Entre el empuje y la desconfianza
Planteado el escenario discursivo contra la casta, el viernes pasado entró en juego la política. El rol de Nicolás Posse y la urgencia de avanzar.
El gobierno tiene custodiado el relato anti casta en las redes sociales y en la palabra presidencial, tanto en discursos como en entrevistas a periodistas afines.
Llega el momento de mostrar gestión o, al menos, avance en algunos puntos. La fracasada Ley de Bases en febrero tiene una remake.
La nueva versión, presentada ante los gobernadores en la reunión del viernes con el jefe de Gabinete Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, tiene menos de 200 artículos. Contiene emergencias, facultades delegadas y protección a las grandes inversiones. Incluye un régimen hidrocarburifero.
El gobierno presentará un proyecto que incluya una fórmula para actualización de jubilaciones y habrá una iniciativa sobre ganancias, punto a discutir entre las carteras económicas de todo el país.
La curiosidad inicial de la reunión radicaba en que casi ninguno de los mandatarios provinciales le conocía la voz a Posse. Se saludaron y rápidamente comenzó la exponer. Atención y cordialidad es lo que sobrevoló en la escena.
En el tiempo que lleva el gobierno, Guillermo Francos fue el ala política pero las decisiones pasaban también por los razonamientos de Nicolás Posse. Ayer todos estuvieron en el mismo recinto.
Después de tanto dar vueltas, todos los gobernadores aceptaron el convite. Sólo La Rioja, Formosa y Mendoza enviaron a sus vices. ¿Qué pasó que fueron todos siendo que varios se expresaron en contra? El propio Axel Kicillof dijo con ironía “Arranquen nomas si no llegamos”. Pero llegó.
Hay múltiples factores. Javier Milei sigue teniendo altos porcentajes de aceptación y su imagen mejoró tras el discurso ante la Apertura de Sesiones en el Congreso de la Nación.
Otro punto fundamental es que, parte de la sociedad, analiza que al gobierno de La Libertad Avanza “no la dejan gobernar”. mo se consiguen gestiones concretas porque “ponen palos en la rueda”. Sin embargo, ni los gobernadores quieren mostrar debilidad ante el Ejecutivo, ni tampoco el presidente cree que lo van a apoyar.
En esa línea delgada entre la necesidad de avance y la desconfianza, va a caminar el Pacto de Mayo. En una Argentina tan cambiante, casi 3 meses es una eternidad.