Sin rastros de Cristian Almada: construyó una balsa artesanal, se metió al mar y desapareció
Un mar embravecido y más de 100 km/h de viento. En esas condiciones, Cristian Almada y un amigo decidieron probar una balsa casera construida con tambores plásticos. Fue el 23 de abril de 2022 en la zona de Caleta Córdova. Hubo una pista clave: un pescador logró sacarle una foto justo en el momento en el que parecía pedir ayuda.
Su familia, oriunda de San Pedro provincia de Buenos Aires, viajó hacia Comodoro mientras duró el operativo de búsqueda. Según el Fiscal en Jefe, Marcelo Crettón, en diálogo con “Expedientes Comodoro”, la causa no está archivada, “a la expectativa de que aparezca la persona o alguna circunstancia que nos pueda traer un dato más a la investigación”.
El 23 de abril regía un alerta meteorológico por intensos vientos para toda la zona, cuando Cristian Almada de 26 años, finalizó la construcción de una balsa hecha de tambores de plástico y no esperó para probarla. Junto a un amigo decidieron salir de pesca a una playa en las cercanías del barrio pesquero de Caleta Córdova y echarla al mar.
El día anterior hay un mensaje de texto donde él le dice a su esposa: ‘amor ya la probé y se porta bien la balsita’, "pero el viernes no había el viento del sábado”, recordó Lorena Almada, una de las tías que viajó a la ciudad para colaborar en la búsqueda del joven.
Además, Almada explicó que “no fueron a navegar porque con eso no se puede, la idea era usarla en la orilla y pescar. El pescador que los vio nos explicó que lo que hacían era con una red llevarla en forma de media luna. Supuestamente mi sobrino lo mandó al amigo a buscar la red para tirarla. El chico caminó sobre la playa y cuando fue a buscar la red, el viento lo llevo hasta adentro entonces no podía volver”.
La familia asegura que Cristian conocía muy bien el mar; había trabajado en varias oportunidades embarcado y sabía lo peligroso que podía resultar. Es por esta razón no logran comprender lo que ocurrió.
Una foto clave
La última persona que lo vio en la balsa fue Luís Velázquez, un pescador avezado en el arte de la pesca que casualmente estaba allí. “Alrededor de las 11 estábamos con mi compañero mirando la playa, estábamos viendo que se estaban metiendo dos muchachos en un tanque por la mitad y uno de los muchachos se sube, el otro lo sostiene con un cabo que luego se le escapa. Estaban donde es “Playa Tranquila”, donde está la “Cruz de Bahamonde”, lo vimos pasa por donde está Porrachef, donde estaba el remolcador que ya estaba fondeado y en ese momento tomamos la foto. Recurro a llamar a la policía y nos retiramos de la zona”, explicó el joven.
“No lo vi más al chico, el que estaba arriba del tanque llevaba un remo, como que quería salir y no podía. Lo dejamos de ver entre el agua y el viento lo perdimos de vista a las 100 millas”, relató Velázquez.
La foto que tomaron los pescadores fue clave para que Prefectura y policía iniciaran la búsqueda y trazaran las primeras hipótesis respecto hacia dónde podría haber sido arrastrado por la corriente.
“Nos dijeron que en frente, mar adentro, hay una isla. Nos dieron unos mapas y se los llevamos a Prefectura para que ellos rastreen todo el lugar”, explicó su tía.
“Con esta información partimos y tenemos protocolos desplegados para estos casos e inmediatamente se destacó un guarda costa, personal por la zona costera y un helicóptero”, dijeron desde Prefectura respecto del inicio del operativo. “Con 60 nudos de viento nuestra aeronave, con tripulación, piloto, copiloto, personal de rescate salió igualmente. Hizo el rastrillaje aéreo sobre las zona que se había denunciado y no surgió ningún dato en las primeras horas de desaparición”.
Prefectura Naval Argentina siempre excede el máximo de horas de búsqueda para estos casos. Los protocolos establecen que no se busca más de 12 horas, sin embargo este operativo llevó 10 días de búsqueda. “La persona no tenía traje anti exposición, las condiciones del viento eran desfavorables y las condiciones de temperatura del agua hacen que la búsqueda sea más corta en zonas más frías y más largas en zonas cálidas”, señalaron desde la institución.
En estos casos no hay hipótesis certeras, se busca en todas las áreas posibles donde haya podido derivar la embarcación. “Nosotros trabajamos con un software que nos arroja zonas de búsqueda e incorporamos datos de viento y corriente. Eso nos delimita un área de búsqueda cada 24 horas”, detallaron respecto del operativo. Sin embargo, al ser un bote de construcción artesanal no está estudiado en cuanto a las derivas y en la búsqueda no se puede saber con precisión si navegó mucho o poco; si la persona permaneció a bordo o se cayó.
La angustia de la familia
Dos versiones distintas en torno a la desaparición de Cristian preocupan a la familia. Una que indica que Cristian se cayó de la balsa y otra que el amigo estaba en la orilla y cuando su amigo lo vio a Cristian ya se lo llevaba el mar. Hipótesis que hasta el momento no pudieron ser corroboradas o desestimadas.
“Yo quiero saber por qué Prefectura o policía no investigó el celular de Cristian, por qué no se encontró nada de la balsa. Es como que quedo todo….listo desapareció y ya está. Si en esa foto hay un barco y dijeron que tiene cámara ¿cómo nunca vio nada el barco?. Supongamos que el barco vio una persona aventurera en una balsa ¿no es que tienen la obligación de llamar a Prefectura y que lo saquen?”, se pregunta Estala Maris, una de las tías de Cristian quien exige investigar a fondo.
“Mi mamá me dice que yo me voy a volver loca porque le digo que no pierdo la esperanza de que algún día lo tenga en frente acá en mi casa. Lo sigo esperando. Yo sé que él ahogado no se murió. Tengo miedo de que le hayan hecho otra cosa”, indica.
En Comodoro quedó su pareja y en San Pedro sus dos hijas de 5 y 7 años que nada saben de lo ocurrido, pero preguntan todos los días por su papa y por ese llamado que no llega.
“Las nenas saben solamente que el papá entró al mar, pero tampoco le podes decir que el papa murió porque no sabemos qué paso. Hay cumpleaños, hay fechas y a veces preguntan por qué no llama o si ya no las quiere. En algún momento hay que darles respuestas a las criaturas y para eso estamos buscando ayuda psicológica para que nos digan cómo hacer en estos casos”, cuenta Stela Maris quien tiene contacto diario con las nenas.