“Nosotros teníamos una vecina en la otra casa que le decía a los chicos: ‘ustedes tienen que estudiarlo a él, porque va a ser importante en el futuro’. Siempre nos cargaba”, dice Norma entre risas. La mujer que es madre del primer chico que nació en la Salita de Rada Tilly asegura que es lindo todo lo que sucedió en torno a su nacimiento, un hecho que no fue fortuito, sino un capricho que tuvo y que pudo cumplir.

Norma Macaya hoy tiene 71 años, y Seba Ceballos, su último hijo, 31. Esta semana ambos dialogaron con ADNSUR y contaron cómo fue que Seba terminó convirtiéndose en el primer chico que nació en el Centro de Salud René Favaloro, aquel espacio sanitario del primer nivel de atención que aún eligen quienes viven en la villa y que a él le dio mucho más que una simple anécdota. 

La charla empieza con timidez, con la inseguridad de no saber porque accedieron a la entrevista, pero termina con risas y anécdotas de toda una vida. Como aquellas veces en que a Seba lo cargaban con que tenía que ser intendente, o cuando alguno propuso en tono risueño que debería tener una estatua. 

Seba y Norma esta última semana recibieron a ADNSUR y contaron su historia.
Seba y Norma esta última semana recibieron a ADNSUR y contaron su historia.

EL ORIGEN DE TODO

La historia de Seba comienza mucho antes de su nacimiento, cuando Norma y su marido decidieron venir a vivir a Rada Tilly, hace unos 38 años.

Oriundos de Río Negro, el matrimonio primero tuvo un paso por Sarmiento y luego llegó a la villa. Según cuenta Norma, ellos son originarios de Cinco Saltos. Allí se conocieron y formaron su familia. Juan primero era camionero pero luego incursionó en la mecánica y terminó encontrando el oficio que lo acompañó toda la vida y que lo trajo a esta parte de la Patagonia. 

Es que un día, mientras trabajaba en Neuquén, recibió un camión de la empresa Petrosar. Por supuesto hizo el trabajo y luego le ofrecieron venirse al sur de la Patagonia, a trabajar al poblado de donde era la empresa. Así, llegó a Sarmiento, primero solo para probar suerte. En Neuquén quedaron sus tres hijos y su mujer que estaba embarazada del cuarto.  

Norma recuerda que su marido “pidió un sueldo grande y se lo dieron”. Sin embargo, nunca pensaron que “la vida en el sur podía ser mucho más cara”, aunque reconoce que “así y todo nos rendía”.

En Sarmiento el matrimonio estuvo 9 meses. Sin embargo, una vez que nació Oscar decidieron cambiar de aires y venirse a vivir a Rada Tilly, luego que Norma se enamoró a primera vista, tal como recuerda 38 años después.

“En esa época Rada Tilly era muy chiquito, hasta la casa de Peralta había gente y después no había casi nada más. Me acuerdo que mi marido vino a comprar unos repuestos a Comodoro y me trajo con los chicos para que conociera. Y al mediodía como cerraban me dijo ‘vamos a comprar unos sándwiches’ y no vamos a comer a Rada Tilly’. Pero me acuerdo que cuando íbamos bajando yo le dije: ‘Acá quiero vivir”.

Norma asegura que “la paz y la tranquilidad que había” la enamoró. “No había demasiada gente, eran muy pocas casas. Eran las tres primeras cuadras, toda la costa, y para el lado de la ruta no había tantas casas, así que nos vinimos”. 

En un principio, el matrimonio con sus cuatro hijos vivió en una empresa que la casa les alquiló en Rada Tilly. Sin embargo, cuando José se fue de la firma, la familia tuvo que dejar la casa y comenzar a alquilar. 

Por entonces ya había nacido Viviana, la quinta hija de Norma, y Seba venía en camino, aunque ellos aún no lo sabían. “Me enteré a los 6 meses y medio que estaba embarazada de él, porque había adelgazado muchísimo y empecé a engordar, pero pensé que estaba gordita, porque siempre había sido gordita, pero un día se movió, fui al médico y el doctor Montalva me dijo: ‘Gorda, estás embarazada’.

Norma tenía 40 años, y la experiencia de cinco partos. Eran otros tiempos, y no tenía obra social, así que nunca más fue a ver al doctor que había atendido el parto de su única hija. Así, cuando llegó el día del nacimiento de Seba, Norma hizo lo que tenía decidido. 

“A mi se me había puesto en la cabeza: ¿por qué tengo que ir a Comodoro si yo vivo acá'. Entonces fui a la sala de primeros auxilios. La enfermera que había me dice ‘sentate que ya llega la ambulancia’. Y yo le decía ‘no, ya va a nacer’. Y cuando llegó la ambulancia el doctor de Los Santos me pregunta ‘¿gorda, vos eras la embarazada? Yo le explicaba a la enfermera que mis hijos eran todos parientes de él, y a Seba lo recibió él. Me acuerdo que me dijo: ‘Si la gorda dice que ya sale, ya sale, no voy a parar en la esquina para que nazca el bebé”.

“Bebo”, el primer chico que hace más de tres décadas nació en La Salita de Rada Tilly

LA POSIBILIDAD DE PROGRESO

Seba finalmente nació en la sala donde hasta hace poco funcionaba el vacunatorio, previo a las refacciones que por estos días realiza la Municipalidad de esa comuna. Pesó 3,850 kg, y una vez que terminó el parto fue trasladado junto a su mamá al Hospital Regional de Comodoro Rivadavia. 

Así lo certifica un artículo que un día después fue publicado en Diario Crónica, y que le terminó dando el apodo que lo acompañó toda su vida: “Bebo”, luego que el doctor Roberto De Los Santos lo llamó Bebote.

Durante mucho tiempo, el curioso nacimiento de “Bebo” fue una anécdota entre familiares y amigos. Sin embargo, el destino le jugó una mala carta a su familia, y la intervención de dos periodistas hizo que su caso se hiciera conocido.

“Nos pasó algo que fue muy feo”, recuerda Norma. “Dos veces pude salvar el remate de la  casa, pero una tercera no pude. En ese momento estábamos separados con mi marido y una pareja de vecinos que trabajaban en Crónica y El Patagónico, nos hicieron una nota de qué habíamos perdido la casa. Mis hijos eran chiquitos y se juntaban a jugar con los chicos de ellos. Andaban muy tristes y le contaron a los vecinos lo que pasaba y ellos se preocuparon. Empezaron a investigar y me preguntaron si podíamos hacer una nota. Me acuerdo que fue un viernes, el sábado hicimos la nota y el domingo salió. Yo les había dicho que el lunes iba a ir a ver a la asistente social, porque estaba en la calle y no sabía qué hacer”.

Por ese entonces, Norma trabajaba en cinco lugares y en Jonathan, donde limpiaba y a veces se quedaba a lavar copas.

Estaba desesperada. Tenía cinco hijos que mantener, y llegó la respuesta: el municipio le dio a la familia un terreno sobre la avenida Onas y construyó una casa que cancelaron  a través de un plan de pago. 

A la distancia, Bebo, aseguró que todo influyó; el hecho de que sean cinco hermanos, pero también que él haya nacido en la salita. Y sin tapujos admite: “eso nos permitió poder progresar, eso fue lo que nos ayudó, si hoy en día estamos bien es en parte por eso”

Por supuesto, la entrega de la casa fue noticia, como también lo fue aquella vez que le entregaron una plaqueta que reza: “Primer nacimiento registrado en el Centro de Salud”.

De esos actos, él poco recuerda, solo haber recibido la placa, y que sabía que era algo raro, atípico. 

Por supuesto, cada tanto, entre charla y charla, el tema aparece en alguna mesa, y a muchos les llama la atención. “Para mí es algo muy normal. Pero mucha gente me pregunta porque a todos les parece raro, cuando sale el comentario o alguna anécdota que lleva a eso. Cuando me dijeron de la nota, un amigo me mandó un audio y quedé regulando, no me animaba, pero al otro día me volvió a preguntar y pensé “le interesa en serio”.

Así, Bebo y su mamá se animaron a hablar con ADNSUR, y contar parte de la historia de la familia. 

Por estos días, él ya no vive en la casa de la avenida Onas. En plena pandemia decidió despegarse de sus padres, sabiendo que tenía la posibilidad de irse a vivir solo. Así, cada tanto vuelve a Rada Tilly y al lugar donde creció. Allí construye un local comercial, aún sin saber si emprenderá o lo alquilara, pero lo que sí sabe es que en algún momento volverá a la villa. “Me gusta, me gusta salir a andar en bici, hacer longboard, o salir a la playa a correr. La idea es terminar de construir ahí y dejarlo cada vez un poquito más lindo para algún día irme a vivir, tomarme unos mates afuera o compartir algo con amigos”, dice mientras abraza a su madre, aquella mujer que decidió parir en La Salita de Rada Tilly, sin saber que estaba haciendo historia.

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