Dejó a su hija en la escuela y desapareció: “La verdad es que creo que ella está muerta"
El recuerdo de Sonia Toro perdura en la memoria de sus seres queridos como el de una mujer elegante, inteligente y querida por muchos. Su misteriosa desaparición el 17 de mayo de 2005, tras dejar a su hija mayor en la puerta del colegio, ha dejado a su familia en una constante búsqueda de respuestas. A pesar de los obstáculos, la familia continúa su lucha por encontrar la verdad, mientras lidia con pruebas perdidas y testimonios cuestionables. A casi 19 años de aquel suceso, el caso de Sonia Toro sigue siendo un enigma sin resolver.
Sonia Toro, tenía 34 años cuando fue vista por última vez por su familia. En compañía de su esposo y sus dos hijas, de 8 y 13 años, se trasladaron a Comodoro Rivadavia en busca de nuevas oportunidades económicas. Pasaron más de 18 años de su desaparición, y para sus seres queridos, la incertidumbre y el dolor persisten. "La verdad es que creo que ella está muerta", expresa con pesar Karen Haag, una de las hijas de Sonia.
"No tenemos un cuerpo ni un lugar donde llevarle una flor", añade, reflejando la angustia de una familia desgarrada por la ausencia de respuestas. La incógnita sobre el paradero de Sonia mantiene en vilo a sus allegados, quienes anhelan encontrar alguna pista que les permita esclarecer el misterio que rodea su desaparición. A pesar del paso del tiempo, no pierden la esperanza de obtener algún indicio que les brinde un atisbo de paz.
“Cuando salía de la escuela ella normalmente me esperaba ahí o a veces en la casa de mi papá; si ella no llegaba por temas de trabajo o algo, yo siempre volvía a la casa de mi papá y ella me buscaba por ahí. En el transcurso de la tarde la llamé reiteradas veces porque era muy extraño que ella no hubiera llegado y a las 20 h recibí una llamada de la policía diciendo que habían encontrado el auto de mi mamá pero como yo era chica no me dijeron en qué condiciones”, relata Karen.
El auto lo encontraron prendido fuego cerca de las 13 h en una cantera de Km.8. “Nunca tuve algún indicio de que esto iba a suceder”, dice. Posteriormente, se informó a la familia que a las 6 de la mañana había sido prendido fuego el tráiler donde vivía Sonia junto a sus dos hijas. “A partir de ahí nunca más se encontró ninguna prueba o algo sobre ella”.
La investigación en Comodoro y Bahía Blanca
La familia de Sonia consideró que el procedimiento de la investigación se estaba realizando de manera irregular. Por eso decidieron traer a la policía científica desde Bahía Blanca, la ciudad de donde son oriundos para avanzar en el análisis de las pruebas.
Marina Toro, hermana de Sonia, relata cómo se llevó adelante la investigación y lo sospechoso del procedimiento. “Peritaron el auto, el tráiler; el auto estuvo a la intemperie la policía de Comodoro. En ningún momento lo supo proteger para saber si había algo. El tráiler exactamente lo mismo: lo prendieron fuego antes de las 6, 7 de la mañana pero supuestamente tenía custodia y la custodia en ese momento no estuvo. Todas las pruebas que se recolectaron, que habían sido pelo, ropa, teléfono celular, botones, diarios que había adentro de auto, bidón de combustible -que fue con lo que supuestamente se incendió-, se prendieron fuego; de Fiscalía se perdió todo el material que encontró la policía científica de Bahía Blanca. Cuando se pidió que se mande a analizar las huellas o ADN todo desapareció y hasta el día de hoy nunca nos dieron una respuesta. Nos dijeron que no tenían los medios para poder hacer eso. Entonces, si ellos no los tenían mi papa los consiguió acá en Bahía Blanca”.
Sobre esta causa la familia tiene sus hipótesis, sospechosos, incluso advierten que algunas declaraciones serían falsas, pero no cuentan con pruebas concretas para poder demostrarlo, por lo cual la causa esta “archivada”.
Desde el Ministerio Público Fiscal indicaron que en este caso en particular se desarrollaron muchísimas acciones; el archivo dice que se ha agotado lo que para ese momento eran todas búsquedas que fueron abundantes. Se concretaron todas las medidas posibles en ese momento, se practicaron al menos 9 rastrillajes, se buscó con canes, inspecciones oculares, se registraron vehículos, inmuebles, allanamientos, pericias, informes técnicos, etc. Se agotaron todas las hipótesis posibles en relación a la persona desaparecida.
Una familia que espera
La familia de Sonia Toro ya no busca un culpable. Necesitan saber qué pasó con su mama para cerrar un ciclo doloroso y tener un lugar donde recordarla. Del resto, confían, se ocupará la justicia divina.
“Quizás hoy ya perdimos la fe de que vuelva pero sí nos gustaría saber dónde está. Por lo menos recuperar su cuerpo, tener un lugar donde llevarle una flor. La verdad es que tengo fe de que en algún momento se haga justicia divina y esas personas paguen. El que le hizo esto a mi hermana en algún momento cuando esté en su lecho de muerte va a hablar y va a decir la verdad”, dice Marina, su hermana.