno a un posible pago irregular de un alquiler por parte del municipio que conduce Sergio Ongarato.

El presidente de la UCR entiende que aún se debe esperar al recambio de autoridades del PRO en agosto para avanzar en más definiciones dentro de la mesa provincial de Juntos por el Cambio. De este modo, busca ganar tiempo y tratar de instalar su figura en el resto de las localidades en su rol de presidente del partido.

La diferencia de estilos entre Biss y Torres es evidente, y también -como en el PJ- los domina la desconfianza dentro de un matrimonio por conveniencia entre dos partidos que siempre costó mucho. Uno y otro observan del otro lado movimientos que sorprenden, y a veces molestan. Sin embargo, logran por ahora una convivencia que consigue mostrarse menos ruidosa que la que se observa en el peronismo.

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