Una notificación en tu próximo resumen de tarjeta te avisará, si es que no lo ha hecho ya, que a partir del 1 de junio el Banco Central de la República Argentina ha autorizado, a través de una comunicación cuyos números todos pasamos por alto, que la tasa para financiar saldos pendientes será del 53% anual. “No es tan grave –piensa uno, distraídamente, ocupado como está en la carrera con dificultad que implican los saltos de la vida en tiempos de inflación-, si antes estaba en el 51, ahora son dos puntitos más…”. Cuidado, puede ser la puerta de entrada a un laberinto financiero que complique, aún más, tus cuentas personales.

Financiarse a través del uso de tarjetas de crédito es una de las formas de anticipar consumos y tratar de ganarle a la inflación del mes próximo, sobre todo para sectores sociales que no cuenten con excedentes para el ahorro y tratan de ‘gambetear’ a la inflación cuando ven una oportunidad: una oferta especial o una ‘promo’ en cuotas fijas con bajo interés, etc, pueden tentar (nos) aun cuando sabemos que nuestro margen mensual de gasto ya ha sido excedido. 

Esta alternativa, incluso, también puede ser válida para ahorrar. Cuando la financiación es conveniente, hay quienes optan por guardar el monto de la compra que van a realizar (en un plazo fijo, por ejemplo) y financiarlo con tarjeta, si es que esa opción resulta más viable frente a la expectativa de inflación por venir.

Cuidado con la tarjeta de crédito: cómo frenar a tiempo para que tus consumos no te consuman

Sin embargo, es necesario prestar atención a los costos de financiación, porque de lo contrario aquello que pareció una buena oportunidad, puede transformarse más bien en todo lo contrario, en especial cuando no se presta atención a los costos financieros totales (el famoso ‘CFT’ que aparece al pie de tu resumen, en letras chiquitas) y a eso que pasa cuando tomamos la consabida decisión: “Bueno, este mes pago el mínimo de la tarjeta… y el mes que viene vemos”.

Esa decisión, en más de un caso, puede ser el ingreso a una dimensión no tan desconocida para muchos que ya saben lo que es tener el agua al cuello, aun en tiempos de crisis hídricas. 

Los costos que no siempre vemos y los riesgos del 'revolving'

La Comunicación ‘A 7512’ del BCRA llevará la tasa de financiación del saldo de tarjetas de crédito, que hasta este mes estaba en 51%, al 53% anual. Esto significa que cuando se paga el mínimo de los consumos del mes, al siguiente comienzan a correr los intereses mencionados. 

Es útil repasar cómo ha crecido esta tasa en los últimos meses. Desde inicios del año pasado estaba en el 43%, para subir al 49 y 51%, en enero y marzo de este año, respectivamente. Por lo que la nueva suba, completará un incremento de 10 puntos porcentuales, pero a su vez significa un encarecimiento de 25 pesos por cada 100 que te financien, en el lapso de los 5 meses que van de este año.

Cuidado con la tarjeta de crédito: cómo frenar a tiempo para que tus consumos no te consuman

Por ejemplo, si en mayo consumiste 180.000 pesos en total y por distintas razones decidís pagar sólo el mínimo exigible para este mes, o una parte que supere el mínimo pero queda un saldo pendiente, esa diferencia cargará a fines de junio con la nueva tasa. Hasta ahí, nada nuevo, pero conviene recordar algunos detalles que a veces perdemos de vista.

El problema a tener en cuenta es que sobre ese monto hay que sumar el IVA, los gastos administrativos y el seguro, entre otros, por lo que el Costo Financiero Total (CFT) se termina transformando en  una tasa que, dependiendo del banco, puede estar en el 80% o más.

Entonces, si te quedó por pagar, por ejemplo, $80.000 pesos, a fines de junio se aplicaría un interés mensual del 6,7%, por lo que ese monto original se elevará, como mínimo, en $5.360, que se va a acumular con los consumos del mes siguiente. 

“Es en ese punto donde empieza a perderse el equilibrio –explicó un analista financiero cercano a un banco local-, porque muchas veces la gente se engaña con la posibilidad de pagar cuotas y sigue sumando consumos, sin tener en cuenta el modo en que se va indexando la deuda que quedó sin cancelar. La tarjeta puede ser un instrumento muy bueno, pero al mismo tiempo puede ser negativo cuando se pierde de vista el balance entre los ingresos reales que tenemos y la capacidad de pago que esos ingresos significan”.

En igual sentido, el especialista recomienda un primer consejo: “aunque parezca algo muy simple, es necesario hacer un presupuesto básico para tus ingresos por mes. Es algo fácil y muchos lo descartan porque hacen las cuentas en el aire, o creen que eso es para una economía más sofisticada, como un comercio o una empresa, pero no consideran que puede ser una forma muy útil para no marearse a la hora de comprar y consumir”.

Cuidado con la tarjeta de crédito: cómo frenar a tiempo para que tus consumos no te consuman

El primer paso, en resumen, parece obvio: no gastar por encima de los ingresos. El problema es que en más de un caso no hay alternativa, ya que la tarjeta de crédito se transforma en un instrumento de financiación que ayuda a “estirar el sueldo”, cuando se depende de ingresos fijos que van quedando desfasados frente al costo de vida, o no se cobran en su totalidad, en tiempo y en forma.

Cuando ya “cruzamos la línea”, porque no quedó otra que pagar el mínimo y dejar saldo pendiente para el mes siguiente, es útil tener en cuenta otros tips. 

“Si ya estás en el laberinto de haber pagado el mínimo, el consejo es salir lo más rápido posible –sigue el analista-. En ese caso, hay que evitar el pago de ese saldo en cuotas, porque entonces la bola de nieve puede transformarse en avalancha. Algunas entidades te pueden financiar el saldo en 3 ó 6 cuotas, con lo que vas a estar recargando ese interés mensual de casi el 7% en cada cuota. Y cuando te das cuenta, los 80 que dejaste sin pagar de un mes a otro, en tres meses terminaste pagando casi  97. Y ni hablar si además, con el mismo ingreso fijo, mantuviste el mismo nivel de consumo, que si ya en el primer mes no te había alcanzado, imaginate con la acumulación del saldo”. 

La alternativa de pedir un préstamo personal para saldar la tarjeta

En la misma resolución del Banco Central se detalla que si el saldo a financiar de la tarjeta de crédito supera los $200.000, la tasa de interés no podrá exceder del 25% sobre la tasa de interés de préstamos personales. Dicho así, parece un beneficio. Pero bien leído, te están diciendo que la financiación puede llegar a encarecerse en el doble.

¿A cuánto se eleva el interés? Según los cálculos que se hacen en el mercado, ante un saldo superior a las ‘200 lucas’, el costo financiero total puede llegar hasta un 200%, lo que implica un recargo mensual de casi el 17%. ¿Es poco, mucho? Significa casi el triple de la inflación actual, que de por sí es una de las más altas del mundo. De ese modo, la deuda al mes siguiente se habría elevado, partiendo de los 200.000 pesos impagos, en 33.200 pesos más, en un solo mes.

Frente a una situación así, ¿convendría tomar un préstamo personal, para cancelar ese saldo deudor de la tarjeta? Hay distintas opciones en el mercado y dependería de cada situación particular. Muchos usuarios de tarjetas prefieren refinanciar el saldo y tratan de ir achicando sus consumos, para calzar  de mejor modo la deuda con sus ingresos. 

Pero cuando pasan muchos meses de ‘revolving’, término que define a la refinanciación de saldos pendientes con tarjeta, conviene explorar algunas líneas. En la actualidad, según reflejaron desde una entidad bancaria local, un préstamo personal arranca en una tasa del 60%, con plazo de pago en 36 meses, llegando a un CFT del 96%.

El Banco Chubut, por ejemplo, ofrece una línea “a sola firma”, con una tasa del 56% y un CFT del  94%.

Cuidado con la tarjeta de crédito: cómo frenar a tiempo para que tus consumos no te consuman

Como dijimos antes, la financiación de la tarjeta de crédito sobre el saldo remanente puede aplicar hasta 25 puntos porcentuales por encima de esa tasa nominal del préstamo personal, por lo que de por sí parecería “más barata” la opción del préstamo, aún cuando éste tiene valores claramente elevados, a tono con una economía inflacionaria. 

“Básicamente no hay un tipo de deuda que convenga más que la otra: todo va en relación a la Tasa Nominal Anual  y principalmente, al Costo Financiero Total”, reflexionó un referente de bancos que suele conversar con esta columna. 

Como conclusión en este punto, podría surgir que el préstamo personal es conveniente cuando el saldo a refinanciar supera los 200.000 pesos, pero si es menor a ese monto, conviene comparar el CFT del financiamiento que ofrece la tarjeta contra alguna e las líneas de créditos vigentes en la plaza.

Qué pasará con el “Ahora 12”

 Hasta aquí hablamos de financiar el saldo pendiente, pero hay que recordar que la compra en cuotas con tarjeta de crédito tiene también elevados intereses, aun cuando en algunos comercios nos digan que “podés pagar en 12 cuotas fijas”, que no es lo mismo que el programa ‘Ahora 12’. 

El pago en cuotas fijas a veces lleva a la confusión de que no hay interés incluido, cuando en la práctica esos intereses están incluidos en el precio final del producto financiado, para luego dividirlo en 12 o menos cuotas. 

En el caso de la financiación a un año, las tasas de interés superan el 78%, pero que al sumar el Costo Financiero Total, ese interés llega al 150% anual, según advierten los especialistas. La mejor precaución, al momento de la compra, es consultar el precio de contado y comparar con el precio final que te aplican al multiplicar por la cantidad de cuotas ofrecidas. 

Diferente es, como dijimos, el caso del programa ‘Ahora 12’, que implican planes de financiación en cuotas fijas, con una tasa de interés bastante más baja. Hay que recordar que el programa vencía a principios de este año pero fue prorrogado por una resolución de la Secretaría de Comercio Interior, hasta el próximo 30 de junio. 

En la actualidad, los planes de 3, 6 y 12 cuotas tienen un interés del 33% anual, lo que significa menos del 3% mensual, pero las cámaras bancarias han pedido al Ministerio de la Producción de Nación que se eleve en dos puntos. Lo mismo para los planes de 24 y 18 cuotas, que hoy tienen tasas del 38% y pidieron llevarlas al 40%.

Es posible que desde el gobierno se autorice esa suba, ya que de lo contrario las entidades bancarias se negarían a renovar el programa para la segunda mitad del año. 

Cuidado con la tarjeta de crédito: cómo frenar a tiempo para que tus consumos no te consuman

Es necesario considerar además que los comercios pueden aplicar un recargo en el precio de contado sobre los productos incluidos en el programa, con un tope máximo que tiene regulación del gobierno. Esos intereses pueden ir desde un máximo del 4% para el pago en 3 cuotas, hasta un 42% sobre el precio final del producto cuando se financia a 24 meses.

Así las cosas, conviene estar atentos a los cambios por venir. La tarjeta de crédito, como todo instrumento, puede ser de alta utilidad, pero puede volverse también un pelotazo en contra, precisamente en la zona donde más duele hoy, que es tu propio bolsillo.

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