Apariciones y sucesos paranormales: los enigmas de la Universidad Nacional de la Patagonia
Gritos que se escuchan en la madrugada, ruidos de cadenas, ollas que se caen en el subsuelo, figuras que aparecen y desaparecen sin dejar rastros. Los sucesos paranormales en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco son un secreto a voces desde hace años. Todos las conocen, aunque nadie sabe cómo y cuándo se originaron. ¿Leyendas urbanas o hay algo más que los ojos no pueden captar?
Cuando cae la noche, serenos, personal de limpieza o los propios laboratoristas prefieren no circular en el edifico ni quedarse solos. Es que se escuchan gritos que vienen desde el cuarto piso del edificio, se caen ollas en el subsuelo donde está ubicada la cocina, aparecen y desaparecen figuras sin dejar rastros. Son solo algunos de los relatos que circulan en los pasillos de la Universidad Nacional de la Patagonia hace más de 40 años.
Resulta llamativo que son muchas las personas que vivieron, vieron o por lo menos escucharon alguna de las historias de “aparecidos”; personas que entre ellas no se conocen, pero sí sus relatos tienen puntos de coincidencias, lugares y horarios comunes.
Son las 8 de la mañana, aún es de noche y el personal que trabaja en la cocina de la Universidad ya está en actividad. Desde muy temprano elaboran lo que será el almuerzo de cientos de estudiantes que a diario circulan por los pasillos de la Universidad. Ninguno duda que, en esos horarios, a veces, ocurren situaciones “extrañas” difíciles de explicar y se disponen a relatarlas.
OBJETOS QUE SE CAEN Y SE MUEVEN “SOLOS”
“El personal de limpieza que estaba antes sabía comentar que por ahí ellos corrían los baldes, los tachos de basura para barrer e ir ordenando y cuando volvían a poner una bolsa, el tacho estaba en el medio del salón", cuenta Alejandra una de las empleadas de la cantina. “Pasa tiempo que por ahí está todo tranquilo y por ahí volvemos de vacaciones y están como más activos, se caen ollas inmensas y hay un ruido importante, vos venís a ver y las chicas se echan la culpa, ´acomodaste mal´; Y no, no hay nada”.
Juan trabaja hace más de veinte años en la cantina y dice que aprendieron a convivir con esos fenómenos que él se anima a llamar “fantasmas”.
“Cuando falleció el profesor Cabezas, él tenía un laboratorio acá abajo (subsuelo), era una persona muy buena y acá todo eso queda. Quiera o no quiera hay fantasmas, hay gente que anda dando vueltas. Antes las chicas de limpieza trabajaban de noche, a la madrugada y ahora ya no trabajan más porque tienen miedo porque dicen que limpian un lado y aparecen todos los bancos para el otro lado. También les ponían velas”.
Para el Lic. Sebastián Sayago, Doctor en Filosofía y Letras (orientación Lingüística) y Magister en Metodología de la Investigación Científica, la relación entre una aparición y un hecho fatídico como la muerte por ejemplo, es uno de los aspectos que suele tomarse en cuenta al momento de analizar estos fenómenos.
“Haría de algún modo más verosímil la experiencia y marcaría una continuidad entre algo que ocurrió como la muerte, un suicidio, un asesinato, un incendio y esto que aparece acá. Los acontecimientos funestos son altamente probables, porque la institución tiene 40 años de historia y porque pasaron decenas de miles de personas por acá. Y sin duda que mucha gente que estaba acá y que pasaba parte de su vida acá, murió. Por ahí no en el edificio, pero sí estuvo muy identificada con el rol que cumplía dentro del edificio”, contextualiza.
¿SI NO LO VEO, NO EXISTE?
“A veces uno tiene que aceptar que hay zonas sobre las que no puede tener un juicio cerrado y que tiene que estar abierto a la duda. Un lingüista francés dice que tenemos dos tipos de saberes: saber de conocimiento y saber de la creencia. El primero se refiere a un conocimiento objetivo, por ejemplo: Comodoro Rivadavia queda en la provincia de Chubut. El otro, me involucra a mí, me pide una opinión, tomar una postura. Como la existencia de ovnis, de fantasmas, la vida después de la muerte porque no hay un dato empírico, objetivo, indudable que sea externo a mí. Sino que yo tengo que comprometerme de algún modo con esa verdad. Y con esto pasa algo parecido, si yo admito que es posible la vida después de la muerte o que haya diferentes planos de la realidad que se intercepten. En la Universidad ha habido procesos afectivos, muy emocionales, gente que ha llorado, gritado que ha sido feliz acá, que se ha enamorado, que ha fallecido, entonces yo tengo que pensar que todas esas experiencias provoquen algo en algún plano de la realidad. Uno podría pensar que eso ocurre, que yo no lo vea, no significa que no exista”.
DESCALZOS POR LA UNIVERSIDAD
Eran aproximadamente las 11 de la noche del mes de febrero de 1989 cuando Marcelo, personal no docente de la Universidad y un amigo decidieron ir a la Universidad para “investigar” aquello que habían leído en un diario local y que hacía referencia a la aparición de una mujer rubia de aspecto fantasmagórico en una de las escaleras. En aquellos años el ingreso al edificio en horarios nocturnos no estaba restringido y los serenos permanecían dentro durante toda la noche.
“Empezamos a subir las escaleras y nos ponemos a charlar con la gente de limpieza que era la que había visto ese caso y en ese momento la supervisora de limpieza dice: "Los chicos que andaban descalzos que pasaron por el pasillo y que nosotros le preguntamos a dónde iban y no nos contestaron ¿venían con ustedes? ´. Ahí nos sorprendimos y llamamos a la policía. No sé si hay algo sobre natural, pero hay cosas que son bastante difíciles de explicar”.
CADENAS QUE SE ARRASTRAN
El relato de Alejando –personal técnico - coincide con el año 1989, mantiene expectante a quienes lo escuchan y dispara decenas de preguntas que nadie logra responder.
“En esos años teníamos gente trabajando en el sistema de calefacción de calderas las 24hs, uno de los calderistas hacía el turno de 12 de la noche a 8 de la mañana y decía que en la noche había ruidos que no se podían atribuir a nada conocido o algo esperable. Que eran ruidos extraños, que eran ruidos a cadenas.
Una mañana llegamos y estaba prácticamente llorando porque esa madrugada los había escuchado muy marcado y había visto una figura ubicada en ese lugar, sin definir si era hombre, mujer o qué era. Fue un momento muy intenso porque estaba desesperado, a medida que él avanzaba por el pasillo la figura desaparecía. No la podía alcanzar.
Algunos sostienen que estas “presencias” podrían estar relacionadas con algunas muertes trágicas que ocurrieron en el edificio universitario hace muchos años. Serían “almas en pena” que deambulan por los pasillos del cuarto piso, en el subsuelo, en la zona de calderas o el aula magna donde en 1989 fueron velados tres estudiantes universitarios.
¿POR QUÉ NO SE VEN A LA LUZ DEL DÍA?
Para el Lic. Sebastián Sayago hay una serie de condiciones para que se produzca la creencia. “Una es que el espacio físico tiene que estar en penumbras o a oscuras, que es de algún modo algo razonable porque somos una especie diurna que en la noche se siente insegura. La segunda condición es que la experiencia tiene que ser lejos de la vista general, no en un lugar público masivo, sino en una situación de singularidad de la persona. Eso vuelve relativamente incierta la experiencia. Una tercera condición tiene que ver con un punto de transición: una puerta, una escalera, un horario, una hora del día. Se suma además la sedimentación de opiniones, es decir mucha gente lo dice y a esa gente yo la conozco, no me están mintiendo, entonces ahí se instala la duda. Y por último –explica el especialista en filosofía y letras- es aquello que aceptamos como una fuente de experiencia directa.
“Muchas cosas del mundo no las sabemos y dependemos de lo que nos han dicho. Ese ´se dice´ lo aceptamos como parte de la experiencia”. El especialista señala que si bien conoce los relatos que circulan en torno al edificio, nunca fue testigo de alguno de manera directa.
“Posiblemente haya personas que hayan vivido esas experiencias y están contando eso. Y cuando esas experiencias son reiteradas hay que respetar esa experiencia que muchas personas relatan”.