Desde la Patagonia, los hermanos Delfino construyen casas inspiradas en el wabi sabi y el “diseño honesto”
En Bariloche, Javier y Joaquín Delfino fundaron un emprendimiento que fusiona carpintería, arquitectura sustentable y reparación social. Apuestan por la madera, la estética japonesa del wabi-sabi y la conexión con el entorno natural. También impulsan proyectos solidarios tras los incendios en el sur del país.
De la computadora al taller, del diseño en pantalla a la madera real. Ese salto vital y profesional lo dieron hace casi una década los hermanos Javier y Joaquín Delfino. Con formación en diseño industrial y construcción de obras, respectivamente, decidieron transformar su vida y dedicarse a la carpintería y la construcción de casas en Bariloche, en el corazón de la Patagonia argentina.
Así nació Hermanos Delfino, un emprendimiento que, más allá del plano comercial, se convirtió en una propuesta de vida con profundo compromiso social y ambiental. En sus proyectos confluyen el diseño sustentable, la recuperación de materiales, y una mirada estética y ética que se resume en un concepto: el “diseño honesto”.
“Lo que se ve es lo que es”, dicen ellos. Nada de ocultar imperfecciones: en sus construcciones, las vetas, nudos e irregularidades de la madera no se disimulan, sino que se celebran. Esa filosofía los acerca al wabi sabi, la estética japonesa que valora la belleza de lo inacabado, lo rústico y lo imperfecto. Una visión que abraza la sencillez, lo natural y el paso del tiempo como parte esencial del objeto.
En 2016, luego de haber vivido y estudiado en Buenos Aires, decidieron regresar al sur. En Bariloche pusieron en marcha su emprendimiento, combinando los saberes de ambos. Desde entonces, no solo construyen casas en madera, también desarrollan mobiliario, intervienen en espacios culturales, y participan en proyectos de recuperación arquitectónica.
Uno de sus trabajos más destacados fue la restauración de un antiguo galpón para la marca Patagonia, en el predio donde se encuentra Casa Frey, una casona histórica que perteneció al explorador Emilio Frey. Allí crearon El Puesto, un taller donde se arregla ropa usada para prolongar su vida útil. El proyecto fue llevado adelante con materiales reciclados y técnicas de carpintería tradicionales, priorizando el uso de madera local recuperada y respetando la estructura original.
Pero la acción de los Delfino no se limita al diseño comercial. También forman parte de Diseñadores Sin Fronteras, una organización sin fines de lucro que promueve el desarrollo sustentable a través del diseño. En ese marco, participan en la construcción de casas de transición para personas que perdieron todo en los incendios forestales que afectaron la provincia de Chubut.
Estas viviendas temporales buscan ser accesibles, fáciles de construir, y, sobre todo, replicables. Para ello, están desarrollando un manual técnico que será distribuido tanto en formato físico como digital, pensado para facilitar la autoconstrucción con herramientas simples, incluso en contextos de alta vulnerabilidad y baja conectividad.
El vínculo con el entorno natural está presente en cada decisión. Construir en madera, recuperar técnicas manuales, y transmitir conocimientos son prácticas que reflejan un respeto profundo por el paisaje patagónico, por los materiales nobles y por las personas.
A lo largo de estos años, Javier y Joaquín han llevado adelante obras diversas: desde la fachada de un bar en el centro de Bariloche, hasta la construcción de un taller de cerámica o el diseño de espacios para La Ridícula Idea, una reconocida galería de arte local. Sin embargo, su motor sigue siendo el mismo: una búsqueda constante de sentido, autenticidad y cuidado.
“Hacemos casas de madera”, afirmaron en una entrevista a La Nación. Lo dicen con la simpleza de quien elige un oficio por vocación y lo transforma en una herramienta para tejer comunidad. En un tiempo donde el diseño muchas veces prioriza la apariencia, ellos apuestan por la esencia, por lo real, por lo que permanece.
