La tragedia que marcó al Judo en Comodoro Rivadavia: el legado de Marcos Garnica
El 12 de octubre de 1990 quedará marcado como un día trágico para el mundo del deporte local y provincial. En ese fatídico día, la familia Garnica sufrió un terrible accidente de tránsito, en el cual perdieron la vida Marcos Garnica, su suegra y Elena, su esposa. Sin embargo, a pesar de la tragedia, el legado de Marcos Garnica perdura en la ciudad de Comodoro Rivadavia, especialmente en el ámbito del judo. Gilda, una de las hijas que sobrevivió al accidente, compartió su testimonio con "Expedientes Comodoro", recordando la dedicación y pasión que su padre tenía por este deporte.
En la familia de Gilda Garnica se respira Judo. Su papá, Marcos Garnica, fue el precursor del Judo en Comodoro Rivadavia en la década del 80. Inició la Escuela Municipal y fue central en la conformación de la Federación de Judo de Chubut, lo que permitió que chicos y adolescentes de Comodoro viajaran a competir en torneos nacionales e internacionales.
El 12 de octubre de 1990 fue un día trágico para el mundo del deporte local y provincial porque ese día, casi todos los miembros de la familia Garnica fallecieron en un accidente de tránsito a la altura de Viedma, Río Negro, cuando viajaban para participar de un torneo nacional. Marcos Garnica, su suegra y Elena, su esposa, fallecieron en el acto. Gilda y Glenis sobrevivieron a la tragedia y Gabriela, la hija mayor del matrimonio, falleció días después en el hospital producto de múltiples traumatismos.
En “Expedientes Comodoro”, recordamos la labor de quien le dio impulso al Judo en la ciudad, el legado que sembró en sus hijas y en una generación de comodorenses que hasta el día de hoy honran su nombre en distintos torneos.
Marcos enseñó a sus tres hijas desde muy pequeñas a amar el Judo, era una actividad que compartían en familia y viajaban a cada competencia que podían. Y en aquella oportunidad Viedma los esperaba. "Viajamos en el Peugeot 504 blanco, pasamos a buscar a mi abuela y partimos todos. Mi hermana más chica tenía 3 años. Todos íbamos cansados porque habíamos tenido unos días de mucho trabajo y entrenamiento. Papá decide parar al costado de la ruta para dormir un rato; las últimas imágenes que tengo fueron levantarnos, lavarnos la cara al costado del auto y seguir viaje y a eso de las 9 de la mañana fue el accidente", recuerda Gilda quien sobrevivió a la tragedia.
El auto tuvo un desperfecto técnico, comenzó a zigzaguear y chocó de frente contra un camión. “El camionero se tiró del camión cuando escuchó a mi hermana llorar, ella iba adelante con mi mamá que en el momento del choque la protege con su cuerpo y recibe todo el impacto. Glenis no tenía nada, solo un tajito en la cabeza. El auto era chatarra. Nos saca porque sino el auto se prendía fuego”, dice Gilda.
Con solo tres años, Glenis logra decir su nombre, el de su familia y dónde vivían. De esa manera, alertan sobre lo que había ocurrido al resto de la familia que estaba en Comodoro. Un avión sanitario trasladó a las tres hermanas al Hospital Alvear de Comodoro Rivadavia: Gabriela, que tenía un golpe en la cabeza, Gilda varios traumatismos y Glenis, con apenas unos raspones.
“Me hacen la traqueotomía porque tuve un paro cardíaco, tenía fractura en los maxilares, superior e inferior y fractura en unas costillas. Mi primer recuerdo es despertarme en el hospital, sentarme en la camilla, arrancarme la sonda y después que me aten”, explica Gilda.
“Recuerdo que vino mi tío Jorge y me explicó que habíamos tenido un accidente, que habían fallecido todos y que habíamos quedado Glenis y yo. Durísimo, pero había que seguir, era lo que me tocaba. Creo que fue más duro para mí la separación de mi hermana de tres años – que se fue a vivir con mis tíos – que el accidente mismo”.
Una despedida multitudinaria
El velorio de Marcos Garnica y Elena, su esposa se realizó en el Gimnasio Municipal N°1, lugar donde había dado sus primeros pasos como profesor. Dicen que una multitud asistió a brindarles su último adiós a quienes habían transmitido mucho más que el amor por un deporte.
“Estaba en casa escuchando la radio y dieron la triste noticia, me quedé frío entonces lo que hice fue tomar el colectivo e ir directamente al gimnasio N° 1 a averiguar si era verdad”, recuerda Marcelo Mamaní, ex alumno de Marcos y actualmente Profesor de Judo.
Para Roberto Grupallo, Jefe de Depto. Sede Club Huergo y también ex alumno de Marcos, cuando llegó al velorio se quedó sorprendido. “Él no solo llenó el gimnasio municipal Nro 1 sino que había cola para ingresar. Ahí te das cuenta de la calidad de persona de la que estamos hablando. Eso no lo inventa nadie, esos son números fríos. Marcos deja un legado enorme”
Los inicios del Judo en Comodoro
Marcos Garnica fue uno de los precursores del Judo en Comodoro, coordinó la Escuela Municipal y comenzó una nueva etapa de ese deporte en la ciudad. Dictó clases en las escuelas N°154, 155 y Cursos de Defensa Personal a aspirantes a Policía. En 1986 el Círculo de Periodistas Deportivos lo nombró figura del año en Artes Marciales.
Gracias a su labor y gestiones, varias generaciones de estudiantes pudieron cumplir el sueño de representar a la ciudad en torneos nacionales e internacionales.
Fue catalizador de niños y adolescentes que no conocían la disciplina, pero que al practicarla se enamoraron. “Yo estaba ayudando a mi papá en su trabajo y tuvimos que ir al Gimnasio Municipal a pintar una lona y Marcos me vio y me invitó a sumarme a la clase. El hecho de haber entrado ahí me marcó para toda la vida. La segunda vez que fui ya llevé mi equipo de gimnasia para practicar judo. Conocí una gran persona, un maestro. A todos sus alumnos les sembró el amor por el judo, el compañerismo y el respeto al maestro”, relata Marcelo Mamani, quien hoy se desempeña como Coordinador del Gimnasio Municipal N°2 y además es profesor de Judo.
Judo: Levantarse una y mil veces
Después de la tragedia familiar Gilda retomó el Judo; a nivel competitivo logró medalla de oro y plata en diferentes torneos representando a Argentina. Además, se recibió de Profesora de Educación física y comenzó a dictar clases en el Gimnasio Municipal N°1, en el mismo lugar donde su papá había hecho sus primeros pasos como docente. Con el tiempo, la historia se repitió y Gilda transmitió el amor por el Judo a sus propias hijas quienes obtuvieron importantes méritos en competencias nacionales e internacionales.
“Fue muy lindo porque yo fui mamá muy joven y Fiorella –su hija- a los tres años ya iba a jugar y a hacer judo. En ese lugar formé mis primeros alumnos y también viví mi vida. Fueron muchos años compartidos allí”, explica Gilda.
“El Judo es una disciplina que te enseña a levantarte y seguir adelante; analizar por qué te caíste y seguir, eso es lo importante, seguir”, reflexiona.
El Judo es un Arte Marcial de origen japonés que significa “el camino de la flexibilidad”; dicen que nada es casual en esta vida. Sin duda, un legado que se lleva en la sangre.